Después de un día de descanso, después de un día en el que necesitaba finalizar otros asuntos (inconclusos) como enviar definitivamente mi curriculum a la ANECA famosa, puedo empezar a escribir otra vez. Y siendo consciente que aún me queda un asunto que finalizar, algo que haré el lunes irremediablemente. Me refiero a publicar las notas de la asignatura de Aprendizaje y Desarrollo de la Personalidad (que se merece un post en sí mismo).
Ya terminó el IV Encuentro de Innovación, ya lo vivimos, y probablemente algunos sigamos conectando con cuestiones suscitadas a lo largo del mismo.
Hay tantas cosas que podría decir que creo que lo mejor será apuntar ideas, breves y concisas, en la medida de lo posible.
Primero reconocer la labor de todos los que formaron parte de la organización del encuentro, que van más allá de Leonor, de Benja y desde luego de mi. Fundamentalmente hay que incluir a Cristina Canabal y a Paloma (ya conocida como la mensajera ; ). Pero desde luego también incluir a Roberto López (también conocido desde el encuentro como Roberto Breve, ja..), a Alberto Domingo, a Omar de la Cruz, a Belén Díaz, a Isabel Cano, a Adrián Pérez, a Maribel y desde luego a Lola García y a muchos más. Todos estuvimos preparando las jornadas y coordinándolas de alguna manera. Es un trabajo de mucha gente.
Y lo mejor es que toda esta gente proviene de diferentes facultades y uno de los grandes logros de este tipo de encuentro es la posibilidad de contactar con compañeros que vienen de diferentes facultades: Educación Física, Biología, Derecho, Económicas, Enfermería, Fisioterapia, Psicopedagogía, Magisterio, Medicina, Ciencias Ambientales, el Master de Secundaria, Ingeniería, etc... etc...
Desde luego una clave fue el alto número de participantes que hubo, tanto de profesores como de alumnos. Para mi todas las comunicaciones, posters, así como todas las participaciones y discusiones planteadas a lo largo de las sesiones son relevantes, porque son ejemplo justamente de eso, de participar. Me gusta pensar que independientemente de las diferencias inevitables en cuanto al contenido, todos estamos implicados en un proceso similar, que es dar sentido a una universidad que cuida la calidad de la formación.
Se mencionó mucho el proceso de Bolonia, y para mi Bolonia es una especie de gran McGuffin. Lo de menos es Bolonia, lo importante es lo que hacemos. No quiero ser ingenuo, por supuesto. Sin el marco de exigencia marcado por el esfuerzo por adaptarse al espacio europeo de educación superior, muchos profesores e incluso alumnos, no se hubieran sensibilizado por estas cuestiones innovadoras sobre la educación. Igualmente, sin agencias estatales como la ANECA, muchos profesores tampoco participarían o en este tipo de encuentros. También estoy seguro que si no se ganaran créditos, muchos alumnos tampoco asistirían a este tipo de jornadas. La motivación extrínseca es importante pero no es la clave. Si quitamos Bolonia, si eliminamos la ANECA, si desterramos el reconocimiento de créditos, aún quedaríamos muchos interesados por estas cuestiones, y seguiríamos reuniéndonos, aunque fuera de manera más informal. Nada nuevo, al fin y al cabo, más de lo mismo, algo que se ha hecho siempre en muchos campos científicos y artísticos, por supuesto también políticos.
En relación a esto, una idea clave para mi es que INNOVAR forma parte de nuestro trabajo como profesores, incluso, en nuestro trabajo como profesionales. Para mi la innovación es similar a la evaluación, en cuanto que forman parte de un proceso más amplio, más grande: el desarrollo profesional o el desarrollo educativo, si se quiere. No son procesos supletorios, menos en los tiempos de cambio en los que vivimos. La innovación forma parte intrínseca de los procesos de desarrollo. A veces las innovaciones son fruto del azar, de la casualidad. Muchas otras responden a procesos sistemáticos de investigación, de cuestionamiento activo, de exploración e indagación. Procesos muy cercanos al propio aprendizaje y a cualquier proceso de cambio. Innovar no es un lujo, innovar para mi es necesario para adaptarnos a las situaciones cambiantes del mundo que nos rodea. Y evidentemente es necesaria una evaluación de calidad, una evaluación sensible a los procesos que tienen lugar en dicha innovación, que pueda seguir el proceso y no meramente los productos. Dicha evaluación tiene que ser ante todo coherente.
Cuando pienso en síndromes que muchas veces se asocian a profesiones de ayuda o profesiones asistenciales como el "Burnout" o la experiencia de estar "quemado", no puedo dejar de conectarlo con todo esto de la innovación. Como muchos sabréis hay tres componentes a la hora de quemarse: el agotamiento emocional, fruto muchas veces, pero no necesariamente de una baja realización personal en el trabajo, que da lugar a una especie de mecanismo de defensa para apañárselas con la situación que es la despersonalización: tratar como meros objetos a las personas con las que se trabaja, como una especie de proyección de tratarse como objeto a uno mismo. De los tres componentes, para mi el más importante es ese sentimiento de baja realización personal, de estancamiento personal y profesional, de falta de desafíos y retos. Es ahí donde creo que conectar con la innovación como proceso personal y profesional es importante.
Y de esto hubo muchos ejemplos en el encuentro. Como dice Paloma en el comentario del post anterior, se pudo apreciar muchos ejemplos de innovación actuando a diferentes niveles, o evidenciando estar en diferentes momentos de un proceso. Y creo que es importante reconocer esto, y desde luego no comparar de manera descontextualizada los ejemplos de innovación que tuvimos la suerte de conocer. Cada ejemplo es un éxito en sí mismo, en el contexto el que fue desarrollado, probado, planteado. Cada uno plantea una dirección en la que seguir explorando. Desde luego hay innovaciones centradas en un nivel de protocolos, otras innovaciones tratan de cambiar las políticas que tienen lugar en las facultades, en las clases, no sólo las técnicas, dinámicas o las herramientas que se emplean. Otras más allá de cuestiones metodológicas, tratan de innovar los principios ideológicos, los paradigmas, las epistemologías, los valores. Todos son ejemplos valiosos de innovación y es interesante notar las distinciones en las que actúan.
Más allá de todo esto que ya he mencionado, el encuentro es ante todo un encuentro de personas. Es una oportunidad de reencontrarse con gente conocida, de integrar a personas provenientes de contextos muy diferentes, de generar sinergias insospechadas. Momentos para charlas, para descansar del ritmo frenético con el que trabajamos, momentos para compartir ideas, confidencias, en definitiva, momentos para conocerse de otra manera.
A mi, por ejemplo, me gustó mucho constatar la implicación de muchos alumnos. Desde luego los de Educación Física, pero también los de Biología y los de Derecho. Me encantó ver cómo se atrevían a expresarse en público, delante de tanta gente, algo que no es fácil. Me gustó ver a alumnos míos de Psicopedagogía de 4º y de 5º, mezclándose y conociéndose un poco por primera vez, incluso mezclándose con alumnos del Master de secundaria. Siempre es enriquecedor cuando se da la oportunidad de conocer a gente interesante. Desde luego me gustó mucho ver grupos mixtos de profesores y alumnos discutiendo, compartiendo ideas, incluso teniendo conflictos. Me gustó mucho escuchar contradicciones, ver aflorar paradojas. Ir en una dirección y descubrir que en realidad no hemos avanzado tanto como pensamos. Me gusta atender a esto, porque indica que al menos lo podemos notar, darnos cuenta y poder hacer algo al respecto. Me inquietaría más que no surgieran conflictos, contradicciones y paradojas, porque para mi significaría que no las noto. Y desde luego las hay. Creo que ante todo fui sensible a ellas durante la mesa redonda. Qué por cierto, qué desafío, ja...
Por último quiero destacar lo que más me gustó.
Desde luego disfruté mucho con el taller de Tim. Me costó un poco presentarle porque al conocerlo de tantos años, siempre termino mezclando un poco lo personal con lo profesional, y al final la presentación no es ni lo uno ni lo otro, ja... pero bueno, por suerte él ya se presenta por sí mismo. Además siempre tengo nervios cuando empiezo a hablar a una audiencia numerosa, algo que puede que guste leer a los alumnos de HHSS, dado que estamos trabajando con esta habilidad, hablar en público. Esos nervios son evidencia de que me importa lo que está pasando, así que lo mejor es gestionarlos y fluir. Mi manera de gestionarlos es tratar de hablar más despacio, respirar, controlar lo que digo, permitir darme tiempo, contactar con la gente, relacionarme poco a poco con personas concretas y con el grupo.
El taller de Tim permitió demostrar que es posible trabajar de manera dinámica con un grupo numeroso y empezar a sensibilizarse ante distinciones muy valiosas como las transiciones a la hora de participar, lo que se hace, la cualidad de lo que se hace, las razones y propósitos de lo que se hace, los procesos de liderar y seguir, el valor de las preguntas, las órdenes, las aseveraciones, los procesos de iniciar, mantener y finalizar un proceso. La importancia de reconocer la importancia de la ignorancia, la sobrecarga y la confusión como elementos intrínsecos a la hora de aprender, sobre todo cuando se va más allá de simplemente verificar lo que sabemos, permitiéndonos falsar, gracias al feedback negativo. Etc... etc... Estuvo bien cambiar la dinámica y hacerla más participativa realmente, sin importar roles ni procedencias. Me gustó la integración de este taller con la conferencia de Juan Bautista, y la importancia de deconstruir o comprender mejor algunos discursos y retóricas que empleamos todos. Desde luego las relaciones de poder intrínsecas en la educación fue uno de los temas principales. Cualquier cambio a este nivel es para mi un ejemplo de innovación en un nivel de principios, como decía antes, algo bastante complejo de hacer.
Pero más allá del taller, si tengo que elegir un momento, escojo la presentación de los alumnos de 4º de Psicopedagogía. No sólo mostraron cómo vivieron la innovación que tratamos de llevar a cabo Leo y yo este cuatrimestre, lo que más me gustó es que arriesgaron mucho en su manera de presentarlo, innovaron en la presentación (al igual que otros, como los alumnos de Derecho de la primera jornada) pero en su caso, la implicación emocional era mayor.
Yo estaba nervioso antes de que salieran, por expectante. No sabía lo que habían preparado y tenía mucha curiosidad, una emoción que me encanta, por cierto. Ahí estaba, expectante y lo que presencié me encantó. Sobre todo al notar lo metidos que estaban todos, sentí sus nervios, sentí su concentración, sentí su compromiso, sentí su compenetración, sentí mucho orgullo, sentí mucha alegría, me sentí muy partícipe con ellos aun cuando estaba sentado fuera. Sentía el silencio de la sala, porque todos estábamos absorbidos. Era como si hubiéramos estado en un estado alterado. Me recordaba los momentos numinosos que se viven en ciertos rituales. Me recordaba momentos similares vividos en circunstancias muy diferentes. Era un momento numinoso, en el sentido de estar presenciando algo muy especial, algo trascendente, al vivir emociones relacionadas con la humildad, con la gratitud, con estar ante algo que es más grande que uno mismo. Es una emoción compleja, difícil de expresar. Si alguien ha vivido esto me entenderá. Si no, pues no lo entenderá y no puedo añadir mucho más.
Era un ejemplo también de innovación educativa que trasciende lo puramente racional, mental, lógico. Aspectos tan vinculados al mundo educativo, y mucho más en la educación universitaria. Como siempre defiende mi amigo Víctor Pérez, "ante todo somos cuerpo". En su exposición se integraron muchos sentidos, se presentó el cuerpo, se corporeizaron conceptos complejos, conceptos abstractos hechos carne, presentados para que cada cual los interpretara como quisiera, los vivenciara, se dejara (al menos yo) sacudir.
Bueno, puede que suene exagerado, lo sé, pero yo lo viví así. Por eso no tenía ningunas ganas de salir al "escenario" cuando nos llamaron a Leo y a mi, estaba asimilando muchas cosas y lo que menos me apetecía era exponerme en ese momento, cuando además ni siquiera sabía cómo se habría recibido todo aquello. Pero allí salí, por supuesto. Y ante todo sentía agradecimiento por lo que para mí era un regalo y una lección. Los alumnos habían hablado y al menos a mí, me habían dejado sin palabras. Si lo que tienes que decir no es mejor que el silencio, calla, ja.. como decía el tatuaje de Souleimane en la película Entre les Murs. Mi cuerpo habló por mi probablemente, y ni siquiera sé qué expresaría. Pero yo estaba muy contento y muy feliz. Además veía mucha gente que aprecio sentados en las butacas.
La verdad, lo que no sé es como pudo Leonor subir al final para plantear algunas ideas finales de cierre. Cristina y yo nos miramos con complicidad. Ella es parte fundamental, dado que ha sido profesora de la mayoría de los alumnos que subieron durante sus años de estudio en Magisterio, y seguro que también lo vivió como algo muy especial.
Un tipo de sutil de innovación tiene que ver también con darnos cuenta que en esto de la Educación, como en cualquier profesión, estamos trabajando con personas, y tener en cuenta el tipo de relaciones que mantenemos es clave.
Gracias a todos los que participasteis en el encuentro. Y gracias de manera particular a David, Carmen, Miriam, Belén, Elena y Segio. Gracias por atreveros a arriesgar.