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El viaje de Telémaco

Habilidades Sociales

Entrenar la mente para patronear

Entrenar la mente para patronear

Mientras hacía una pausa (de leer autoevaluaciones de la asignatura de HHSS) leí un artículo cuyo título me interesó: entrenar la mente para intuición.Más allá de una educación centrada en seguir protocolos cerrados de actuación, el artículo defiende un pensamiento propio de "expertos" consistente en ser capaces de identificar el tipo de problema con el que se encuentran, o afrontan, una comprensión instantánea de la situación en la que se encuentran. Entre otras cosas hablaba de la utilidad de educar en la detección de patrones. Vamos con algunos fragmentos del texto:

"el cerebro es una máquina de reconocer patrones, después de todo, y cuando se centra en los objetivos correctos puede mejorar rápidamente la comprensión de un principio que desarrolla una persona"

"una vez que el cerebro tiene un propósito en mente, ajusta el sistema de la percepción para que busque en el entorno las pistas adecuadas".

La verdad es que el artículo es sugerente, aunque desde luego para mí no agota el potencial que tiene el concepto de patrón. Pero desde luego agradezco mucho que se empiece a tratar de manera más explícita este tema.

Aunque no me gusta ese tipo de referencias al cerebro como una máquina (que desde luego no es) o como una estructura distinta a nosotros mismos (hablar del cerebro como algo diferente a nosotros, cuando nosotros somos el cerebro, el resto de nuestro cuerpo, nuestro entorno social, nuestro contexto sociocultural e histórico, etc...), hay una serie de elementos que quería destacar. 

Patronear implica buscar, tal y como yo lo entiendo, información diferencial: aquello que coincide y no coincide con nuestras predicciones previas. Como proceso, es diferente imagino a buscar patrones concretos. 

Un ejemplo que pone el texto es una clase de historia del arte, donde verificaron que resultaba más fácil identificar estilos artísticos, si las obras de arte pertenecientes a los mismos, se mostraban de manera intercalada, en vez de secuencialmente (ver todo un estilo y tras él, otro estilo). Ver de manera intercalada permite realizar más comparaciones entre cada obra (en términos de similitud y diferencia) y de ahí realizar procesos de contraste más fino. Ver todas las obras pertenecientes a un estilo, facilitaría más los procesos de comparar por similitud, pero no tanto las diferencias. 

El ejemplo anterior, es un ejemplo que usa el proceso de construir patrones entendiendo el proceso perceptivo subyacente, pero claro está, hay mucho más. Creando diferencias y diferencias de diferencias se puede ir construyendo un concepto (más allá de agrupar, generalizar, abstraer, etc...). 

Imagino que cuando los patrones están formados, y más aún la habilidad de patronear, la mente inconsciente da como resultado eso que llamamos intuición (el producto consciente de todo un procesamiento de información compleja realizado de manera inconsciente). 

Enseñar orientando a construir patrones debería implicar entender los procesos implicados y así no depender de ningún producto. Al contrario que mucha de nuestra educación formal tradicional, que lamentablemente sobre todo lleva a aprender productos. 

También creo que más que identificar patrones, sería más interesante entender el papel de tiene construir un patrón mientras estamos investigando y explorando. Lo interesante es qué sucede cuando algo no coincide (y por lo tanto lo podemo notar) o sí coincide con nuestro patrón, y qué hacemos al respecto. Si enseñar patrones se queda sólo en clasificar estímulos X, creo que se pierde su conexión con otros procesos complejos como el de la creatividad y la innovación. 

Por cierto, recuerdo que este fue uno de los temas que estuvimos trabajando durante el curso de el Arte y la Ciencia de la Enseñanza Efectivas, el pasado mes de abril. 

Yo ya llevo tiempo intrigado con esto de los patrones, pero reconozco que hoy por hoy es un tema que me supera, creo que tengo mucho aún por aprender y explorar. Llegados a un punto del curso, hacia el final, recuerdo que le hice una pregunta a John McWhirter sobre este tema, algo así como: "¿podríamos profundizar más sobre esto de los patrones". La respuesta fue descorazonadora y desafiante a la vez: "En Escocia hacemos un curso sobre modelar los patrones que dura una semana, no hay tiempo ahora". Ante una respuesta así, yo me suelo picar, así que sigo explorando por mi cuenta. 

Si léeis el artículo, seguro que lo encontráis de utilidad: Entrenar la mente para la intuición (Benedict Carey) The New York Times, en El País página 6, del día 23 de junio de 2011. 

Por cierto, recomiendo también la lectura del post de David Herrero "Consigue la respuesta correcta II" y también el post "Do the opposite". Si los comparáis con éste, puede que emerja un patrón por los temas comunes que aparecen. 

Un saludo

 

Alejandro

 

 

 

Los riesgos del excesivo compromiso

Los riesgos del excesivo compromiso

Hace más o menos una semana leí una breve noticia que me llamó la atención. Informaba acerca del suicidio de un profesor español que trabajaba en la Universidad de Princeton, en Estados Unidos. Hoy, leyendo un periódico, volví a encontrar un artículo más extenso sobre el mismo tema. 

Imagino que me atrajo que el protagonista desdichado de la noticia fuera no sólo español, sino que además fuera profesor universitario. Por supuesto me atrajo que se suicidara y que no quedaran claros los motivos del suicidio. Imagino que siempre necesitamos tener una razón (una varias) para explicar cuestiones difíciles de comprender, como un suicidio. El hecho de que acabara de ser despedido cuatro días antes, estimula con facilidad la generación de hipótesis pintorescas. 

No obstante, aparte de las razones mencionadas anteriormente (que fuera español además de profesor universitario en un prestigioso centro) otra característica me interesó más. El profesor, Antonio Calvo, era descrito en los artículos con un adjetivo: carismático. Imagino que el hecho de que alguien sea carismático dificulta aún más comprender las razones que lo podrían llevar al suicidio, sobre todo si entendemos esto del carisma como algo relacionado con el éxito, al menos en términos de influencia, valoración o aprecio social. Tal vez un factor desencadenante para suicidarse podría ser, justamente, la pérdida repentina de dicho carisma. Y un despido fulgurante, puede que fuera difícil de digerir para alguien que tuviera muy buen concepto de sí mismo, que por cierto, desconozco si era el caso. 

El artículo publicado hoy, de manera sutil, deja caer dos posibles explicaciones: malas maneras de relacionarse y expresarse con alumnos de doctorado, imagino que de acuerdo a las normas de comportamiento defendidas por la mencionada institución (y bastante discutibles), y también una orientación sexual que posiblemente no encajara bien en dicho contexto académico. De nuevo, interpretaciones para tratar de dar sentido a algo que seguro que es más complejo. 

Más allá de estas explicaciones a mí me hizo reflexionar sobre el fenómeno del síndrome de estar quemado (burnout) en el contexto universitario, entendido como una respuesta prolongada a estresores crónicos a nivel personal y relacional en el trabajo, determinado a partir delas dimensiones conocidas como agotamiento, depersonalización y cinismo e ineficacia profesional (Maslach, Schaufeli y Leiter, 2001). Una definición clásica de burnout es la que ofrece Maslach (1993, p. 20-21, citado en Salanova y Llorens, 2008, p. 59) quien lo define como “un síndrome psicológico de agotamiento emocional, despersonalización y reducida realización personal que puede ocurrir en individuos normalesque trabajan con personas de alguna manera. El agotamiento emocional se refiere a los sentimientos de no poder dar más de sí a nivel emocional y a una disminución de los propios recursos emocionales. La despersonalización se refiere a una respuesta de distancia negativa, sentimientos y conductas cínicas respecto a otras personas, que son normalmente los usuarios del servicio o del cuidado. La reducida realización personal se refiere a la disminución en los propios sentimientos de competencia y logro en el trabajo”.

En la primera asignatura que impartí, allá por el 2001, "Desarrollo Psicológico del Profesor", dedicábamos bastante tiempo a estudiar la relación entre este síndrome y la profesión docente, así como maneras de intervenir desde la Psicología Evolutiva. 

En el caso del profesor Calvo identifico uno de los rasgos que generalmente suelen estar vinculados a esto de "quemarse": el carisma. Uno de los aspectos que siempre me ha llamado la atención de esto de quemarse, es el hecho de que son justamente los profesionales más comprometidos, implicados e ilusionados (y que más ilusionan) con un proyecto, los mejores candidatos para quemarse. El fuerte compromiso con el trabajo (que en algunos casos puede sustituirse por dependencia al trabajo) puede hacer que un empleado esté cautivo de su propio trabajo (Porter, 1996). 

Una tipología que se viene usando recientemente para diferenciar entre los que se queman, discrimina entre los frenéticos, los desmotivados (por falta de desafíos) y los gastados o rendidos (Farber, 1990). En el contexto español, dos profesores de la Universidad de Zaragoza, Jesús Montero-Marín y Javier García-Campayo, han publicado recientemente una interesante investigación para comprobar si esta tipología se podría aplicar en una muestra española. Tras realizar un análisis factorial exploratorio de un cuestionario que medía los tres rasgos descritos, concluyeron que sí se replicaba la tipología, señalando además una serie de rasgos identificadores.

Tal y como describen en su artículo (Montero y García, 2010) el tipo frenético se refiere a individuos muy comprometidos que se caracterizan por invertir una gran cantidad de tiempo y esfuerzo en su dedicación profesional. Otros rasgos de estos individuos frenéticos son la grandiosidad, en el sentido de ambición y necesidad de logro, y la sobrecarga, el sentimiento de estar abrumado debido a descuidar las propias necesidades personales (salud, familiares, etc...).

El tipo desmotivado se refiere a individuos que no se interesan por su trabajo, que realizan las tareas de manera superficial al no suponerles ningún desafío o deseo de estar más implicados. Los rasgos principales son el desinterés, el aburrimientoante un trabajo percibido como rutinario, la falta de un sentido de desarrollo y lainsatisfacción de que no se les reconozca ningún talento. Inquietantemente, los autores citan una investigación que concluía que  percibir como muy improbable la posibilidad de desarrollarse o realizarse en el trabajo, predice quemarse en unos tres años (Borritz, Bültmann , Ruqulies, Christensen, Villadsen y Kristensen, 2005)

El subtipo gastado/rendido, describe a aquellas personas cuyo nivel de implicación en su trabajo conduce a que ignoren cualquier responsabilidad vinculada a sus puestos, hasta el punto de que podrían rendirse ante cualquier dificultad, falta de reconocimiento o incluso la desesperación debida a su percepción de pérdida de control sobre los resultados de sus acciones en el trabajo.  

Los autores concluyen que este síndrome evoluciona de más a menos, empezando por el entusiasmo y terminando en la apatía: "el síndrome de estar quemado empieza a desarrollarse en un momento de excesiva implicación y compromiso, típico del perfil frenético. Dado que no es fácil mantener este nivel de actividad sin agotarse o verse afectado, los trabajadores empiezan a adoptar una cierta distancia para protegerse a sí mismos, comportándose con indiferencia y cinismo (...)  este distanciamiento produce el tipo de frustración y estrés sufrido por el perfil desmotivado. El distanciamiento además erosiona la percepción de eficacia llevando a la larga al desarrollo de estrategias de afrontamiento pasivas, tales como descuidar responsabilidades y expresando sus emociones, tal y como es típico en el pefil gastado" (Montero y García, 2010, p. 9).

 

Bueno, estoy seguro que el caso del profesor Calvo es mucho más complejo que una tipología como la que acabo de presentar. Aunque desde luego, de elegir cuál de las tres se adaptaría mejor al caso, me decantaría por la de frenético.

Ante esto no puedo dejar de pensar en la cantidad de personas que conozco, trabajando en la universidad, que podría colocar en esta categoría, empezando por mí mismo. Y da que pensar, ¿no?

Imagino que una de las claves estará en distanciarse sin generar esos sentimientos de indiferencia y cinismo. Se me ocurren muchas maneras de distanciarme, sin necesidad de generar despersonalizarme. Y justamente este año, durante la asignatura de HHSS, hemos trabajado unas cuantas a la hora de trabajar conflictos (interpersonales pero también intrapersonales). Por ejemplo tener en cuenta las posiciones perceptivas (y su más reciente remodelado) puede generar muchos más recursos y posibilidades. Desde luego saber descansar, priorizar actividades, rechazar propuestas, delegar, buscar apoyos, seleccionar con qué comprometerse y por qué, también ayudan, aunque no son fáciles de aplicar. 

Creo que esta noticia me ha llamado la atención porque me he visto reflejado este profesor, ¿si no por qué diablos estoy un domingo por la tarde escribiendo sobre esto? Aunque no lo parezca, es un tiempo que estoy aprovechando para elaborar esto y tomar cierta perspectiva sobre mi mismo, sólo que elijo también compartirlo. 

Creo que una limitación importante de muchos estudios sobre esto de quemarse en el trabajo (o donde sea) está en que lo estudian estáticamente. A mí me interesaría estudiarlo más desde una perspectiva longitudinal, ver cómo evoluciona en el tiempo, porque dudo que su desarrollo sea tan lineal como el planteado por los profesores Montero y García. Verlo en proceso podría captar más sutilezas que se pierden en la estructura definida por una tipología (por sugerente que sea). 

Si alguien quiere captar lo complejo que pueden ser estos temas, le animo que lea el artículo de Andrew Sparkes, "Embodiment, academics and the audit culture: a story seeking consideration" publicado en 2007". El protagonista del relato ficticio narrado en el artículo, no se suicida, afortunadamente, pero desde luego sí es presa de la desesperación de un sistema universitario que lo agota con sus excesivas y arbitrarias demandas. Es un artículo, trabajado desde una metodología cualitativa, que aún me sigue inquietando y fascinando cada vez que lo releo. Una cita usada por Sparkes (2007) que me gusta especialmente, que usé también en mi proyecto docente, es la siguiente (Pellias, 2004, pp. 10-11, en Sparkes, 2007, pp. 521-522) l:

“Ellos (los profesores universitarios) estaban enseñando a estudiantes más pendientes de las notas que de aprender. Trabajaban para administradores que parecían más interesados en obtener ganancias económicas que en la calidad educativa. Asistían a reuniones interminables que parecía que no importaban para nada, escribiendo informes sin sentido que parecían desaparecer en la burocracia, sin tener apenas efecto. La productividad era el lema fundamental, así que publicaban un artículo tras otro que nadie parecía leer, particularmente aquellos a los que iban dirigidos las investigaciones (…) Investigaban temas que les hacían promover y estabilizarse, pero que les alejaban de quienes ellos eran. Se sentían vacíos, desesperanzados y desilusionados. Se sentían vacíos espiritualmente y éticamente arruinados. Entonces algunos académicos empezaron a reconocer que el emperador y, por lo que cuenta, ellos mismos estaban desnudos. Empezaron a cuestionar por qué la vida universitaria tenía que ser así, por qué tenían que ser apartados de su trabajo, por qué sólo ciertos tipos de discursos contaban como conocimiento, por qué no se sentían más conectados con lo que estudiaban, por qué sus mentes eran separadas de sus cuerpos, por qué tenían que mantener sus emociones controladas, por qué no podían expresarse de corazón”.  

¿Qué de todo esto vivió el profesor Calvo? ¿qué de todo esto vivimos también los demás, profesores y alumnos? Algo que creo que es importante es que creo que prefiero estar a veces triste, cansado, desilusionado, que quemado (da igual que frenético, desmotivado o agotado, sobre todo si prevalece ese distanciamiento cínico ante la realidad). A fin y al cabo, las emociones son útiles para obtener información sobre cómo vivimos. Lo peor es cuando ni siquiera sentimos. Y eso que lo digo ahora, que me siento con muchas ganas por seguir con este tramo final del curso, largo y complicado.

Vuelvo a leer el título del artículo "nadie entiende la muerte de Calvo" y puede que ahí resida la clave: esa necesidad de entender. Creo que me hubiera gustado conversar con él, morirse no es una solución a nada. Al fin y al cabo, es una opción que ya va a llegar por sí sola, sin que tengamos necesariamente que facilitarla.

Bueno, desde aquí le envío un abrazo.

Un saludo

 

Alejandro 

 Referencias

Borritz M, Bultmann U, Ruqulies R, Christensen KB, Villadsen E, Kristensen TS: Psychosocial work characteristics as predictors for burnout: findings from 3-year follow up of the PUMA Study. J Occupat Environm Med 2005, 47:1015-25.

Farber BA (1991) Symptoms and Types: and Underchallenged Teachers. In Crisis in Education. Stress and Burnout in the American Teacher Edited by: Barry A Farber. San Francisco: Jossey-Bass Publishers; 1991:72-97.

Maslach, C. (1993). Burnout: A multidimensional perspective. En W. B. Schaufeli, C. Maslach, y T. Marek (Eds.), Professional burnout (pp. 19-32). Washington, DC: Taylor and Francis.

Maslach, C., Schaufeli, W. B. y Leiter, M. P. (2001). Burnout. Annual Review of Psychology 52, 397-422.

Montero-Marin and Garcia-Campayo, (2010) A newer and broader definition of burnout: Validation of the "Burnout Clinical Subtype Questionnaire (BCSQ-36)" BMC Public Health, 10:302

Porter G: Organizational impact of workaholism (1996) Suggestions for researching the negative outcomes of excessive work. J Occup Health Psychology, 1:70-84.

Salanova y Llorens (2008) Estado actual y retos futuros en el estudio del Burnout. Papeles del Psicólogo, 2008. Vol. 29(1): 59-67

Sparkes, A. (2007). Embodiment, academics, and the audit culture: a story seeking consideration. Qualitative Research, 7,   521–550.


Karate abductivo 2ª Parte

Karate abductivo 2ª Parte

El pasado 8 de abril tuvimos la oportunidad, una vez más, de dar una clase con el shihan Francisco Tapia, 6º Dan de Karate Full Technic. 

En sí, como ya había ido diciendo, la sesión no iba sobre Karate, o sobre Defensa Personal, sino sobre explorar cómo construimos o vamos desarrollando una habilidad. 

En este caso la habilidad estaba relacionada con una situación de defensa ante un ataque con un bastón corto (implica también la habilidad de atacar) y también ante un ataque de puño al estómago. 

En sí trabajamos tres combinaciones.

En la primera el atacante golpeaba con el bastón dirigiendo el golpe al cuello, en una trayectoria desde arriba hacia abajo (o esa era la idea). El que defendía, que se encontraba lejos del atacante (lo suficiente para que éste tuviera que dar al menos un paso para poder llegar a su oponente), tenía que anticipar el golpe bloqueando con su antebrazo izquierdo (frente al brazo derecho de su oponente) justo arriba de la mano del que atacaba (punto donde teniendo en cuenta la trayectoria del bastón, aún no había mucha fuerza). Una vez bloqueado se iniciaba una desviación del bastón, avanzando hacia delante y girando en semicírculo hacia la derecha, de manera que se terminaba desarmando al oponente. 

En la segunda, el atacante realizaba el mismo golpe. Esta vez, tras realizar el mismo bloqueo, con la mano derecha se desviaba el brazo y el bastón hacia la derecha para atrapar la muñeca y girar hacia la izquierda, volviendo a desarmar al oponente (de nuevo en un blocaje con una trayectoria circular).

En la tercera el trabajo se realizaba sin bastón, en un trabajo más propio del Karate ( y su idea de mano vacía). Ante un golpe de puño izquierdo lanzado al estómago, se bloqueaba con el antebrazo derecho (que se encontraba justo enfrente) realizando un blocaje con cierto movimiento circular, cuyo propósito era más que chocar con el brazo, salpicarlo hacia la izquierda (desde el punto de vista del defensor). Una vez bloqueado, con la mano izquierda buscábamos el cuello del atacante, mientras con el brazo derecho llevábamos el brazo izquierdo del atacante hacia la derecha (desviándolo o inmovilizándolo) de manera que no nos molestara dicho brazo cuando termináramos la combinación golpeando en el estómago del atacante inicial con nuestra rodilla izquierda. 

Creo que cuesta mucho más describir las combinaciones que hacerlas, pero espero al menos que quien no pudiera venir, se haga una idea de ellas. 

En sí, desde un punto de vista motor, la habilidad se podría reducir a mecanizar o coordinar los movimientos técnicos descritos. Evidentemente se necesita coordinarse con la otra persona, como si de un baile se tratara. De esa manera, se podía ver desde fuera movimientos más o menos fluidos, más o menos dinámicos, con diferentes ritmos. 

Combinar, coordinar los diferentes movimientos refleja muy bien la idea de que una cosa son las técnicas por separado, y otra el movimiento continuo que las va integrando en un sólo movimiento (algo que cualquier bailarín o practicante de cualquier otra área reconocerá fácilmente). 

Las habilidades complejas van mucho más allá de la suma de pequeños movimientos discretos por separado. 

No obstante, para alguien que es nuevo en una disciplina, realizar cada una de las técnicas, de los pasos, resulta una tarea muy compleja. Saber cómo realizar el primer blocaje, en sí es muy difícil.Y más difícil resulta cuando además lo tienes que integrar con toda una serie de movimientos posteriores. 

Se podría apreciar muy bien desde fuera, los diferentes niveles competenciales, y sobre todo cómo la gente iba progresivamente, mediante la repetición, por un lado memorizando la combinación (o combinaciones), y por otro lado (relacionado con lo anterior) cómo iban también automatizando los movimientos.

Como cualquier disciplina, automatizar movimientos o subhabilidades, facilita prestar la atención a otros componentes (a los que inicialmente resulta muy complejo poder atender).

Por ejemplo, un aspecto fundamental en todas las combinaciones estaba relacionado con cómo de entrada estaban colocados o predispuestos tanto el atacante como el que se defendía. ¿Estaban concentrados? ¿a qué atendían? ¿dónde mirar y por qué? ¿al cuerpo, a los ojos? ¿esperaban mucho? ¿se anticipaban demasiado? ¿cómo saber cuál era el momento justo? ¿estaban demasiado cerca de entrada, de manera que no hacía falta que el atacante avanzara? ¿estaban demasiado lejos, lo que dificultaba que el defendiente se acercara lo suficiente para defender? ¿cómo se vivía la anticipación? ¿cómo era la actitud del que atacaba? ¿atacaba de verdad o meramente simulaba atacar, parando el golpe, de manera que el blocaje no fuera realmente necesario? ¿por qué ocurría esto?

Igualmente había muchos otros matices que se podrían haber introducido: ¿qué ángulos buscar, cómo atrapar la muñeca? ¿qué trayectoria seguir? ¿cómo acompañar con la cadera la trayectoria seguida con los brazos? etc... etc...

Cada pregunta podría plantear una sesión de exploración más intensa del propio movimiento, de manera que uno fuera progresivamente disfrutando más del nivel técnico, disfrutando con su complejidad (oculta en la aparente sencillez), aplicando otro tipo de habilidades menos aparentes que las motrices. Igualmente se podía practicar el ir progresivamente siendo más consciente del movimiento, del compañero y de uno mismo. Uno va siendo, curiosamente, más consciente , al olvidarse de uno mismo y fluir con el ejercicio, interpretándolo de manera más completa a medida que se va haciendo. 

Desde nuestra perspectiva de la asignatura, además, resultaba interesante ver cómo Paco iba llevando la sesión, alternado explicaciones en grupo, esperando preguntas y respondiéndolas, buscando a las personas, acercándose a cada una de ellas con la mirada o literalmente colocándose muy cerca de ellas (otra manera de organizar el espacio, en este caso interpersonal, y los efectos que produce, otro ejemplo también, por qué no, de otro tipo de anticipaciones). 

Desde un punto de vista metodológico, aparentemente la sesión se configuraba en la siguiente estructura. 

Primero se practica individualmente en grupo la técnica que se iba a aplicar después (por ejemplo el blocaje alto con el brazo de delante, mientras se avanza). Posteriormente el formador mostraba (ejercía de modelo) la aplicación de la técnica ante un ataque. Lo repetía varias veces, mostrando los momentos fundamentales, más complejos, a un ritmo lento al principio, y subiendo progresivamente de intensidad, para que se viera el efecto final. A veces, haciéndolo rápido y seguido al principio, para que se viera de entrada, el efecto completo, para luego pasar a desgranarlo. 

Tras este ejemplo, donde cada uno observaba trataba de recordar casa paso fundamental, por parejas, se practicaban los movimientos, mientras se recibían correcciones o se iban contestando dudas.

Al final, tras un diálogo con el grupo para resolver dudas, se salía al centro a realizar la técnica con el compañero, mostrándoselas al resto (en una demostración de lo que se había podido aprender hasta ese momento). Algo desafiante , teniendo en cuenta el poco tiempo disponible, pero una buena ocasión de cambiar de contexto y ver cómo es el desempeño cuando sabes que te están observando, y tienes que gestionar más elementos (además de lo puramente motores). 

Esta metodología es bastante usual en la enseñanza de muchas disciplinas. Desde luego muchas artes marciales siguen estos pasos, pero también la enseñanza de muchos tipos de baile, música, y claro está, técnicas de habiliades sociales, técnicas de cambio (por ejemplo la enseñanza tradicional de la PNL). 

Una clase normal con el estilo Full Technic incluye enfatizar algo más, que añade algo bastante interesante. Una vez comprendido cuál es movimiento o la coreografía a realizar, se trata de interpretarlo, de profundizar en los matices, de apropiarse de la técnica, de seguir la pista (tracking como enfatiza muchas veces John McWhirter desde la DBM) a algunos elementos que se podrían ir repitiendo (en diferentes técnicas, combinaciones o coreografías): por ejemplo el uso de la respiración, la concentración, la gestión del dolor, del miedo, de la rabia, del cansancio, del equilibrio, de la velocidad, de la fluidez en vez de la tensión, del ritmo (o diferente velocidad aplicada a diferentes partes), etc...

De esa manera se trata de ir más allá de replicaciones memorísticas, para practicar una manera mucho más activa de realizar el ejercicio, y como decía antes, apropiarse progresivamente de él, mediante una investigación del mismo. Por ejemplo, había atacantes cuyo golpe, por su trayectoria más frontal que desde arriba hacia abajo, hacía innecesario el tipo de blocaje que se estaba proponiendo, pero que se podía repetir sin más, sin comprender que no tenía mucho sentido ante un ataque así, realizar ese tipo de defensa. 

Un extensión típica de esto, viene cuando en vez de seguir el ejercicio propuesto por el que conduce la clase, cada pareja puede crear su propia combinación, a partir de lo que sabe o ha aprendido. O aplicarla en otro contexto, como por ejemplo un combate donde desconoces cuál va a ser el ataque y cuál tu defensa, lo que implica de nuevo, desarrollar otro tipo de habilidades.

Más allá de experimentar sin más un ejercicio, una secuencia de movimientos, o replicarlo sin más, también se podría haber partido de qué se haría de manera natural ante cierto golpe, ataque o movimiento. Y estudiar el porqué de dichos movimientos naturales (o automatizados previamente, de ahí la idea de natural). Es algo parecido a cuando exploramos concepciones implícitas ante un tema determinado (que si no las cambias o eres consciente de ellas, van a seguir influyendo tu concepción y desempeño posterior).

Una vez estudiado esto, se podría investigar qué opciones podría haber disponible, qué trayectorias, por qué es mejor seguir unas y no otras, de qué manera realizar un blocaje, con qué parte del brazo o de la mano, etc... etc.. Para que surja un concepto, por ejemplo, como el de inmovilización, es necesaria mucha base experiencial, de la que emerge una comprensión mucho más precisa de cómo y cuándo llevarlo a cabo. Ese concepto, desde luego va mucho más allá de una definición más o menos abstracta que se pueda escribir o expresar verbalmente. Y algo que además, de manera compleja, se relaciona con otro tipo de conceptos con los que se relaciona (blocaje alto, proyección, desviación, etc...). 

Si se crea cierta base experiencial, se puede entonces comparar con la adición de ciertos componentes o distinciones nuevas, que se podrían entonces aplicar, usando la experiencia original como base con la que evaluar y medir lo que se añade con las nuevas distinciones (motoras, cognitivas, afectivas, etc...). Compartiendo las diferentes experiencias que surgen y siguiendo a partir de ellas para seguir investigando. 

De esta manera, el tipo de enseñanza y de aprendizaje desarrolla también otro tipo de habilidades, donde es más necesario actuar más autónomamente, y al mismo tiempo más conectado con las experiencias de los demás. Trabajar así implica dar mucha importancia a la información que se comparte con el formador, y la responsabilidad compartida derivada de qué uso hace el formador de esa información (haciendo uso, a su vez, de su propia experiencia y/o conocimiento). 

Bueno, disculpad si me estoy extendiendo demasiado, pero creo que la sesión dio mucho de sí, y desde luego, por mucha que escriba no lo voy a cubrir del todo. Además, ésta no deja de ser mi intepretación y lectura. Todos los participantes tuvieron ocasión de ir haciendo sus propias conexiones. 

En todo caso quería agradecer de nuevo a Paco que accediera a compartir su arte con nosotros. Y también a Isidro, que nos ayudó en las demostraciones así como en el desarrollo de la sesión. Por supuesto y de manera esencial, gracias a todos los que vinisteis, porque disteis sentido a esta iniciativa. 

Muchas gracias

 

Alejandro

Meta post

Meta post

Cada post suele ser iniciado por algo diferente: una idea, una experiencia, una pregunta, una lectura, un acto impulsivo, un sueño, una duda, un problema, una solución, etc...

Este post nace de una pregunta (que recreo libremente en lo siguiente):

Lugar: Plaza de San Diego (más o menos frente al edificio del Rectorado).

Hora: 12:30 aproximadamente. 

Carmenchu: ¿Qué diferente este año verdad?

Yo: ¿Diferente en qué?

Carmenchu: Diferente tu blog, me refiero sobre todo comparándolo con el año pasado, que recibías una media de más de diez comentarios por post.

Yo:-----------------------------------------------------------------------------------------

 

Creo que respondí algo para salir del paso (por cierto, menuda estupidez esto de salir del paso, como si hubiera algún paso del que salir). Pero mi respuesta fue más bien empezar a pensar sobre ello. 

Para ser honesto tengo que decir que tampoco es algo en lo que hubiera pensado mucho, durante este segundo cuatrimestre. Me gusta, en general, que las cosas transcurran por sí solas, de manera natural, sin necesariamente forzarlas de ninguna manera, algo así como que surja lo surja. 

En sí, esto último me suena también ahora a despreocuparme, desresponsabilizarme de lo que ocurra o deje de ocurrir, y eso ya no me gusta tanto. 

Es por ello que preferí ponerme a pensar un poco al respecto. De ahí el título: un post dedicado a reflexionar sobre los posts. Por cierto, algo que de vez en cuando hago y he hecho en este blog, que no deja de ser un buen instrumento para mantener una postura de indagación, al hilo de lo que plantea Nelson (2008, p. 551)) "que implica una negociación de significados a medida que los profesores desarrollan comprensiones sobre su aprendizaje, sus estudiantes, el curriculum, la materia, las prácticas de enseñanza y las influencias contextuales sobre todos estos componentes". Igualmente trata de ser un ejemplo de lo que Cochran-Smith y Lytle, 1999) denominan por "Conocimiento-en práctica" desarrollado a medida que los profesores (profesionales) examinan sus propias prácticas, lo que funciona, lo que no y lo que se podría mejorar. O en la línea de lo que Schon’s (1983, en Nelson, 2008, p. 550) define como epistemología de práctica, mediante la cual "los profesores se convierten en investigadores y profesionales en situaciones de incertidumbre, inestabilidad, unicidad y conflicto" (p. 308). 

Y bueno, lo único que ahora tengo son preguntas y algunas hipótesis más o menos desarrolladas. Poco más. Como justamente ahora en HHSS estuvimos trabajando procesos de investigación/indagación (de nuestras asunciones, que implican verificar, falsar y allendear) pues me parece apropiado aplicarlo a este tema que me interesa. 

¿Son menos interesantes los posts?

¿Ha cambiado mi relación/vinculación con los lectores? ¿me estoy relacionando diferentemente con ellos?

¿Influye Facebook y Twitter y otras herramientas actuales, no tan presentes el año pasado? ¿se ha derivado parte del interés por participar de manera activa a esos otros foros? ¿implica eso el final de los blogs, o al menos una transformación de su uso?

¿Es diferente el clima social de este grupo de 5º en comparación con el grupo del año pasado? ¿están menos acostumbrados a estas tecnologías? ¿más saturados? ¿más cansados?

¿Escribo menos y por ello sugiero menos?

¿Hay personas muy activas el año pasado que no lo están tanto, o simplemente no están este año?

¿Sigue prefiriendo la gente leer que participar?

 

Iré contrastando estas preguntas, y si alguien quiere echarme una mano, bienvenido es, desde luego. 

Lo que más me preocupa de esto, a partir de la lectura que estaba haciendo antes de ponerme a escribir esto (preparando un seminario teórico que tenemos mañana con el grupo FIT sobre un texto Tamara Nelson), es saber si como profesor y parte de una comunidad de profesores, estamos contribuyendo (o no ) a crear una cultura de aprendizaje basada en la indagación crítica colaborativa. Nelson cita a Wilson y Berne (1999, p.161) que plantean: "los profesores tienen poca experiencia implicándose en un discurso profesional que es público y crítico con su trabajo y el de sus colegas". 

Si los profesores no hacemos esto con nosotros mismos, ¿cómo vamos a contribuir a que nuestros alumnos, futuros profesionales (de la enseñanza y otros ámbitos), adopten este tipo de hábitos o prácticas reflexivas?

Pues nada, a desarrollar esto. 

 

 

Perspectivas al comienzo de una Clase de HHSS

Perspectivas al comienzo de una Clase de HHSS

Varios de mis alumnos de la asignatura de HHSS me pidieron al finalizar la sesión del pasado miércoles 16 de Marzo, que sería útil para ellos que expresara cuál fue mi vivencia de la clase ese día, especialmente los primeros 30’ minutos. 

Considero que puede ser útil expresar qué viví, cómo lo viví y por qué, así que voy a tratar de describirlo. Así, además, explicito algo que todos, en cierta manera, estuvisteis explicitando durante la dinámica que realizamos. De esa manera nos encontramos todos al mismo nivel de participación, algo que me parece también importante. Una de las funciones de este blog, además, es justamente la de permitirme expresar lo que pienso/siento o he pensado y sentido en ciertas clases, en la medida que ayude al desarrollo de las mismas. No por la expresión en sí. 

El miércoles íbamos en principio a continuar la secuencia de ejercicios en la que estamos inmersos desde el miércoles 9 de Marzo. Estamos trabajando la habilidad social de gestionar conflictos interpersonales, y además estamos analizando cómo estamos trabajando en el aula dicha habilidad. En sí suponen dos habilidades diferentes que van en paralelo: (1) trabajar una habilidad concreta (gestionar conflictos), (2) trabajar cómo trabajar una habilidad (con diferentes tecnologías y ejercicios, desde una o varias metodologías y una o varias epistemologías).

El martes, por contextualizar, habíamos trabajado un conflicto real (de cada uno) atendiéndolo desde al menos tres perspectivas diferentes: la personal (subjetiva), la de la otra persona (el punto de vista del otro), y el punto de vista de la relación entre los implicados (que implica verlo desde fuera, atendiendo no al contenido en sí del conflicto sino a la relación mantenida entre los que tienen el conflicto). La habilidad específica que estamos manejando aquí es la toma de perspectiva (Iborra y Santamaría, 2009). En sí era un desarrollo de la técnica del metaespejo(metamirror) desarrollada por Dilts (1990), sólo que conectándolo con algunos modelos clásicos de la Psicología del Desarrollo (Selman, 1980). 

Este modelo de las tres perspectivas (aunque se puede añadir una más) era una extensión de trabajar el conflicto atendiendo sólo al contenido, escuchando lo que otras personas piensan del mismo, cuando hablan desde la perspectiva de los implicados. En este caso, aquí la persona no adopta necesariamente las otras perspectivas, sino que escucha sin más otras perspectivas, opiniones o puntos de vista. Eso es lo que hicimos justamente el miércoles 9. 

El metaespejo puede facilitar ir más allá de los contenidos pera enfatizar justamente un aspecto de proceso, el de la toma de perspectiva, justamente. No interesa tanto el contenido en sí, como darse cuenta de qué información hay disponible desde cada perspectiva, y cuál es nuestra comprensión de la situación una vez que vamos conociendo e integrando dichas perspectivas. 

Esta semana iremos más allá de esta técnica, para enfatizar aún más otros elementos de proceso que están también presentes, y añadiremos además el trabajo que ha hecho Kenneth Gergen desde una perspectiva dialógica transformadora, dentro del construccionismo social (que tiene mucho en común con la propia perspectiva de Dilts, por cierto). Trataremos de ir más allá de esto. 

Bueno, esto era el contexto, ahora mi experiencia. 

Son las 18,30 y me encuentro escuchando al último ponente del V Encuentro de Innovación Docente. Estoy inquieto porque tengo clase de 19 a 21 horas, y sé que debería salir ya si quiero llegar con tiempo al aula. No obstante, aún hay que clausurar el encuentro, y que uno de los organizadores salga a mitad del discurso de un ponente, no es precisamente algo muy elegante. Por eso, voy pensando soluciones o apaños ante esa situación. La solución más práctica que se me ocurre es salir cuando haya terminado la comunicación, para llamar a la conserje de la facultad, para pedirle que vaya al aula 1 y diga a los alumnos que hay clase, que llegaré un poco más tarde y que empiecen con grupos de revisión sobre la clase del día anterior, porque a partir de ahí continuaremos. 

Después de ocurrírseme esa idea me relajo un poco y sigo escuchando al ponente, mientra simultáneamente sigo atendiendo al resto del aula magna, para ir evaluando cómo se va recibiendo todo, cómo va la gente (como un todo) respondiendo. Es la parte final, llevamos dos días completos trabajando. En ese momento soy consciente de mi cansancio, físico y mental. Termina el ponente y me acerco a Leonor, le digo que me voy a clase, que si necesitan algo para terminar. Intercambiamos unas cuantas ideas rápidas y me despido. Cojo la mochila y me voy discretamente por el pasillo, saludando a gente que conozco. Hay tres personas que se vienen conmigo, cuando me ven salen también y me siguen. Una vez fuera, llamo a la conserje, no la encuentro. Faltan diez minutos para las 19 horas. Lo vuelvo a intentar. Tampoco la cojo. A la tercera va la vencida, le pido que vaya al aula y me dice que perfecto, que no me preocupe. Después de eso, vamos a los coches, mientras me voy despidiendo de algunas personas. De camino a la facultad voy hablando con Belén mientras aprovecho para ir descansando un poco, al mismo tiempo empiezo a situarme en perspectiva hacia la clase. Soy consciente de empezar a transitar hacia la clase, de ir pensando lo que vamos a hacer, reviso las ideas que tengo sobre la sesión de hoy, a partir de lo trabajado en la sesión anterior. Mientras selecciono la ruta más rápida para llegar. 

Llegamos y por suerte aparco rápido. Entramos en la facultad, vamos directamente a la clase. Mi expectativa es que habrá al menos unos tres grupos ya creados trabajando, revisando la sesión anterior. Mientras camino por el pasillo empiezo a ver que no va a ser probablemente así. Me cruzo con una alumna, que sale de clase y se va, tras saludar. Hay otro alumno sentado fuera (cuando en principio no debería estar ahí). Son las 19,30. En ese momento siento más presión por la hora, probablemente estamos llegando tarde treinta minutos. Entro en clase y compruebo cómo en efecto no hay grupos de revisión, más bien pequeños corros de gente hablando, pero de otras cosas, parece que simplemente esperando. Veo gente que al vernos se reorienta y se sienta, empieza a sacar material. Veo gente que frunce el ceño, baja la mirada, no sonríen, no saludan, más bien evitan el contacto. Una persona viene y nos dice que por qué no avisamos, que tampoco hubo clase antes y llevan toda la tarde esperando. Comprendo que de alguna manera no se han comprendido o transmitido mis instrucciones. Entonces empiezo a sentir rabia. Pienso algo así como "joder, si no lo va a hacer, que me lo diga y pienso otra cosa", refiriéndome a la conserje. Entiendo que debo empezar disculpándome y explicando por qué llegamos tarde, planteo también que había preparado que les dijeran cómo empezar la clase (aunque no me gusta decirlo y parecer que el error es de otra persona y no mío). Rectifico y asumo mi completa responsabilidad, al fin y al cabo lo que sucede o no en esa clase es responsabilidad mía. Veo a gente atrás hablando, gente que además no estuvo en la sesión anterior, interpreto que están hablando sin más, sin demostrar mucho interés. Vuelvo a sentir rabia. Siento la rabia en mi mandíbula, se me tensan los músculos de los brazos, mi voz suena más alta. Vuelvo a llamar la atención para comenzar digo algo así como "las cuatro personas del fondo, si quieren continuar hablando que salgan al pasillo". En ese momento soy más consciente de que estoy enfadado, y de que estoy reaccionando, además mal. Tomo una decisión rápida para comenzar: necesito que la gente que no estuvo el día de antes se ponga un poco al día, o no entenderán la siguiente parte de la secuencia, además sigo viendo gente que parece molesta, yo incluído. Conviene revisar un poco, además conviene entrar en la clase y hacerlo un poco más progresivamente. Conviene también tener cierto espacio de tiempo para pensar. Así que propongo que hagamos grupos de revisión, dos grupos sólo.

Mientras la gente comparte sus experiencias del día anterior, voy viendo cómo la gente va entrando progresivamente en la sesión. Las personas que no estuvieron empiezan a tener más información sobre lo hecho. Aunque hay personas que parece que siguen molestas. En ese momento comprendo que mi rabia hacia la conserje no tiene sentido. No sé qué ha pasado exactamente, puede que haya cumplido con su parte y simplemente los estudiantes que la escucharan decidieran marcharse. No lo sé, no tengo información. Además sigue siendo responsabilidad mía, no suya. En ese momento decido trabajar con lo que hay. En ese momento me acerco a la pizarra y escribo una U. Ya he tenido una idea sobre cómo continuar, lo sopeso un poco más, pero me parece que sería lo más apropiado. En ese momento estoy animado, intrigado, curioso, incluso por mi propia rabia que va desapareciendo. Ya no tiene sentido, incluso me divierte que la haya sentido de manera tan rápida. Igual de rápido se ha esfumado. Sobre todo atiendo a la clase como un todo, y a algunas personas concretas. Tras diez minutos la gente ya está trabajando, la sensación general es otra. Pero puede que haya algún conflicto latente todavía, incluso que venga de antes. Tengo curiosidad por comprobarlo, así que decido aprovechar esta situación y trabajar el conflicto potencial que ha surgido entre la clase y yo, por esto de llegar tarde. Podemos aprovechar, utilizar ese conflicto para seguir practicando el modelo de las tres perspectivas. Al fin y al cabo es lo que he estado haciendo yo, muy rápido. En ese momento, pienso que sí, que puede ser apropiado: es un ejemplo de utilización (un concepto que me gustaría introducir, el concepto estratégico de utilización tal y como lo entendía Milton Erickson), además permite que las personas que no estuvieron las anteriores sesiones se pongan al día, además permite trabajar una situación compartida por todos, que estaremos viviendo cada uno de manera diferente (sea conflictiva o no), por si acaso evitamos conflictos latentes explorándolos en vivo, además seguimos practicando explorar una situación desde tres perspectivas diferentes. 

Para disponer de tiempo, señalo el fin de la revisión y empezamos a compartir ideas, desde los grupos. Al finalizar este momento fundamental donde cada grupo puede expresar lo que ha ido trabajando, introduzco el concepto de utilización (usar una situación que emerja para conseguir los propósitos que tengamos) y les planteo analizar la situación vivida, usando la misma pauta que la sesión anterior. La perspectiva subjetiva es la de cada uno de ellos, la perspectiva del otro es la mía (es decir, que se pongan en mi perspectiva o punto de vista) y la perspectiva de nuestra relación, incluso pudiendo ver la situación desde la perspectiva de la clase como un todo. Vuelvo a repasar cómo acompañar/facilitar el proceso (otro rol) y observar al facilitador y al que hace de sujeto (el tercer rol). Me gusta que alguno que sorprenda de que vayamos a trabajar este contenido, en principio parece que siguen con interés la propuesta. Yo tengo mucha curiosidad por saber qué podremos aprender y conocer de esta exploración. Se empiezan a formar los grupos de tres personas y seguimos la sesión. 

Hasta aquí más o menos los primeros 30 minutos de la clase, los más relevantes. Mi interés después fue que el ejercicio se pudiera hacer, viviendo cada perspectiva (usando el espacio para eso), y no meramente hablando, intelectualizando (algo a lo que estamos mucho más acostumbrados). 

Bueno, comparto así mi punto de vista, por si es de utilidad. Seguimos mañana. 

Un saludo

 

 

Referencias

Dilts, R. (1990). Changing  Belief Systems with NLP. Cupertino (California): Metapublications.

Iborra, A. y Santamaria, C. (2009). Let’s manage conflict! Achieving new perspectives of our interpersonal conflicts. En O. Holz y B. Drägenstein (Eds.). Small Heroes in Trouble. Teaching Resources to overcome boy specific challenges in primary schools. Proyecto COMENIUS, 148-153. (ISBN: 9789081430715). 

Selman, R L (1980) The growth af mterpersonal understandingdet>elopmentd and chntcd andysesNew York Academic Press.

Dokkodo en relación a la innovación docente

Dokkodo en relación a la innovación docente

El pasado verano estuve leyendo la trilogía sobre la vida de Miyamoto Musashi, el célebre samurai japonés del siglo XVII, escrita por Eiji Yoshikawa. 

La verdad es que disfruté mucho leyendo su historia novelada, especialmente los dos primeros tomos. El tercero creo que no está al nivel de los dos primeros, el ritmo es mucho más apresurado, aunque el final es excelente, narrando el célebre combate entre Musashi y Sasaki Kojiro.

Musashi lleva una vida completamente asocial y desadaptada, de hecho está a punto de morir muy joven, hasta que se cruza con un monje del Budismo Zen, que logra influirle para que encuentre un sentido de dirección en su vida. Éste no es otro que seguir el camino de la espada, como una vía más para encontrar la iluminación. Musashi de hecho, no perdió nunca un combate en su vida, y probablemente por ello, sumado a su rectitud moral, es el samurai más célebre de la historia. 

Aunque esto de por sí ya me resultada de interés, más la excelente descripción social del Japón de esa época, lo que más llamó mi atención fue que Musashi fue un autodidacta. Nunca aprendió en una escuela de sable, de hecho su estilo era totalmente heterodoxo. Ésa era una de sus cualidades más especiales a la hora de luchar, lograba desestructurar a sus rivales, seguidores siempre de alguna escuela (propia o ajena). Musashi siempre lograba adaptarse a las circunstancias, al tipo de guerrero y estilo de lucha con el que se enfrentaba. Algo que describió con más detalle en su famoso tratado de "El libro de las cinco esferas (o anillos)". 

Siete días antes de morir escribió un libro muy pequeño llamado Dokkodo: "el camino de la marcha solitaria". En él sintetiza 21 preceptos que ilustran su personal filosofía y estilo de vida. 

La verdad es que cuando busqué y encontré este pequeño libro, lo leí como quién espera encontrar un tesoro. La verdad es que lo que encontré tampoco me entusiasmó demasiado, puede que mis expectativas fueran demasiado grandes. 

No obstante hay un precepto que me sorprendió e impactó. Me intrigó mucho leerlo, me dio que pensar tratando de encontrarle sentido. De los 21 es el que más me dio que pensar. 

Es el siguiente:

No te guíes

por tus preferencias

 

Ya está, nada más que esto (así son más o menos el resto de las 20 frases que componen el libro). 

No te guíes por tus preferencias, la verdad es que me pareció un precepto de lo más útil e interesante, así como difícil. ¿No os lo parece?

Lo conecto especialmente con el campo de la innovación. Desde luego, si quieres innovar conviene trascender el espacio familiar y conocido de lo que ya conoces o sabes hacer, en gran parte representado (para mi) por tus preferencias. 

No sé cómo sería aplicar esto como filosofía de vida a todos los demás ámbitos, de entrada lo veo muy complejo y difícil. Así que, al menos, inicialmente lo conecté con el contexto de la innovación y los procesos de allendear, tan ligados también al ámbito de la exploración, la indagación y la investigación.

En el pasado V Encuentro de innovación docente que se celebró la semana pasada creo que tuvimos destellos de innovaciones interesantes, no sólo en la experiencia, también en la manera de presentarlas. Me gustó ante todo la variedad de experiencias y presentaciones que pudimos presenciar.

Leyendo un blog que sigo de vez en cuando, Bloggin Innovation, leí un post que tenía un título de lo más sugerente y divertido "We don’t need another innovation hero". Creo que muchas veces prevalece aún la idea de que la innovación depende de geniales ideas aportadas por personas creativas, es un sesgo que enfatiza la individualidad (algo bastante similar a lo que suele ocurrir con ciertas nociones individualistas sobre el liderazgo). 

Lo que me gustó del encuentro, fue la idea cada vez más extendida, de que lo que necesitamos es crear una cultura de la innovación, que desde luego va más allá de un puñado de "héroes" innovadores. A veces las genialidades individuales impiden paradójicamente que emerja una cultura genial innovadora. Es una de las ideas que expresó Johanne Goudreau durante la conferencia que impartió hace dos semanas en la facultad de Fisioterapia y Enfermería, cuando mostró que lo importante no era la labor individual de los profesores, sino la labor colectiva, coherente, coordinada y colaborativa de dichos profesores, que llegaban a conformar un cultura docente. 

Ya veremos si logramos esto, o al menos, si estamos ya en la dirección de ir lográndolo poco a poco. Desde luego para eso nuestro camino no debería ser de la marcha solitaria, sino de la marcha colaborativa, que no sé cómo se dirá en japonés. Espero que estas cosas no se tengan que hacer de manera solitaria.

Eso sí, por mi parte, seguiré pensando en esto de no dejarme llevar por mis propias preferencias, aunque sea difícil. 

Un saludo

Arquitectura metafórica (y epistemológica)

Arquitectura metafórica (y epistemológica)

Pequeño ejercicio. 

Mira esta imagen. 

¿A qué edificio crees que corresponde? ¿qué podría suceder aquí? ¿a qué actividad se dedicarán las personas que habiten este pasillo, franqueado de puertas?

¿Qué te sugiere? ¿qué sientes al verlo?

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(esto es un poco de tiempo para responder o reflexionar las preguntas)

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Bueno. Ya podemos seguir. La foto la tomé antes de entrar al aula donde estábamos dando sentido al módulo de metodología cualitativa del master de Gerontopsicología, en la Facultad de Psicología de la Universidad de Valencia. 

Así que ya queda respondida la primera parte de las preguntas. El pasillo tiene lugar en la nueva sección construída en la facultad de Psicología. Es por lo tanto una construcción cuyo propósito es la Educación. 

La verdad es que a mi al principio me horrorizó un poco esta nueva parte de la facultad. Más teniendo en cuenta que en ese edificio empecé mi formación como psicólogo hace ya unos años. Volver a pasar por sus pasillos siempre es una experiencia entrañable. 

Ver la nueva sección, tan aséptica, tan fría, tan funcional, tan vacía, tan silenciosa, me trasladó a cualquier sitio menos a un edificio que se dedica a la educación. Y por otra parte, de manera irónica, también le encontraba su sentido. 

Justamente, gran parte del módulo estuvimos tratando de trascender, de generar alternativas a la epistemología positivista que sigue dominando la formación y la investigación en Psicología (y muchas otras disciplinas). En cierta manera, este pasillo, arquitectónica y decorativamente me parecieron una metáfora perfecta de dicha epistemología. Y por eso, teniendo en cuenta las discusiones y conversaciones en las que me vi envuelto desde el pasado miércoles, me parecía que podía estar bien empezar por ahí. 

La verdad es que me lo pasé muy bien, aunque fue un desafío de lo más interesante, tratar de dar a entender en tres días en qué consiste la investigación basada en un paradigma interpretativo y/o crítico, e ir más allá también de las diferencias metodológicas. Porque se puede emplear una metodología cualitativa pero desde una epistemología positivista, interesada en medir, cuantiificar, controlar, predecir, etc... etc... Siempre resulta complejo discutir acerca de opciones epistemológicas. Probablemente el propio término eche un poco para atrás, pero para mi resulta algo fundamental. Como decía von Foerster, no hay peor epistemología que no tener ninguna (algo que por otro lado resulta imposible). 

No quiero desarrollar aquí algunas de las ideas tratadas en ese módulo: los sesgos que dominan la investigación en la disciplina de la psicología actual y las críticas que se están suscitando (como recuperar una perspecitva idiográfica, tener en cuenta los contextos naturales de los fenómenos, respetar el flujo dinámico de los fenómenos que tienen lugar a lo largo del tiempo, atender a la complejidad, etc... etc...). Muchos temas tratamos, partiendo del escepticimo inicial de las 18 personas inteligentes con las que trabajaba. No en balde han sido socializadas en un paradigma que recela tanto de la experiencia subjetiva. Lo que no deja de ser paradójico en una ciencia como la psicología, que justamente, al menos para mí, estudia justamente la experiencia (y ésta es siempre subjetiva). 

Lo que tenía en común este módulo con mi actividad reciente en la Universidad de Alcalá, era la metodología de aprendizaje experiencial que seguimos a la hora de trabajar. Las últimas semanas hemos estado teniendo la ocasión de asistir a varios cursos centrados en trabajar la educación por competencias, generalmente relacionados con metodologías experienciales. Por ejemplo, explicito: (1) la sesión que impartió Jose Luis Medina, de la Universidad de Barcelona, en el Master de Docencia Universitaria sobre aprendizaje experiencial, (2) las dos partes del taller de desarrollo avanzado de competencias dirigido por Tim Ingarfield y (3) la conferencia y el taller sobre una Educación por Competencias desarrollados por Johanne Goudreau, de la Universidad de Montreal. 

Los tres ejemplos tienen en común que están basados en metodologías de trabajo experiencial, cuyo propósito es contribuir a que todos los participantes en el contexto educativo, construyan un conocimiento progresivamente más complejo, situado y relevante. La diferencia entre las tres es que el modelo de aprendizaje experiencial que subyace al curso de Jose Luis Medina y Johanne Goudreau, está más cercano al modelo de Kolb, mientras que el modelo de Tim Ingarfield está basado en un modelo que enfatiza, más que reflexionar sobre la experiencia para tratar de construir conceptos (abstractos), generar distinciones significativas en la experiencia para poder organizarla y aprender mejor de ella, teniendo así conceptos que dependen de dicha experiencia (pero la trascienden).

Parece lo mismo pero no lo es. El modelo de Kolb consta de cuatro fases: la experiencia concreta, la observación reflexiva sobre dicha experiencia, la conceptualización abstracta y la experimentación activa (de dichos conceptos), que se convierte en la nueva experiencia concreta y a volver a empezar. 

Dicho ciclo sin duda es útil e interesante, sobre todo si lo que quieres es reflexionar y generar ideas abstractas (que no siempre son conceptos). Hay un salto entre el paso 2 y el 3, en el sentido de que no se garantiza que de la observación se generen disciones conceptuales precisas, concretas. Generalmente son más ideas, que enfatizan el contenido, pero no siempre los procesos y los patrones que tienen lugar (estos son más escurridizos).

La metodología experiencial más constructivista seguida por Tim (basada en la DBM) consiste en diseñar situaciones con las que experimentar, explorar, compartir lo explorado e ir practicando el uso de ciertas distinciones (que inicialmente no se notan para nada). Con el empleo de las distinciones, se va generando información que inicialmente no estaba disponible, que cuando se va organizando permite comprender mejor lo que se va experimentando. Sobre todo atendiendo a la diversidad de experiencias que pueden surgir entre los diversos participantes. Más que estar centrados sólo en el contenido, es interesante atender al proceso en sí o los procesos que intervienen en la experiencia (muchas veces descritos iniciales por metáforas actuacionales, por aparentes juegos). 

Esta segunda manera de entender la metodología experiencial es más incómoda, menos clara, más ambigua, y muchas veces más difícil de seguir inicialmente. Se le deja más responsabilidad al alumno para que vaya dando sentido a su aprendizaje, compartiendo sus comprensiones y experiencias con sus compañeros. La confusión, la sobrecarga y el sentido de ignorancia inicial suelen ser uno de sus componentes iniciales. Algo que por otra parte, está presente en todo proceso de investigación y exploración, incluso de innovación. 

Hablando con unos alumnos que participaron en el curso de Johanne y en el de Tim (al finalizar el taller de Johanne) me llamó la atención cómo les había encantado el curso, principalmente porque Johanne lo organizó francamente bien, y porque resultó claro el contenido principal que quería expresar: cómo habían organizado la enseñanza de la enfermería teniendo en cuenta un enfoque por competencias (el modelo era complejo, desafiante, interesantísimo pero comprensible y coherente) y una investigación para graduar el desarrollo progresivo de una competencia compleja como es el razonamiento clínico (que incluye detectar patrones, elaborar hipótesis, seleccionar la más plausible, comprobar, falsar, etc...) estudiando a alumnos en 1º, 2º, 3º y a profesionales que empiezan a trabajar, así como a profesionales que ya llevan varios años y son considerados expertos (de nuevo la información era clara, explícita, muy sugerente, interesante y estaba magistralmente organizada). 

Esos profesores preferían mil veces el curso de Johanne (imagino que también preferirían el de Jose Luís) al que estaba impartiendo Tim. Yo los veía muy complementarios, porque sobre todo a la hora de precisar las competencias, de realmente explorar en qué consiste por ejemplo razonar clínicamente, lo que estábamos haciendo con Tim, resultaba muy útil (pero imagino que sólo si se conectaba, y se iba más allá de los ejercicios concretos que estábamos haciendo, atendiendo a lo que de hecho sí estábamos haciendo y practicando, más difícil de notar). 

En relación con esto, me doy cuenta que desde el miércoles, sobre todo el jueves y el viernes, traté de trabajar dos competencias muy concretas con mis alumnos del master de metodología cualitativa. La primera era analizar narrativas sobre envejecimiento (producidas por ellos mismos, que en sí es otra competencia expresiva), y hacerlo comparando cuatro tipos de análisis diferentes: un análisis que va desde la teoría a los datos, un análisis categorial que va desde los datos para ir construyendo progresivamente una teoría (o al menos identificar temas), un análisis específico para atender a cómo está escrita la narrativa, qué formas sobresalían, y por último un análisis global más holístico que tuviera en cuenta cada caso como un todo, atendiendo tanto al caso como a uno mismo (a partir de lo que sentía y le sugería, racional y emocionalmente). 

Además de estos cuatro tipos de análisis, nos paramos en detectar qué pasa cuando analizamos casos nuevos (una vez ya tenemos un estándar creado, o si se quiere, un conocimiento más estabilizado acerca de lo que ya se sabe o comprende, que era el resultado del primer análisis). Identificar las ventajas y limitaciones de esto es para mi algo clave en el análisis cualitativo. 

Después de esto, había que expresar las interpretaciones, cualitativamente claro, y cada grupo lo hizo de  una manera diferente ( que todos atenderían, claro). El primer grupo, más intelectual y objetivo, eligió un método tradicional, una secuencia de relato científico objetivador típico: modelo teórico, diseño, muestra, análisis, resultados, discusión, conclusiones, etc... y todo ello con transparencias). El segundo grupo, hizo un relato realista en el que presentaba los temas principales extraídos de los casos (las categorías) ejemplificándolos con citas (con los que los fundamentaban/grounded), además usaban también fotos y definiciones de cada tema o categoría. El tercer grupo hizo un relato confesional, en el que contaba usando las distinciones de forma que había usado, cómo había sido su proceso de escribir su narrativa y por qué tenía esa forma (me encantó lo sinceros que fueron y lo difícil que resultó en algún caso). El cuarto grupo llevó a cabo una dramatización en la que cada persona (había cuatro) representó un modelo de representación del envejecimiento, actuándolo, desempeñándolo, no hablando de ello sin más. 

Lo que había que notar era qué comprendían y aprendían de cada uno de ellos, también cómo cada expresión influía en su atención y en cómo se sentían, y por qué sucedía esto. Incluso cómo les influía atender desde el tipo de análisis y manera de expresión que habían elegido. Es fácil comparar en términos de lo hecho, considerándolo la mejor opción (porque es la que le pertenece a uno, porque es con la que uno se identifica, porque es la que uno más comprende, etc...). Había mucha experiencia disponible, y espero que las distinciones claves estuvieran disponibles. 

El caso es que lo importante era el proceso de aprendizaje experiencial que iba teniendo lugar. Algo que suele ocurrir en muchas de nuestras clases. Lo bonito fue disponer de 12 horas casi seguidas para poderlo hacer. Qué razón tenía Johanne cuando nos enseñó cómo estructuraban sus cursos con una estructura de módulos (acabando cada asignatura en dos o tres semanas e intercalando asignaturas de integración cada tres módulos). Si trabajáramos así en los Grados, licenciaturas o Másteres, se podría favorecer mucho más cierto tipo de aprendizaje y enseñanza. Aunque no todo es la estructura claro. 

Al final, siempre terminamos viéndonos influídos por nuestra epistemología, el paradigma que guía lo que hacemos, que contextualiza y da sentido a nuestras actividades. Lo peor es cuando ni siquiera lo notamos. Otra limitación es cuando un paradigma apropiado en un contexto (de investigación por ejemplo) lo trasladamos sin más a otro contexto (la educación, la práctica profesional). Y peor limitación es cuando ni siquiera somos conscientes de que esto ocurre, porque ni siquiera notamos los contextos y los paradigmas. 

En fin, que me lo pasé muy bien, y esta semana espero seguir pasándomelo bien. La verdad es que la semana se las trae, con el V Encuentro de Innovación Docente a la vuelta de la esquina, o incluso más cerca. A ver qué tal. 

Un saludo

Atiborrado

Atiborrado

Hoy ha sido un día intenso y movidito. Pero la guinda o la puntilla, según se mire ;), ha venido al final. 

Ella, a la salida de la facultad, sonríe con picardía (me gustó verla tan suelta, creo que era la primera vez que la veía así) y empieza: Se abre el telón y aparece un grupo de alumnos tras unas clases, ¿cómo están los alumnos? atiborrados. 

Es de las mejores cosas que he escuchado hoy. Inteligente, creativo, malicioso, mordaz, y lo mejor, un buen ejemplo de algo que habíamos trabajado hoy, algo aplicado. Genial. La verdad es que hasta me hace gracia, el juego de palabras, y el contexto de aplicación. 

Además de eso, es cierto. Creo que más de uno se ha ido hoy atiborrado, empezando por mi mismo. 

Definición de atiborrado:

 

atiborrar

  1. tr. Llenar algo en exceso:
    mi almohada está atiborrada de espuma.
  2. Atestar de algo un lugar, especialmente de cosas inútiles:
    atiborraron el maletero.
  3. tr. y prnl. Atracar de comida:
    se atiborró de pasteles.
Las acepciones 1 y 2 tienen que ver con llenar algo en exceso, siendo aquello que llena, inútil. Eso más el juego de palabras más el posible efecto de saturación tras 6 horas de clase hacen el resto. 
Cuando lo he escuchado estaba con mi cara de póker profesional ( que no sé si será muy buena o no, no me fío mucho de mi cara de póker). Mi cara de póker está sustentada en el dicho "en boca cerrada no entran (ni salen) moscas", una manera de operativizar la metodología de Don Finkel de "Dar clase con la boca cerrada". 
Imagino que otro día me hubiera reído más, y repito, me gusta el chiste. Hoy estaba más sensible. Siempre estoy sensible cuando soy testigo de la preparación del programa de HHSS. Es algo parecido a enseñar a un niño (hijo o no) a ir en bici. Sabes que le tienes que dejar solo. Le ves tambaleándose, de un lado a otro, luchando por ir en línea recta, tratando de coger el equilibrio, recuperar cuando se pierde, y de vez en cuando alguna caída, y volver a levantarse y otra vez. Hay caídas y caídas. El tema es que se caiga pero no sea una caída tan fuerte que decida olvidarse de ir en bici. El tema también es aprender a levantarse. El tema también es incluso aprender a caer o incluso ver venir antes cuando es posible caerse para enderezar antes. El niño está concentrado, a veces pendiente del adulto, contento de poder demostrar su nueva competencia, aunque a veces quisiera volver a ir con las ruedas supletorias, para qué aprender a ir sólo con dos ruedas. Tal vez no vale la pena, demasiados vaivenes. Total, con las dos ruedas más las dos supletorias detrás, también puede moverse. El adulto tiene que aguantarse y contemplar la escena, dejar espacio. 
Lo de hoy me vuelve a traer a la mente el símbolo de las encrucijadas, o la de los puntos de un camino en el que finaliza el camino y hay que ir campo a través. Las habilidades cuando no hay camino son diferentes a cuando hay camino. Cuando no hay camino hay que tomar decisiones complejas. A veces, uno decide ir por un sitio, y todos siguen. A veces se producen debates, que claro, son molestos porque no se avanza, o no se tiene la sensación de avanzar, y ante todo hay que avanzar. Desde arriba, una vez subida una montaña, es más fácil ver las rutas disponibles, los atajos que no lo eran tanto, y las subidas que no eran tan empinadas. Puede que todo sea en definitiva asunto de perspectiva o perspectivas. 
Esto me hace pensar en el día de ayer. Me pidieron que llevara un taller de hora y media sobre creación de contextos colaborativos con orientadores y jefes de estudio de institutos de secundaria de Guadalajara. Hablamos de la diferencia entre metodologías cooperativas y colaborativas, jerarquías, heterarquías y multiarquías, estructuras de redes, de relaciones horizontales, de lo difícil que es renunciar a uno mismo (a las creencias, ideas, convicciones) para ir más allá, para construir algo diferente que no emergería de uno solo. Me llamó mucho la atención esta idea de "renuncia", como si uno notara sólo una pérdida, y no lo que podría ganar. De fondo uno de los temas clave: ¿cómo gestionamos la incertidumbre de los procesos abiertos, tan típicos en las metodologías colaborativas frente a las cooperativas? Tras terminar, se me acerca un profesor, de unos 50 años, que había estado muy activo, y que en la parte final, cuando más hablaba yo, me miraba con una cara difícil de definir. Se me acerca y me cuchichea al oído antes de salir por la puerta: "el tema es que nadie aguanta la incertidumbre". Yo le respondo, "así es, ése es uno de los temas clave". 
A la salida del taller, tenía poco tiempo para llegar a la facultad y tratar de comer antes. Saliendo de Azuqueca, en la carretera del polígono que da acceso a la A2 me encuentro con una gran cola de coches. Tengo para rato probablemente. A la derecha hay una rotonda, e imagino que tiene que haber más adelante otro acceso a la A2. Pero no es seguro. Permanecer en la cola es lento, pero es seguro. Girar por la rotonda y coger el camino, por el que no va nadie, puede que lleve a otro acceso, pero es arriesgado. Siento un cosquilleo en el estómago y tomo la decisión: giro hacia la derecha y me voy por la carretera que atraviesa el polígono. Si me equivoco puedo volver, y además aprendo algo sobre esa carretera. Si acierto ganaré bastante tiempo y aprenderé otra ruta. 200 metros más adelante hay otra rotonda y un cartel que indica un acceso a la A2. Voy solo por la carretera. Se disipan las mariposas estomacales, podré llegar para comer algo antes de clase. 
Volviendo al día de hoy. Ha sido muy interesante, sobre todo el proceso, ese gran desconocido. Esa palabra que cuanto más se pronuncia menos se oye. Da igual decirla: proceso, proceso, proceso, proceso, proceso, proceso. Seis espacios en blanco. Será el atiborramiento. Qué razón tiene ella, ha acertado de pleno. No lo volveré a mencionar, para qué, si es invisible, si no se ve, si no se atiende a él. Y atender al contenido (abstracto) y al proceso (aún más abstracto) para ver la relación entre ambos (una abstracción de dos abstracciones)... creo que ya me he pasado. Es como dejar al niño que elija entre bajar con la bicicleta por una bajada con baches o seguir por una línea recta libre de obstáculos. Pues por la línea recta, claro. Tengo un problema, estoy atiborrado, de mi mismo. Necesito vacaciones, o dormir que es más o menos tomarse vacaciones de uno mismo, aunque aparezca una versión de uno mismo en forma de sueños, de todo tipo. 
Creo que soy un impaciente y un exagerado. Realmente ha habido cosas geniales hoy, otra vez, como ayer. Lo que no sé es si se perciben y se pasan de largo, o se perciben pero se prefieren ignorar. Ah... es importante atender al grupo, también había silencios y abdicaciones. Cuando uno abdica, abandona, ¿es responsable por abdicar? ¿es una elección o una reacción? ¿y el grupo, es responsable de esto? ¿puede o deber ser consciente de esto? 
En todo caso, pese al atiborramiento general ha habido grandes momentos, eso es lo que importa. Como la puntilla final, ja... 
Ya está bien por hoy. 
Alejandro
PD: ah... la foto respondía a mi estado inicial, que se ha ido reposando a medida que escribía. Será de nuevo eso, cuestión de perspectiva. Más que tocado era agitado pero sin martini y sin aceitunas.