El pasado 8 de abril tuvimos la oportunidad, una vez más, de dar una clase con el shihan Francisco Tapia, 6º Dan de Karate Full Technic.
En sí, como ya había ido diciendo, la sesión no iba sobre Karate, o sobre Defensa Personal, sino sobre explorar cómo construimos o vamos desarrollando una habilidad.
En este caso la habilidad estaba relacionada con una situación de defensa ante un ataque con un bastón corto (implica también la habilidad de atacar) y también ante un ataque de puño al estómago.
En sí trabajamos tres combinaciones.
En la primera el atacante golpeaba con el bastón dirigiendo el golpe al cuello, en una trayectoria desde arriba hacia abajo (o esa era la idea). El que defendía, que se encontraba lejos del atacante (lo suficiente para que éste tuviera que dar al menos un paso para poder llegar a su oponente), tenía que anticipar el golpe bloqueando con su antebrazo izquierdo (frente al brazo derecho de su oponente) justo arriba de la mano del que atacaba (punto donde teniendo en cuenta la trayectoria del bastón, aún no había mucha fuerza). Una vez bloqueado se iniciaba una desviación del bastón, avanzando hacia delante y girando en semicírculo hacia la derecha, de manera que se terminaba desarmando al oponente.
En la segunda, el atacante realizaba el mismo golpe. Esta vez, tras realizar el mismo bloqueo, con la mano derecha se desviaba el brazo y el bastón hacia la derecha para atrapar la muñeca y girar hacia la izquierda, volviendo a desarmar al oponente (de nuevo en un blocaje con una trayectoria circular).
En la tercera el trabajo se realizaba sin bastón, en un trabajo más propio del Karate ( y su idea de mano vacía). Ante un golpe de puño izquierdo lanzado al estómago, se bloqueaba con el antebrazo derecho (que se encontraba justo enfrente) realizando un blocaje con cierto movimiento circular, cuyo propósito era más que chocar con el brazo, salpicarlo hacia la izquierda (desde el punto de vista del defensor). Una vez bloqueado, con la mano izquierda buscábamos el cuello del atacante, mientras con el brazo derecho llevábamos el brazo izquierdo del atacante hacia la derecha (desviándolo o inmovilizándolo) de manera que no nos molestara dicho brazo cuando termináramos la combinación golpeando en el estómago del atacante inicial con nuestra rodilla izquierda.
Creo que cuesta mucho más describir las combinaciones que hacerlas, pero espero al menos que quien no pudiera venir, se haga una idea de ellas.
En sí, desde un punto de vista motor, la habilidad se podría reducir a mecanizar o coordinar los movimientos técnicos descritos. Evidentemente se necesita coordinarse con la otra persona, como si de un baile se tratara. De esa manera, se podía ver desde fuera movimientos más o menos fluidos, más o menos dinámicos, con diferentes ritmos.
Combinar, coordinar los diferentes movimientos refleja muy bien la idea de que una cosa son las técnicas por separado, y otra el movimiento continuo que las va integrando en un sólo movimiento (algo que cualquier bailarín o practicante de cualquier otra área reconocerá fácilmente).
Las habilidades complejas van mucho más allá de la suma de pequeños movimientos discretos por separado.
No obstante, para alguien que es nuevo en una disciplina, realizar cada una de las técnicas, de los pasos, resulta una tarea muy compleja. Saber cómo realizar el primer blocaje, en sí es muy difícil.Y más difícil resulta cuando además lo tienes que integrar con toda una serie de movimientos posteriores.
Se podría apreciar muy bien desde fuera, los diferentes niveles competenciales, y sobre todo cómo la gente iba progresivamente, mediante la repetición, por un lado memorizando la combinación (o combinaciones), y por otro lado (relacionado con lo anterior) cómo iban también automatizando los movimientos.
Como cualquier disciplina, automatizar movimientos o subhabilidades, facilita prestar la atención a otros componentes (a los que inicialmente resulta muy complejo poder atender).
Por ejemplo, un aspecto fundamental en todas las combinaciones estaba relacionado con cómo de entrada estaban colocados o predispuestos tanto el atacante como el que se defendía. ¿Estaban concentrados? ¿a qué atendían? ¿dónde mirar y por qué? ¿al cuerpo, a los ojos? ¿esperaban mucho? ¿se anticipaban demasiado? ¿cómo saber cuál era el momento justo? ¿estaban demasiado cerca de entrada, de manera que no hacía falta que el atacante avanzara? ¿estaban demasiado lejos, lo que dificultaba que el defendiente se acercara lo suficiente para defender? ¿cómo se vivía la anticipación? ¿cómo era la actitud del que atacaba? ¿atacaba de verdad o meramente simulaba atacar, parando el golpe, de manera que el blocaje no fuera realmente necesario? ¿por qué ocurría esto?
Igualmente había muchos otros matices que se podrían haber introducido: ¿qué ángulos buscar, cómo atrapar la muñeca? ¿qué trayectoria seguir? ¿cómo acompañar con la cadera la trayectoria seguida con los brazos? etc... etc...
Cada pregunta podría plantear una sesión de exploración más intensa del propio movimiento, de manera que uno fuera progresivamente disfrutando más del nivel técnico, disfrutando con su complejidad (oculta en la aparente sencillez), aplicando otro tipo de habilidades menos aparentes que las motrices. Igualmente se podía practicar el ir progresivamente siendo más consciente del movimiento, del compañero y de uno mismo. Uno va siendo, curiosamente, más consciente , al olvidarse de uno mismo y fluir con el ejercicio, interpretándolo de manera más completa a medida que se va haciendo.
Desde nuestra perspectiva de la asignatura, además, resultaba interesante ver cómo Paco iba llevando la sesión, alternado explicaciones en grupo, esperando preguntas y respondiéndolas, buscando a las personas, acercándose a cada una de ellas con la mirada o literalmente colocándose muy cerca de ellas (otra manera de organizar el espacio, en este caso interpersonal, y los efectos que produce, otro ejemplo también, por qué no, de otro tipo de anticipaciones).
Desde un punto de vista metodológico, aparentemente la sesión se configuraba en la siguiente estructura.
Primero se practica individualmente en grupo la técnica que se iba a aplicar después (por ejemplo el blocaje alto con el brazo de delante, mientras se avanza). Posteriormente el formador mostraba (ejercía de modelo) la aplicación de la técnica ante un ataque. Lo repetía varias veces, mostrando los momentos fundamentales, más complejos, a un ritmo lento al principio, y subiendo progresivamente de intensidad, para que se viera el efecto final. A veces, haciéndolo rápido y seguido al principio, para que se viera de entrada, el efecto completo, para luego pasar a desgranarlo.
Tras este ejemplo, donde cada uno observaba trataba de recordar casa paso fundamental, por parejas, se practicaban los movimientos, mientras se recibían correcciones o se iban contestando dudas.
Al final, tras un diálogo con el grupo para resolver dudas, se salía al centro a realizar la técnica con el compañero, mostrándoselas al resto (en una demostración de lo que se había podido aprender hasta ese momento). Algo desafiante , teniendo en cuenta el poco tiempo disponible, pero una buena ocasión de cambiar de contexto y ver cómo es el desempeño cuando sabes que te están observando, y tienes que gestionar más elementos (además de lo puramente motores).
Esta metodología es bastante usual en la enseñanza de muchas disciplinas. Desde luego muchas artes marciales siguen estos pasos, pero también la enseñanza de muchos tipos de baile, música, y claro está, técnicas de habiliades sociales, técnicas de cambio (por ejemplo la enseñanza tradicional de la PNL).
Una clase normal con el estilo Full Technic incluye enfatizar algo más, que añade algo bastante interesante. Una vez comprendido cuál es movimiento o la coreografía a realizar, se trata de interpretarlo, de profundizar en los matices, de apropiarse de la técnica, de seguir la pista (tracking como enfatiza muchas veces John McWhirter desde la DBM) a algunos elementos que se podrían ir repitiendo (en diferentes técnicas, combinaciones o coreografías): por ejemplo el uso de la respiración, la concentración, la gestión del dolor, del miedo, de la rabia, del cansancio, del equilibrio, de la velocidad, de la fluidez en vez de la tensión, del ritmo (o diferente velocidad aplicada a diferentes partes), etc...
De esa manera se trata de ir más allá de replicaciones memorísticas, para practicar una manera mucho más activa de realizar el ejercicio, y como decía antes, apropiarse progresivamente de él, mediante una investigación del mismo. Por ejemplo, había atacantes cuyo golpe, por su trayectoria más frontal que desde arriba hacia abajo, hacía innecesario el tipo de blocaje que se estaba proponiendo, pero que se podía repetir sin más, sin comprender que no tenía mucho sentido ante un ataque así, realizar ese tipo de defensa.
Un extensión típica de esto, viene cuando en vez de seguir el ejercicio propuesto por el que conduce la clase, cada pareja puede crear su propia combinación, a partir de lo que sabe o ha aprendido. O aplicarla en otro contexto, como por ejemplo un combate donde desconoces cuál va a ser el ataque y cuál tu defensa, lo que implica de nuevo, desarrollar otro tipo de habilidades.
Más allá de experimentar sin más un ejercicio, una secuencia de movimientos, o replicarlo sin más, también se podría haber partido de qué se haría de manera natural ante cierto golpe, ataque o movimiento. Y estudiar el porqué de dichos movimientos naturales (o automatizados previamente, de ahí la idea de natural). Es algo parecido a cuando exploramos concepciones implícitas ante un tema determinado (que si no las cambias o eres consciente de ellas, van a seguir influyendo tu concepción y desempeño posterior).
Una vez estudiado esto, se podría investigar qué opciones podría haber disponible, qué trayectorias, por qué es mejor seguir unas y no otras, de qué manera realizar un blocaje, con qué parte del brazo o de la mano, etc... etc.. Para que surja un concepto, por ejemplo, como el de inmovilización, es necesaria mucha base experiencial, de la que emerge una comprensión mucho más precisa de cómo y cuándo llevarlo a cabo. Ese concepto, desde luego va mucho más allá de una definición más o menos abstracta que se pueda escribir o expresar verbalmente. Y algo que además, de manera compleja, se relaciona con otro tipo de conceptos con los que se relaciona (blocaje alto, proyección, desviación, etc...).
Si se crea cierta base experiencial, se puede entonces comparar con la adición de ciertos componentes o distinciones nuevas, que se podrían entonces aplicar, usando la experiencia original como base con la que evaluar y medir lo que se añade con las nuevas distinciones (motoras, cognitivas, afectivas, etc...). Compartiendo las diferentes experiencias que surgen y siguiendo a partir de ellas para seguir investigando.
De esta manera, el tipo de enseñanza y de aprendizaje desarrolla también otro tipo de habilidades, donde es más necesario actuar más autónomamente, y al mismo tiempo más conectado con las experiencias de los demás. Trabajar así implica dar mucha importancia a la información que se comparte con el formador, y la responsabilidad compartida derivada de qué uso hace el formador de esa información (haciendo uso, a su vez, de su propia experiencia y/o conocimiento).
Bueno, disculpad si me estoy extendiendo demasiado, pero creo que la sesión dio mucho de sí, y desde luego, por mucha que escriba no lo voy a cubrir del todo. Además, ésta no deja de ser mi intepretación y lectura. Todos los participantes tuvieron ocasión de ir haciendo sus propias conexiones.
En todo caso quería agradecer de nuevo a Paco que accediera a compartir su arte con nosotros. Y también a Isidro, que nos ayudó en las demostraciones así como en el desarrollo de la sesión. Por supuesto y de manera esencial, gracias a todos los que vinisteis, porque disteis sentido a esta iniciativa.
Muchas gracias
Alejandro