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El viaje de Telémaco

Personal

¿Eres estudiante?

¿Eres estudiante?

Desde el lunes 4 de Julio, ésta es la pregunta que más me han formulado desde que llegué a Liverpool. Me la han preguntado mis compañeros de piso (por llamar de alguna manera en lugar donde estoy viviendo, tres estudios que comparten una cocina), los agentes de las inmobiliarias con los que tuve que relacionarme en la búsqueda del preciado alojamiento, los dueños de los pisos que los ponían en alquiler, etc.. etc...

Al escucharla siempre respondía que no, aunque por dentro en parte sí me sentía estudiante, en el sentido de que al venir a hacer una estancia priorizo ante todo una actitud de estar aprendiendo (sobre el inglés, sobre la cultura, sobre la ciudad, sobre las costumbres de las personas, sobre la metodología con la que quiero trabajar, sobre los usos académicos británicos, sobre mí en un contexto diferente, etc...). Imagino que por estos pensamientos decía que no, pero mi comunicación no verbal diría algo más confuso. La conversación es algo así:

Compañero de piso: ¿Eres estudiante?

Yo: No. Aunque, bueno en parte sí, me siento estudiante. Pero en realidad soy profesor en una universidad española. He venido con una beca de investigación. 

En una frase cuento una historia sobre mí, sobre como me veo, sobre mi origen y en parte la razón por la que estoy aquí. Podría haberme convertido en estudiante, en agente secreto, en exiliado político, en prófugo de la justicia, en escritor, en buscador de experiencias, en peregrino, en turista, en muchas cosas. Tengo que elegir una: soy profesor, además de universidad, y de una universidad pública, y no cualquiera, es la Universidad de Alcalá. Soy consciente de las implicaciones de cada una de mis puntualizaciones. En este caso la identidad se construye en la sucesión de mis afirmaciones en cómo eso hace que me relacione con mi o mis interlocutores. Además enfatizo un área de ser profesor que no es la educación, no he venido aquí a dar clases, he venido a investigar. Así que estoy como profesor investigador, no como  profesor educador, o profesor organizador. 

Ante esto recuerdo mi primera conversación con Andrew Sparkes, nada más ir a su despacho, en el campus de Marsh de la John Moores University. 

Andrew: Aquí se dedican sobre todo a la educación, pero no investigan. Alguno me dice que son investigadores y yo les pregunto, vale, ¿qué has publicado recientemente? Y me dicen que nada en los últimos cinco años, que están en ello. A eso yo le llamo un trabajo con una larga incubación (sonrisa irónica). 

Yo: Bueno, pero la educación, dar clase es también importante. Además también se puede investigar sobre la práctica e innovar a partir de ello. 

Andrew: Eso te convierte sólo en un profesor que cuenta de segunda mano lo que hacen los demás, no lo que logras tú. Es importante, pero eso es ser profesor en un College, para mí eso no es ser un "professor" (catedrático) de universidad. Y además, innovadores hay muy pocos, la mayoría solemos replicar o contar lo que otros hacen o han hecho. 

De nuevo diferencias identitarias y diferentes valoraciones del sistema sobre ello. Cuando lo cierto es que la figura del profesor universitario se ha ido complicando progresivamente. Dar clases, investigar, escribir y publicar, revisar artículos y trabajos ajenos, buscar proyectos de investigación y/o financiación, organizar áreas o departamento desempeñando puestos de gestión, coordinarte con otros profesores, divulgar tu actividad más allá de los medios especializados, pensar. Y ante cada uno de estos verbos, se plantean muchos matices, diferentes concepciones y maneras de hacer, diferentes prioridades, diferentes presiones, diferentes valoraciones, diferentes posicionamientos. 

Esto me recuerda el famoso cuadrado diferencial de John. Y si no investigo, no leo, no aprendo, no gestiono, no reviso artículos, no busco financiación, pero sólo doy clase, ¿sigo siendo profesor universitario? Y si ni siquiera doy clase, ¿puedo seguir siendo profesor? ¿y si están todos pero falta uno que el sistema valora ante todo, por ejemplo no publico, o no consigo fondos, sigo siendo profesor? Puedo sentirme profesor sin ninguno de ellos, o podría tenerlos todos y no sentirme profesor. Imagino que ser profesor sólo tiene sentido desde mi relación con otros. Me doy cuenta de cómo encapsulo (una palabra muy usada en el libro de Kenneth Gergen que estoy leyendo, The relational being) la identidad, concibiéndola desde una perspectiva individual que me limita. Cuando cada verbo de los de antes implica diferentes contextos de actuación, diferentes significados, diferentes relaciones. Soy profesor de universidad si hay una institución que me identifica como tal, si otras personas se relacionan conmigo como estudiantes, como colegas, como sujetos o participantes de una investigación, como editores, como revisores, como administradores, como financiadores, como críticos, como examinados, como aprendices, como facilitados, como compañeros, como profesores / supervisores, lectores, oyentes, interlocutores. Desde cada relación mi calidoscópica y fluctuante identidad se va adaptando no en algo que tengo, no en algo que soy, sino en algo que hago y que voy haciendo progresivamente de manera diferente. Y aquí estoy sin muchas de esas relaciones, mantenidas muchas de ellas sólo gracias a los medios de comunicación y las nuevas tecnologías. Pero en general sin ellas, pero no por ello habiéndolas perdido y habiéndome perdido yo en su ausencia. 

Nuevas relaciones o relaciones ausentes que me muestran aquí de otra manera, y al mismo tiempo igual. La típica paradoja de la identidad en acción. 

Y la siguiente pregunta que me suelen formular entonces es: ¿Y qué investigas?

Eso me hace también pensar la respuesta (aunque la conteste rápido, porque ya tengo una respuesta semiaprendida de tirar por casa, que de nuevo me posiciona ante el mundo y ante mi mismo). Pero esa respuesta, se merece otro post. 

Un saludo

 

Alejandro

 

(foto obtenida de: http://1.bp.blogspot.com/-AfGrX0HVzCY/TrEWN2N6y3I/AAAAAAAABdg/nwrGMAVCW9w/s1600/identidad+personal+y+colectiva.jpg

Excítame, excítate, excitémonos

Excítame, excítate, excitémonos

A partir del título, cualquier lector, especialmente aquellos que estén inclinados a favor de las tesis psicoanalíticas, podrían pensar que ya estoy pensando "en lo único" ja... como decía un antiguo profesor mío. Quién sabe, puede que no esté muy desencaminado. 

Estoy excitado. Llevo como tres semanas viviendo un alto nivel de excitación. A veces onanista, a veces en una pareja, a veces en tríos, a veces en una orgía grupal, no del todo desenfrenada (no olvidemos las buenas costumbres...) pero bueno, un poco desenfrenada. 

Me he dado cuenta que lo que realmente me excita es la actividad de lo que podríamos llamar "dar clase". Para mi dar clase tiene lugar cuando estoy dando un clase (nunca he dicho que sea muy original ;) pero también desde luego antes de la clase, mientras estoy dándole vueltas a lo que vamos a hacer, y sobre todo (curiosamente) después de la clase. Para no perder parte de esta excitación posterior a acto de la clase (debe ser que practico algún tipo de tantra docente de tal manera que se mantiene el orgasmo intelectual más allá de las posibles eyaculaciones en forma de ideas, actividades y conversaciones), he llegado a grabar la continuación de esta excitación en mi coche, para luego compartirla, eso sí, por pudor sólo en un formato audible. A ver si así logro mantener o despertar la excitación de otros. De momento esto lo he hecho con alguien, que me excita y me lleva más allá con sus preguntas, pero como soy un poco promiscuo, creo que sería interesante más adelante proporcionar más actividades excitatorias, da igual si son homos o heteros, que para la excitación de la que hablamos, tanto da. 

Realmente contribuye mucho a esta excitación conocer las posibles excitaciones de los demás, cuando visito otros lugares, donde cada cual da forma a sus creaciones excitatorias personales, a veces también en pareja, incluso tríos. Algunos relacionándose con conocidos o con desconocidos. Ya veremos cómo termina esto. 

El caso, es que pensaba en algunos procesos fundamentales en el aprendizaje, como es la creatividad. Como todo proceso necesita practicarse, necesita un contexto que lo facilite (al hablar de contexto, voy más allá de un modelo individual de creatividad, creo que la creatividad se logra al estar incluído en comunidades de las que se aprende y a las que se contribuye de manera recíproca). Las nuevas tecnologías facilitan esto, al permitir comunicaciones más rápidas y extensas. Pero el fenómeno no es en absoluto nuevo. Sólo basta recordar las conversaciones intelectuales que se mantenían entre figuras relevantes de la Ciencia y las Artes, por medio de correspondencia epistolar, el medio de la época. Sin duda, los contenidos exigían ser más precisos, más elaborados, más personales, en el sentido de que eran mucho más costosos (en cuanto a tiempo que había que esperar para recibir respuesta). 

Como estoy excitado, estoy tratando de aprovechar el momento. Dentro de poco trataré de compartir algunas de las ideas que se me van ocurriendo. Muchas las comparto sin decirlas, más bien poniéndolas en práctica, otras de momento tienen sólo la forma de proyecto. Lo que me doy cuenta, es que como toda habilidad, crear implica practicar, implicar hacer. Hacer y al mismo tiempo gestionar ese hacer, supervisando cuál es su dirección claro. No vale crear por crear sin más, aunque tamoco hay que ser muy rígido sobre las direcciones que se establecen. Igualmente es importante dar un poco de tiempo para evaluar (de nuevo no muy rígida o prematuramente) lo que se nos ocurre. A veces, algo que es genial en el contexto de la excitación, no es tan genial ja... cuando no estamos tan excitados. Tampoco podemos estar continuamente excitados, qué agotamiento... pero sí conviene excitarse de vez en cuando (la frecuencia la dejo que la organice cada cual). 

Lo que sé es que cuando estoy excitado me siento mucho más conectado con la actividad que realizo, y claro, disfruto más, me divierto más, me intereso más. Lo que mantiene el proceso excitatorio en sí. 

Espero que dure, al menos, voy apuntando lo que se me ocurre, muchas veces nada más despertarme (la mente inconsciente continúa lo que la mente consciente practica más, como bien nos ha mostrado John McWhirter a partir de su modelado de Milton Erickson). 

Y bueno, me gusta pensar que todo esto no deja de ser un ejemplo de aplicar ese tipo de razonamiento que tanto nos cuesta definir: el razonamiento abductivo. Ya sabéis ese tipo de pensamiento lateral tan propio de la metáfora, la analogía, los sueños y también, las hipótesis, todo ello, actos creativos. 

Los otros tipos de excitaciones también son muy importantes, pero eso es otro contexto ;)

Un saludo

 

Alejandro

¿Influye internet en que nuestro pensamiento sea más superficial?

¿Influye internet en que nuestro pensamiento sea más superficial?

Hace un par de semanas se publicó en el El País una entrevista a Nicholas Carr, sobre un libro que acaba de publicar, con el sugerente título: "Superficiales. ¿Qué está haciendo internet con nuestras mentes".

La verdad es que me pareció bastante interesante, animo a que lo leáis, a ver qué os parece. ¿Os afecta internet? ¿es vuestro pensamiento más superficial? ¿os cuesta leer textos complejos y largos?

La verdad es que un asunto que he tenido que manejar últimamente tiene que ver con cómo trato de limitar las distracciones. Está claro que si estoy escribiendo este blog y empiezo a recibir llamadas de teléfono, mensajes de correo, entradas nuevas en twitter o facebook, avisos de mi calendario, etc... etc... está claro que no llegaré muy lejos a la hora de elaborar mis ideas. 

Cuando leí el artículo me recordó el lema que hizo tan popular a Lamarck, ése de "la función hace el órgano". En ese sentido, no creo que sea internet (o vete a saber a qué nos referimos actualmente cuando usamos esa etiqueta) en sí lo importante, sino cómo lo usamos, o cómo realmente aprendemos a usarlo. 

En ese sentido, me gusta mucho más participar en una red de blogs (donde la gente puede expresarse con más extensión y detalle) que una red más rígida y estandarizada como facebook o twitter, a las que, no termino de acostumbrarme. Son para mí como un sitio que visitar de vez en cuando, y por ello, no soy más que un visitante, no me establezco del todo. 

Aunque si tenemos en cuenta el papel de estas redes a la hora de coordinar a mucha gente para llevar a cabo una acción conjunta (véase su influencia en Túnez o Egipto) desde luego parece que pueden añadir mucho, y desde luego sus efectos no son tan superficiales (o ya veremos). 

Siguiendo con lo de Lamarck, si algo me vuelve más superficial últimamente, puede que sea mi incapacidad para poder estar haciendo sólo una actividad (como escribir, leer, pensar...), más por el ritmo laboral que tenemos, que como decía antes, suele estar lleno de interrupciones. 

Claro, una interrupción sólo tiene sentido visto desde la perspectiva de una actividad que requiere nuestra atención. Si extendemos lo que significa actividad (en vez de leer, estar en el despacho u oficina) que llamen por teléfono o llamen a la puerta, no es en sí una interrupción, sino algo normal y esperable para lo que es estar en el despacho. Desde luego la habilidad de gestionar múltiples tareas a la vez, de llevar a cabo simultáneamente varias actividades, resulta cada vez más necesaria. Y no creo que en eso influya tanto internet como nuestro ritmo de vida en el trabajo, así como la cantidad de proyectos en los que participamos. 

Ahora mismo estoy escribiendo esto y tengo abiertas 14 pestañas en mi navegador. Además tengo cuatro pestañas del correo, dos carpetas minimizadas y un par de documentos de office minimizados también. Justo en este momento me acaba de llegar un mensaje, que estoy posponiendo, no habría nada peor que dejar de escribir e ir a leerlo. Curiosamente no estoy escuchando música, eso hoy es una novedad. 

Leí hace tiempo, no recuerdo la referencia (será evidencia de mi pensamiento superficial) pero sí el libro en el que lo leí "De la autoestima al egoísmo" de Jorge Bucay, una investigación que probaba los recursos cognitivos que dedicamos a pensar acerca de nuestros asuntos inconclusos (sobre todo cuando no podemos finalizarlos al  verse interrumpidos). La tarea era algo así como proponer a un grupo de personas que resolvierean un problema X por escrito. A un grupo se les permitía finalizarlo, a otro se les interrumpía a mitad. Después de un descanso se les proponía otra tarea y se les medía el tiempo de reacción. El segundo grupo, interrumpido, tardaba mucho más, explicado en parte por estar aún dedicados (más inconsciente que conscientemente) a la primera tarea, que en parte interfería con la segunda. 

Si esto es así, yo estoy lleno de asuntos inconclusos que me tendrían que estar impidiendo todo proceso de concentración o focalización en una nueva actividad, aparte del efecto que tenga o deje de tener internet. 

En fin, desde luego es una habilidad fundamental a desarrollar en nuestro tiempo. Desde luego, actividades como meditar, podrían ayudarnos a poder focalizar nuestra atención sobre algo muy específico, o sobre la propia focalización en sí. 

Pensaré más sobre eso... desde luego, acabo de ver en mi agenda que mañana tengo relativamente libre la mañana, así que aprovecharé para perderme en alguna biblioteca donde nadie pueda encontrarme, donde iré sin móvil y sin portátil, y a ver qué pasa...

Testamento de miércoles

Testamento De Miércoles
Mario Benedetti
Aclaro que éste no es un testamento
de esos que se usan como colofón de vida
es un testamento mucho más sencillo 
tan solo para el fin de la jornada

o sea que lego para mañana jueves
las preocupaciones que me legara el martes 
levemente alteradas por dos digestiones 
las usuales noticias del cono sur
y la nube de mosquitos casi vampiros

lego mis catorce estornudos del mediodía
una carta a mi mujer en la que falta la posdata
el final de una novela que a duras penas leo
las siete sonrisas de cinco muchachas
ya que hubo una que me brindó tres
y el ceño fruncido de un señor
que no conozco ni aspiro a conocer

lego un colorido ajedrez moscovita
una computadora japonesa sin pilas
y la buena radio en que está sonando
el español grisáceo de la bibicí 
ah la olivetti y el cepillo de dientes 
no los lego porsiaca
lego tropos y metáforas de uso privado 
que modestamente acuñe en la tarde
por ejemplo el astillero en que reparo mis sueños
el pájaro aleatorio que surge del crepúsculo
la cortina de lluvia que miro y no descorro
lego un remordimiento porque es aleccionante
y un poco de tristeza por que es inevitable
también mi soledad con la ilusión 
de que el jueves resuelva no admitirla
y me sancione con presencias varias

lego los crujidos de mis viejas bisagras
también una tajada de mi sombra
no toda por que un hombre sin su sombra
no merece el respeto de la gente

lego el pescuezo recién lavado
como para un jueves de guillotina 
una maceta con hierbabuena 
y otra con un bionato que me hastía 
ya que esta cargante convolvulácea
me está invadiendo el cuarto con sus hojas

lego los suburbios de una idea
un tríptico de espejos que me agrade 
el mar allá al alcance de la mano
mis cóleras por orden alfabético
y un breve y curioso estado de ánimo 
que todavía no se si es inocencia 
o estupidez malsana
o alegría

sólo ahora lo advierto
en paredes y anaqueles y venas
en glándulas y techos y optimismos
me quedan tantas cosas por legar 
que mejor las incluyo
en otro testamento

Nuevo ciclo

Nuevo ciclo

Hola a todos

 

Tengo este post pendiente desde que el pasado 20 de Diciembre aprobé mi oposición para la plaza de profesor titular de universidad. Estas Navidades pensé que sería un buen momento para escribir sobre ello, pero imagino que estaba demasiado ocupado descansando ;) 

También es cierto que creo que resulta útil tener un poco de perspectiva temporal a la hora de escribir sobre ciertos asuntos importantes, y éste lo es ciertamente. 

Conseguir la plaza de profesor titular es la culminación de un proceso que probablemente comenzó cuando obtuve mi beca de colaboración con el Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación, en la Universidad de Valencia, allá por 1998. A dicha beca le siguieron otra serie de acontecimientos significativos tales como obtener la beca F.P.I al año siguiente mientras estudiaba el doctorado, la lectura de la Tesis Doctoral en 2003, el comienzo de mi etapa como profesor ayudante en el Departamento de Educación de la Universidad de Alcalá en 2002 (y la difícil decisión que supuso, entre ellas dejar Valencia y apostar por la carrera académica en vez de una carrera profesional más relacionada con la clínica), las diferentes acreditaciones de la ANECA, de ayudante doctor, de contratado doctor, de titular y por fin la plaza. Estos hitos simplifican enormemente la complejidad experiencial de  13 años de trabajo. Son los hitos que importan para la administración, son las digitalizaciones objetivas de un proceso subjetivo mucho más complejo. Detrás de cada uno de ellos hay muchas más vivencias fundamentales como las diferentes estancias de investigación en el extranjero que he hecho, que tanto me han aportado, en Estados Unidos, en Inglaterra y en Holanda. Los congresos internacionales a los que he asistido y que tanto han contribuido a situarme en la órbita de ciertos grupos de trabajo, de ciertas tradiciones de investigación. Las diferentes publicaciones que han concretado tantas reflexiones, lecturas y trabajos de campo en un intento por aportar algo a mi área de conocimiento, etc...

Todo lo anterior está relacionado con mi historia autobiográfica en relación a aprobar la oposición. Teniendo en cuenta mi investigación de ritos de paso (y en concreto de bodas y oposiciones) está relacionado con uno de los temas que resultaron fundamentales: generar un significado del ritual. No es lo mismo que la oposición se perciba como un trámite, que como un obstáculo, que como una culminación, que como un punto y seguido, que como una recompensa, que como una ordalía o castigo, etc... Como muy bien comprobé durante la investigación de mi tesis (sintetizada en un artículo publicado en 2008), más allá del ritual concreto que se viva (en este caso el tipo de oposición), resulta fundamental el significado atribuido a dicho ritual. En mi caso pasar esta oposición implica aceptar un doble reconocimiento: primero un reconocimiento personal a todo el esfuerzo de estos años, que ha sido grande. No sólo el esfuerzo continuado que suponía preparar la prueba ante el tribunal, que también, sino el esfuerzo de todos estos años integrando una tarea de investigación, de docencia y de gestión. En sí, me siento reconocido y valorado por una institución determinada, en este caso la universidad, lo que proporciona un sentido de confianza importante. El segundo reconocimiento es un reconocimiento más social, como traté de expresar en una parte de la prueba, en el sentido de saber que esta tarea no es una tarea solitaria, sino que la he conseguido gracias a la participación, el apoyo y la tutela de mucha gente pertenecientes tanto a una esfera íntima como a una más profesional. Este segundo reconocimiento va ligado a una profunda emoción de agradecimiento. Este doble reconocimiento contribuye pues, a que mi significado de esta oposición lo vea como un paso más, en una dirección que continúa. En absoluto en una llegada o una culminación. 

Es curioso como justamente en este momento soy mucho más consciente de mis carencias que de mis virtudes. Hubo momentos, mientras preparaba mi proyecto docente, que de una manera muy crítica cuestionaba mi propia trayectoria, a la luz de lo que creo que aún puedo desarrollar. Afortunadamente en vez de verlo como una limitación, lo reencuadré como una aspiración, de ahí que ahora mismo tengo más claro por donde me gustaría continuar, sobre todo en el campo de la investigación: básicamente seguir profundizando en la integración de metodologías cuantitativas y cualitativas relevantes a la hora de estudiar procesos subjetivos de carácter idiográfico. 

Bueno, tampoco me quiero enrrollar con esto ahora. Sólo quería rescatar una serie de vivencias "frescas" de mi experiencia de la oposición, desde la perspectiva de alguien que ha estudiado justamente este tipo de experiencias en otros. 

A partir de Noviembre fue muy evidente lo que, antropólogos como Victor Turner y Arnold van Gennep denominan experiencia liminal. Se supone que la primera parte de un rito de paso supone una separación del mundo cotidiando. Sólo logré esta separación en noviembre, cuando aparte de la clase de los lunes, me encerré el resto de los días para escribir (gracias a la tarea previa de documentación que había estado realizando, claro). Es importante constatar lo fundamental de esta separación, porque de ahí surge ese estado liminal de encontrarte en medio y en ninguna parte, de estar en medio de un proceso de cambio. Es ahí donde surgen emociones de todo tipo: agobio, inseguridad, orgullo, desconfianza, miedo, determinación, disfrute, rabia, agotamiento, creatividad, etc... La verdad es que eran sensaciones y emociones muy cambiantes y fluctuantes. Era gracioso sentirlas mientras reconocía lo que iba sintiendo, bueno, no era tan gracioso, je.. Un momento clave fue cuando presencié el 2 de Noviembre el ejercicio de mi compañera Mónica Izquierdo, mientras venía su oposición empecé a agobiarme sobre todo al constatar lo que todavía me faltaba por hacer y el esfuerzo que iba a suponer. 

El estado liminal fue largo, teniendo en cuenta que tuve que esperar hasta el día inmediato a la prueba para tenerlo todo preparado, sobre todo debido a mi propósito de finalizarlo todo antes de Navidad. Así que la mejor metáfora fue la de una carrera contrarreloj. Para sobrellevarlo sin agobiarme más de la cuenta me discipliné para hacer algo de yoga y karate casi todos los días. No olvidarme del cuerpo ha sido muy importante, la verdad. 

En esta etapa liminal fue muy importante también experimentar lo que uno de los participantes en mi investigación sobre la oposición denominó: cuadriculación pragmática. Estructuración minuciosa del tiempo, de las actividades, de los objetivos, de los esfuerzos, de los descansos, en un contexto donde se está concentrado en una tarea central, sin apenas distracciones de la misma. Ja... así suena un poco exagerado, pero quien haya pasado por una oposición lo reconocerá (por suerte mi etapa de cuadriculación fue breve aunque intensa). 

El lunes 20 dio paso a la escenificación liminal máxima: la prueba. El candidato se encuentra separado del público y del tribunal, explícitamente. Generalmente viste de manera especial, diferenciada, y actúa de acuerdo a ciertas normas o protocolos ceremoniales, mostrando una especial deferencia hacia los miembros representantes de la institución que deben sancionar lo que ocurre. 

La verdad es que estaba bastante nervioso, sobre todo para empezar. Por suerte me encontraba muy apoyado y acompañado, por mis padres, mi novia, compañeros/amigos, diferentes personas de diferentes ámbitos. De nuevo, los nervios ayudan a focalizar la atención. Una nueva sensación aquí era la de curiosidad, las ganas por conocer qué pensarían cuatro personas cualificadas y objetivas (el tribunas) del propio trabajo realizado. Como había elegido arriesgar en mi propuesta, tenía especial curiosidad por conocer qué pensarían de lo que planteaba. La verdad es que disfruté mucho la experiencia, especialmente los momentos más libres de discusión, que son los que más aportan. Una de las categorías temáticas más relevantes en esta parte, según otras experiencias, es la percepción de la asimetría de poder en relación al tribunal. En este caso (hay que tener en cuenta la modalidad más suave de esta oposición, al exigir una acreditación objetiva previa) no percibí tanta asimetría, más allá del rol desempeñado, algo que agradezco, sobre todo comparándolo con otras oposiciones que he presenciado. Ningún miembro del tribunal abusó de su rol o poder del momento, algo que sí he presenciado y constatado en otras circunstancias.

Otro momento clave, que inicia la tercera fase del ritual, la reintegracion, es el veredicto del tribunal, cuando se anuncia en este caso la evaluación. De nuevo el candidato está solo, separado del resto, esperando. Técnicamente, según Austin, es el momento del acto ilocutivo transformador, sancionador. Al decir el presidente que el tribunal ha dado cuatro votos a favor del candidato con el fin de ser profesor titular y obtener la plaza, no sólo lo dice, sino que también lo hace, realiza la acción de "sacar la plaza" (aunque sean necesarios otros trámites burocráticos posteriormente, el momento clave es ése). Dura poco pero es un momento intenso. Tras el mismo vienen las felicitaciones y la reintegración con todas las personas que han venido a acompañar y apoyar en este momento importante. 

El ritual finaliza cuando el candidato invita a comer a los  miembros del tribunal, convertido ya en uno de ellos. Lo que da lugar al tema del  cambio de identidad, al menos social, que se ha producido. 

Pasadas unas semanas de todo esto, es aún pronto para constatar si hay cambios de identidad más profundos, más allá del cambio social. Aún es pronto para eso, pero lo importante, son los nuevos proyectos que bullen en mi cabeza y que espero poder ir realizando poco a poco.

Disculpad la extensión de este post, pero creo que necesitaba escribir un poco sobre esta experiencia, para poder así, centrarme en temas que conviene ya empezar también a cubrir. 

Mil gracias a todos los que me habéis acompañado en este proceso que ya sabéis los que sois. Ése es el principal recurso sin duda, sentirse acompañado. 

Un saludo

 

Alejandro

Cinco buenos momentos

Cinco buenos momentos

Sobran las palabras....

Like a Hurricane

Hola a todos

 

Me siento como si un huracán hubiera pasado por encima de mi, bueno, más o menos. Después de tanta contemplación veraniega, ja... el  curso ha comenzado de manera más acelerada de lo que hubiera imaginado. Bueno, me estoy  mintiendo, sí me lo imaginaba. 

Ya está bien. No quería demorarme en escribir un nuevo post, en comenzar esta nueva temporada. Y la metáfora del huracán me va bien, sobre todo el huracán que se desencadenará a finales del cuatrimestre si todo bien. 

El curso pasado fue un curso excelente. Cuando finalizó el primer cuatrimestre pensaba que el segundo no podría superarlo. La verdad es que lo hizo, aunque no se puedan comparar, porque ambos cuatrimestres son muy diferentes, aunque hubiera temas comunes. 

David ha iniciado un post muy interesante con el tema de los "momentos" significativos o no que ocurren a lo largo de un día. Yo estaba pensando en tantos y tantos momentos vividos y compartidos a lo largo del curso anterior. Tras rememorarlos, ahora, como el año pasado en Febrero pienso, "este curso no puede superar al anterior", y sonrío porque, espero equivocarme. Bueno, porque sé que me equivoco. 

Desde luego creo que fue un curso muy intenso para todos. Yo al menos saqué muy buenas lecciones, que espero que mejoren mi actividad este año. La mía y la de todos aquellos con los que trabaje, claro. Tendré tiempo de reflexionar sobre ello, a medida que avanzo en la redacción de mi proyecto docente, algo que ya iré compartiendo a lo largo de estos meses. 

Y por comentar algo sobre el vídeo y la canción. El original, como ya sabréis, es de Neil Young, pero la versión es del grupo "The Mission". Me gusta más su versión, posee un poco más de intensidad, con todos mis respetos hacia Neil Young, claro. 

Además, como versión, es un ejemplo de trabajo creativo realizado a partir de otro trabajo creativo. El mundo actual, gracias a internet y tantos instrumentos con los que contamos, permite hacer este tipo de elaboraciones e innovaciones. Así que, ese era una de las cosas que quería resaltar, un ejemplo de innovación colaborativa, tan propia en el mundo del arte, de la ciencia y de la enseñanza-aprendizaje (al menos, cada vez es más común). 

Por último, es una canción que dedico a dos personas que conozco, que cumplen años hoy. Sobre todo se la dedico a una de ellas, que sin duda es todo un huracán, por la intensidad y fuerza que tiene. 

A las dos felicidades. 

Un saludo a todos los que soléis pasar por aquí.

A ver de qué somos capaces entre todos

 

Alejandro

Contemplación veraniega

Contemplación veraniega

Cuando estoy ocupado, la montaña me mira.

Cuando estoy ocioso, miro a la montaña. 

Aunque parece ser lo mismo, no lo es,

pues la ocupación es inferior al ocio. 

 

Tsai Wen. En Musashi 2, de Eiji Yoshikawa (1935, trad. 2009, p. 112).