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El viaje de Telémaco

Habilidades Sociales

Feedback de la anterior sesión de HHSS

Feedback de la anterior sesión de HHSS

Hola a todos y todas

 

Bueno, lo prometido es deuda. Aquí va lo que no tuve tiempo de expresar el otro día en clase de HHSS por falta de tiempo. 

 

La verdad es que fue una sesión interesante. Primero que nada porque no hice nada de lo que tenía previsto inicialmente. Quería dedicar la sesión a hablar de cuestiones epistemológicas, metodológicas y tecnológicas propias de los programas de Habilidades Sociales, dado que vamos a empezar a diseñar una sesión en breve. Esa sesión iba a incluir un análisis de "pifias" o pequeños errores, sobre todo míos, que quería que reflexionáramos. Pero todo cambió cuando me di cuenta, tras prepararlo todo que si cambiábamos de fase, era mejor que tratáramos de integrar un poco lo trabajado previamente. No es que no lo hubiera pensado antes, sí, por eso dije que haríamos un "mix", es que comprendí que era necesario dedicarle todo el tiempo de la sesión. 

Así que dedicamos la sesión a aplicar todo lo que habíamos aprendido sobre la habilidad de hablar en público, de expresar ideas ante una audiencia. El tema era sencillo aparentemente: compartir en grupos las habilidades personales en esa habilidad, en ese momento. Si tuviéramos que diseñar una intervención para mejorar u optimizar nuestro desempeño, ¿qué podríamos hacer? Después, tras elegir a una persona concreta, el tema era trabajar para ella, un caso real en vivo. Después poder llevar a cabo el desempeño para posteriormente comprobar. El ciclo podría continuar a partir de ahí. Es el patrón habitual de sabemos algo, que aplicamos para posteriormente investigar y comprobar sobre dicha aplicación o hacer, a efectos de saber más. 

Bueno, tras escuchar y observar a algunos grupos y observar a los participantes que expusieron el tema del país, ahora viene lo que no tuve tiempo de expresar. 

En el primer cuatrimestre, en el Master de Docencia, nos fuimos en Noviembre a Sigüenza a trabajar parte del módulo sobre procesos de aprendizaje y enseñanza. Como parte de ese taller, se me ocurrió plantear a los alumnos (profesores de universidad) un ejercicio que consistía en lo siguiente: Estaban divididos en grupos según su área de conocimiento (Ciencias Sociales, Tecnológicas y Sanitarias que había 2, si no recuerdo mal), cuatro grupos que tenían que juntarse luego en dos grupos más grandes. En esos nuevos grupos tenían que A) enseñar algo que controlaban (un contenido que dominaran), B) enseñar algo que no fuera académico pero que conocieran, C) enseñar algo que no conocieran. 

Ante la tercera situación, la C, todos inicialmente reaccionaron diciendo que no podían enseñar algo que no conocían. Yo les planteé que trataran de explorarlo, a ver qué pasaba. Bueno, tras observar a los distintos grupos, en general la situación C a mi fue la que me pareció más interesante, más creativa, más colaborativa, más participativa, todo el grupo actuando. Eso sí, sólo dos grupos la eligieron como la más significativa. Otros dos grupos eligieron la A. 

Cuento esto porque una obsesión de muchos grupos, en la anterior sesión, consistía en saber de antemano qué contenido se iba a tratar. Es como que condicionaban su seguridad al conocimiento del contenido del que tenían que hablar. Por eso lo conecté con esta experiencia con los alumnos del Master de Docencia Universitaria. 

Estamos tan obsesionados con el contenido que nos olvidamos de todos los procesos involucrados (y para qué hablar de los patrones ;)

Un aspecto fundamental para mi tenía que ver con que el contenido lo elegía yo, en el último momento. La verdad es que el contenido me daba igual, yo estaba observando muchas otras cosas. Lo interesante de las intervenciones que había que preparar es que se tenían que centrar por necesidad en distinciones procesuales que habíamos estado trabajando. Pero no sé hasta qué punto esto fue así. Sé que hubo grupos que trabajaron cuestiones de respiración, de relación, de gestión del espacio. Pero no sé si trabajaron otras cuestiones como qué expectativas tenían, qué tipo de motivación les impulsaba, a qué iban a atender, etc... etc...

Un tema fundamental que percibí en muchos grupos subyacía a esta prioridad por conocer el contenido. Lo que subyacía era una necesidad de control. Esto se relaciona con priorizar ante todo nuestra seguridad (probablemente sentida, sentirse seguros, controlando la situación). No tuve tiempo si esto estaba también vinculado a cuestiones de logro, de querer demostrar pericia o querer evitar demostrar inhabilidad, o hacer el ridículo, etc...

Como les planteé, buscar el control por parte del contenido, para mi era parte del problema que muchos tenían. Curiosamente, la solución intentada (ganar control preparando mucho el contenido) no hacía más que reforzar la necesidad por el control y la propia seguridad. 

No es que el control no sea necesario o importante. Por supuesto que sí. O que el contenido igualmente no sea importante. Por supuesto que sí. El problema es cuando tanto el control como el contenido, casi que se convierten en lo único. 

Es como si a la hora de hablar en público todo se limitara a tener un buen producto. Es como si a la hora de vender ahora, todo se redujera a tener un buen producto en el que se cree y que es de por sí interesante (como si las cosas fuera de por sí de alguna manera, algo propio de pensar desde epistemologías realistas, claro). 

Esto presenta varias limitaciones. Primera, nunca lo tienes todo controlado, o lo sabes todo perfectamente sobre algo. Así que si te incomoda no tenerlo controlado, nunca lo vas a tener todo controlado, con lo que nunca te sentirás seguro. Algo que suele ocurrir bastante a menudo.

Otra cuestión sería no atender al contenido como producto, sino como proceso. Y eso abre muchas otras posibilidades. Construir tu seguridad, o tu sensación de control, a medida que avanza el proceso de la expresión. Por eso, cualquier imprevisto puede ser incluido como parte de lo que ocurre, no como un obstáculo a lo que se había planificado previamente (como producto cerrado). 

Otra limitación, es que cuando se parte de un contenido muy claro, es fácil caer en una relación unidireccional: se dicta ese contenido, que es casi como una cosa que se puede transmitir sin más, desde A hacia B. Y eso, claro, repercute en la manera de expresarse. Principalmente, porque implica un tipo de relación unidireccional muy evidente, poco sensible a los otros o al contexto, y más centrada en uno mismo, o mejor dicho, en el contenido en sí que se transmite o se intenta transmitir, o dictar. Uno puede estar fácilmente más pendiente del contenido que del proceso en sí de comunicarlo, que implica relaciones más complejas con los otros. 

Al diseñar la actividad tenía muy claro que nadie conocería el contenido, para poder atender a otras cuestiones. Y me parece que en general fue así en la mayoría de los que expusieron. Aparte de lo que fueran aplicando, como parte de la intervención diseñada en cada grupo, se notaba en todos que iban desarrollando sobre la marcha una serie de ideas, que apenas habían tenido tiempo de preparar previamente. También les vi interactuando activamente con el grupo, haciendo preguntas, viendo cómo reaccionaban, tomándose tiempo para pensar, algo fundamental, etc... etc... Eso es algo que no haces necesariamente cuando ya sabes algo muy bien, pensar, para qué, si ya lo has pensado antes. El problema es que el que escucha tampoco generalmente tiene mucho tiempo para pensar, ja...

Bueno, me gustó mucho escuchar y observar a los que salieron. Lo importante de este tipo de prácticas, es que pase lo pase se obtiene información útil sobre la que seguir aprendiendo, construyendo, elaborando, investigando, explorando. Claro, sólo si se atiende a ello, más allá de un juicio de todo lo que se ha hecho, como ejemplo de un mero producto: la exposición X. 

Así que felicidades a todos, los grupos por vuestras intervenciones, y a los que salieron por salir y aprovechar tan bien esa oportunidad. Espero que diera de sí.

Mi propósito con esa práctica, consistía en integrar y revisar (usándolas) nuestro conocimiento logrado a lo largo del segundo cuatrimestres, sobre la habilidad trabajada, para poder transitar hacia otra parte de la asignatura. Espero que la sesión contribuyera a ese propósito, más adelante podré seguir comprobándolo. 

Un saludo

Mindfulness

Hay un término que se está haciendo popular últimamente, que es éste de Mindfulness, traducido generalmente como atención y conciencia plena, conseguido normalmente mediante prácticas tales como la meditación. 

Curioseando he conseguido este vídeo, en el que se explica de manera bastante didáctica (y simplificadora). Es interesante, un buen ejemplo de un enfoque cognitivo-conductual basado además en estudios neurofisiológicos. En sí sintetiza bastantes cosas que hemos trabajado en Dificultades de Aprendizaje, pero sobre todo en Habilidades Sociales. Curiosamente lo aplican en el tratamiento del trastorno de ansiedad generalizada típico en fobias sociales, por ejemplo se manifiesta en situaciones sociales percibidas como amenazantes tales como hablar en público. 

Lo que estamos haciendo y hemos hecho hasta ahora va por otros derroteros, pero eso sí, comparte tener en cuenta la gestión de la atención (entre otras cosas). La gestión de la atención es la base de la práctica de Mindfulness de la que se habla en el vídeo. Lo siento porque está en inglés, pero se entiende bastante bien, no sólo por el registro académico, sino porque se apoya de diapositivas muy claras. Si podéis echadle un vistazo. Lo iremos comentando si queréis. 

 

 

¿Cuándo comienza una clase?

¿Cuándo comienza una clase?

18:53 del miércoles 17 de Marzo. Acaba de finalizar la clase de Dificultades de Aprendizaje. No ha sido una clase normal, primero porque llevábamos cuatro horas juntos, segundo habíamos estado hablando la última hora del cerebro y su manera de procesar la información. Miro el reloj del móvil, y pienso que tengo unos 15  minutos hasta empezar la siguiente clase, la de Habilidades Sociales. Casi toda la gente sale de clase, excepto un grupo que permanece en el centro, hablando de sus cosas. Imagino que el resto ha salido a estirarse, fumar, relajarse, hablar, tomar café, etc... lo que sea. Yo también salgo, necesito estirarme. No estoy muy cansado, algo que me extraña. Pensaba que iba a estar más cansado después de cuatro horas, bueno, 3 horas y media teniendo en cuenta los descansos. Voy al baño, me mojo la cara, me miro. Veo mis ojeras y pienso que estoy más cansado de lo que parece, sonrío al pensar que menuda pinta. Salgo y por el pasillo me dirijo al despacho. Por el camino voy pensando, ¿y ahora qué hago? Voy barajando alternativas, posibilidades. Recuerdo la clase de habilidades del día anterior, recuerdo las predicciones de mis alumnos sobre la clase de hoy. Algunas de ellas muy plausibles. Me gusta comprobar cómo van siguiendo lo que hacemos, cómo dan forma a lo que estamos tratando de hacer. Antes de llegar al pasillo que conduce a mi despacho echo un vistazo al grupito que está fumando y charlando en la escalera de incendios. Entro en el despacho, me siento, me estiro, reviso un par de textos, escribo un par de modelos, pienso alternativas. No quiero hacer una revisión porque ya la hice el martes, pero me preocupa cómo estarán integrando todo lo que estamos haciendo los que sólo vienen los miércoles. No quiero tener dos cursos en uno, sino uno solo. ¿Y trabajar los estatus aplicándolo a la habilidad de hablar en público? ¿y si lo extiendo con un modelo más amplio de comunicación? ¿y si profundizo más en la escurridiza y compleja noción de contexto y su relación con las habilidades sociales? ¿y cómo empiezo? Miro el reloj, son las 19:03. Sé que falta aún por empezar, pero prefiero ir ya hacia la clase. Empezaremos sobre y cuarto, como siempre. Al salir veo a Verónica y Almudena, hacen un amago de apagar sus cigarrillos pero les hago un gesto de calma, aún tienen tiempo de descanso. Voy hacia la clase, sigo pensando. 

 

La clase está medio vacía, la gente entra y sale, yo sigo pensando las posibilidades. Voy reconociendo a la gente que viene los miércoles, la gente que viene los martes y los miércoles. Reconozco a las personas con las que acabo de pasar cuatro horas entre esas mismas paredes. Pero sobre todo sigo pensando en las posibilidades. Reviso el portátil, reviso mis notas por arriba, de otras clases. Miro el reloj, son las 19:14, salgo fuera al pasillo y miro hacia la escalera de incendios. No sé si he dado una palmada, no me acuerdo, pero si recuerdo que me han visto y se acercan hacia clase. Entro y me siento en la mesa, mirando a la gente. Mi "marcador de contexto" del pasillo parece que sólo ha tenido efecto en el pasillo ;), la gente sigue hablando, pasándose apuntes, algunos de pie, algunos sentados encima de las mesas, algunos sentados mirándome, algunos sentados pensando. Aún hay gente que no ha venido, pienso que deberíamos empezar porque quiero trabajar muchas cosas hoy y siempre me da la sensación que el tiempo se esfuma muy rápido con sólo dos horas. Pero no hay indicios de que la clase vaya a empezar, la gente sigue charlando, algunos acaban de llegar, muchos de pie, algunos mirándome. En ese momento pienso que han tenido unos 25 minutos de descanso y parece que no es suficiente, pienso en todo lo que quiero hacer esa tarde, pienso en el tiempo que ya se está yendo. En ese momento siento rabia. Miro a Dani y Patricia, justo en medio de clase, pasándose unos textos, hablando con total naturalidad, miro a todos los que siguen hablando con un tono alto, normal. Miro a la gente que me mira, unos pocos, y de vez en cuando miran hacia atrás. Recuerdo en ese momento el comienzo de la película "La clase", "perdemos todos los días minutos hasta comenzar la clase...." ja... me sonrío, estoy actuando como el profesor protagonista de la clase. Pienso en cómo sería empezar así la clase, soltando un sermón similar. Noto aún tensión en mis hombros, en la espalda, siento que no tengo la espalda recta, sino ligeramente inclinada hacia delante. Sigo así, estoy ahora más cómodo. Ya sé qué voy a hacer, lo tengo claro, ha sido un momento, pero todo está ya claro. Ahora sólo me tengo que dejar llevar y medir bien los momentos, y observar bien. Todo esto ha durado una fracción de segundo. Fuera el tiempo continúa. La gente sigue hablando, como si nada, pero poco a poco hay más personas calladas mirándome y mirando hacia atrás. En ese momento yo estoy observando callado, emitiendo y preguntándome qué estaré emitiendo. Tengo curiosidad por saber cuánto tiempo durará esto, cuánto tiempo permaneceré ahí sentado sintiéndome ignorado por algunos, observado por otros. Siento mucha curiosidad en ese momento. Predigo que no durará mucho más, imagino que faltará un minuto como mucho. Ya me ha pasado otras veces. Recuerdo un curso de verano que di con Víctor, sobre la formación de la identidad en tiempos postmodernos, y cómo se produjo una situación similar. El recuerdo dura poco. Sigo observando, notando mi cuerpo. Trato de enderezarme un poco. La situación se alarga un poco más de lo que pensaba y en ese momento tengo aún más curiosidad, trato de pensar quiénes serán los últimos en callarse. Hay gente callada mirándome, cada vez, por detrás, por delante, y más gente en medio hablando, pero también callados. Es curioso como se va reorientando la atención de la gente, de repente, de manera muy notable se hace el silencio. Es un silencio completo. En ese momento noto todas las miradas en mi, en ese  momento sigo mirando a los demás, pero son miradas que devuelven mi mirada, que me preguntan, que me miran curiosas, divertidas, nerviosas, incómodas, expectantes. Voy pasando de unas miradas a otras. Podría mirar y desenfocar mi mirada pero prefiero mirar directamente, sintiendo al grupo como un todo. Recuerdo que he mirado a Esther, delante a la izquierda y no he podido detenerme mucho tiempo. Sólo un contacto fugaz, no quiero contactar demasiado, quiero estar serio, neutro. Soy consciente de todo lo que hay disponible en la situación que podemos utilizar después. Ahora el tema es cuánto tiempo alargar esta situación, cuánto es suficiente. No demasiado rápido que nadie note lo que ocurre. No demasiado largo para no olvidar lo que quiero trabajar. El silencio en sí no es el tema que quiero trabajar. Aunque sería una opción. Lo curioso es que en el momento en el que se hace el silencio completo y soy consciente de todas las miradas, soy consciente también se sentirme muy observado, puedo pasar a observar pero ante todo me siento observado. Y no falla, empiezo a respirar más superficialmente, el corazón empieza a latir más fuerte. Estoy un poco nervioso, calibrando cuánto tiempo es necesario para notar lo que ocurre y ha ocurrido, estoy nervioso, ahí delante de todo el mundo, sin hacer lo que se supone que debería hacer, lo que noto que algunos me piden que haga. Mantengo mi no hacer, trato de respirar más profundamente, pero tampoco demasiado como para que se note que estoy respirando profundamente. Sonrío por dentro, estoy empezando a ser demasiado consciente de mi mismo. Corto y dirijo mi atención fuera, el ritmo de la clase es homogéneo, el silencio continuo. Es suficiente. Entonces hablo y les digo que formen grupos de 4-5 personas para analizar lo que ha pasado en los últimos 10 minutos, y que en cada grupo haya al menos una persona que viene los martes, para emplear algunas de las distinciones que hemos estado usando las últimas sesiones. Noto que cuando hablo estoy serio, pero me sigo notando nervioso por la situación de sentirme expuesto, me centro en mi voz, para que pueda expresarme suficientemente alto. Queda mucho por explorar en esta sesión que empezó de manera tan diversa para cada una de las personas presentes. 

Karate "abductivo"

Karate "abductivo"

Las últimas 3 semanas he vivido más experiencias de las que, imagino, he podido asimilar. El IV Encuentro de Innovación Docente, terminar de leer todas las autoevaluaciones (más de 100) de los alumnos del Master de Secundaria, la defensa (nunca mejor dicho) del trabajo de investigación que hizo Laure, la jornada electoral del pasado miércoles, por supuesto las cuatro sesiones de trabajo con los internos del Centro de Inserción Social en la facultad, y por último la clase especial del pasado viernes. Mucho para tan poco tiempo, sin incluir las sesiones de las asignaturas de Dificultades de Aprendizaje, Habilidades Sociales y Habilidades de Counselling. 

Lo dicho, más de lo que puedo asimilar, probablemente, al menos conscientemente. 

 

Pero hoy quiero hablar de la sesión del viernes. Aunque no sé muy bien por dónde empezar. Puede que lo mejor sea empezar por mis miedos. Lo primero que surge cuando me planteo una actividad como ésta es: "¿vendrá alguien?" Y si tras montarlo todo, ¿no viene nadie? ¿tiene sentido venir un viernes por la tarde, lloviendo, cuando podría estar en casa tranquilamente? 

Más miedos. ¿Se entenderá lo que quiero hacer con esto? ¿se quedará sólo en una anécdota exótica? 

Podría seguir, pero estos son los principales. Podría añadir el miedo respecto a Paco, ja... sobre "a ver por dónde me sales" ja.. pero eso no es realmente un miedo. Más bien el estar abierto a cualquier cosa, desde la confianza que guardo con él y con todos los que venían. 

Hay mucho que se podría decir sobre la sesión, no he dejado de pensar en todo el fin de semana. Y creo que por ejemplo Carmenchu y Teresa han escrito cosas muy interesantes ya.

 

Lo primero que quiero expresar es agradecer a todos los que vinieron, que además se implicaron en hacer una actividad que era novedosa para la mayoría. Gracias a todos. 

Hay un par de ideas que quería rescatar. Una tiene que ver con una pregunta. ¿Cuál era el contenido de la sesión? ¿cambiaba para cada uno de los participantes? ¿era compartido por todos? Imagino que podríamos describir secuencialmente lo que fuimos haciendo, y de lo que fuimos hablando, ¿era eso el contenido?

Cuando me hacía esta pregunta, pensaba en la definición que hace Bateson  (1979 / 1993: pp.157-158) de abducción, como desarrollé en un texto que he utilizado en varios cursos en los que tengo que trabajar acerca de procesos de aprendizaje: “describir alguna cosa o suceso y luego buscar en el mundo otros casos que se ajusten a las mismas reglas que inventamos para nuestra descripción”. Para Bateson pensar abductivamente implica un tipo de pensamiento lateral, no sólo relacionado con el planteamiento de hipótesis y posibilidades, sino de realizar un proceso conexión de un suceso X con otro suceso Y con el que guarda algún tipo de relación. Por ello para él la abducción es la base de la metáfora, la alegoría, el sueño, la parábola, toda la ciencia, toda la religión y toda la poesía. 

 

Para mi la clase de Karate con Paco fue un buen ejemplo de práctica abductiva, una especie de metáfora actuacional, como diría Tim. 

 

Trabajamos ciertas habilidades motoras, aparentemente sencillas, y fuimos coordinándolas incrementando progresivamente su complejidad: trabajándo ciertas técnicas solos en grupo (estáticamente), trabajándolas desplazándonos en grupo, trabajándolas de manera más práctica con un compañero y mostrando lo practicado al grupo. Esta secuencia la repetimos tres veces. Primero con una técnica tradicional de blocaje alto ante un golpe de puño. Segundo con una técnica práctica de combate, de nuevo bloqueando un golpe de puño al mentón, bloqueando esta vez con la palma de la mano, desviando suavemente el golpe y contraatacando. Tercero ante un agarre, inmovilizar con el brazo derecho (usando como inicio la misma técnica tradicional practicada al comienzo) y golpear con un golpe de rodilla. Tres tipos de técnica, tres situaciones diferentes, tres contextos de aplicación diferentes. Había que atender, concentrarse en uno mismo y en el otro, recordar los movimientos, interpretar la situación, aislarse del entorno (incluyendo a los otros que observaban), tratar de mecanizar los movimientos con fluidez, etc.... aunque todo esto estaba un poco más de fondo. Y desde luego trabajar los estereotipos iniciales (yo no he hecho esto antes, yo no puedo, yo estoy cansada, me da vergüenza, etc...). 

 

De esto hubo mucho, y pese a la aparente sencillez de las técnicas, podríamos desarrollar mucho la complejidad de cada técnica y los principios que subyacían, por ejemplo, el principio de equilibrio que había en toda técnica tradicional, donde al golpear con un brazo el otro recoge con la misma intensidad, pero en la dirección contraria. Podríamos hablar de matices acerca de cómo usar la cadera y no sólo el brazo, de cómo repartir el peso o bajar el centro de gravedad, de cómo respirar mientras se golpea, etc... etc..

 

Pero hubo muchas más cosas aparte de todo esto que está a un nivel de técnica, de protocolo, de procedimiento, de nivel de qué se hizo. Un aspecto fundamental estaba en cómo se hizo. 

 

Se  hizo con sencillez, sin ninguna pretensión de "marcarse un pegote", de querer impresionar o deslumbrar de manera superficial. Las técnicas eran sencillas y accesibles para todos. No había una pretensión de enseñar a defenderse, a ser violento a golpear. Más bien de ser uno con la técnica. De hacer algo auténtico. Como decía Paco "uno se manifiesta en lo que hace", "uno se muestra en todo lo que hace". No es algo que se pueda fingir. Paco desde luego no se ocultaba. "Yo soy así, y trabajo así, aquí y en mi gimnasio". Y vivimos una sesión así. Tomar conciencia de cómo somos también en lo que hacemos, sin fingir, sin adornar, qué aparentemente sencillo: dejarse ser en lo que se hace. 

 

También se hizo prestando mucha atención a la calidad de la RELACIÓN entre todos los presentes, especialmente la relación de Paco con cada uno de nosotros y el grupo como un todo. Y una manera de trabajar esto era gestionando el espacio: acercándose a la gente, alejándose, mirándo a los ojos directamente, tocándo del brazo, animando, desafiando, celebrando, respetando. Desde ahí hubo movimiento en el espacio de todos, empezando y terminando en el mismo sitio, pero moviéndonos dinámicamente. Y desde luego la naturalidad en la manera de hablar, en la manera de discutir, en la manera de evaluar, en el sentido del humor. ¿Acaso alguien no recuerda la diferencia entre una clase de aerobic (en la que se hace un movimiento similar a un golpe de puño) y una clase de karate (cuyo propósito es educativo y no meramente el de practicar un ejercicio aeróbico)? Los que estuvisteis ya sabéis a qué me refiero ;). Cuántas veces olvidamos la importancia que tiene gestionar la relación con las personas con las que trabajamos. Con gestionar me refiero a cuidar, a tenerlo en cuenta, a respetarlo, atenderlo. 

 

"Y ahora viene cuando la matan". No sé con qué os quedaríais los que vinisteis. Puede que estuviera relacionado con vuestros intereses, las expectativas, las razones y propósitos de partida. Puede que vierais algunos procesos similares a algunos temas trabajados en clase de HHSS, evidentemente con diferentes contenidos, puede que no. Puede que os dejarais experimentar sin más. Yo me lo pasé muy bien. Por unas horas recuperamos el cuerpo, nos movimos en el espacio, dejamos de hablar solamente. Interactuamos de otra manera. De nuevo, no es la primera vez, me impresionó lo complejo que resulta coordinar y automatizar una serie de movimientos aparentemente tan sencillos. Lo mismo nos pasaría si tratáramos de aprender a bailar, tocar un instrumento, o aprender cualquier conducta motora compleja. De nuevo me impresionó constatar que no sólo es cuestión de la experiencia en sí, sino de las distinciones que se poseen para hacer uso de dicha experiencia. Y esas distinciones sólo se consiguen mediante la práctica continuada y atenta. Lo diferente que es iniciar algo frente a mantenerlo, algo de lo que también habló Tim durante el encuentro, muy al hilo de lo trabajado. 

Como planteó Paloma y Patricia después, ¿cómo decidir qué técnica realizar en una situación X? Era una pregunta, para mi, válida en cualquier contexto profesional. La pregunta presupone que hay una técnica correcta en esa situación. Como si trabajando con un cliente o un alumno, hubiera una pregunta correcta ante una situación determinada. ¿Cómo interpretamos una situación X para saber qué hacer a continuación? ¿cómo conseguir esa habilidad que va más allá de lo que ocurre en ese momento, porque implica saber "interpretarlo", aunque esté ligado a él? ¿cómo transferir lo que se aprende en una situación de práctica o entrenamiento a una situación real? ¿cómo se puedo incrementar la probabilidad de que dicha transferencia tenga lugar? Grandes preguntas cuya respuesta es compleja. La respuesta de Paco, el instinto, implicaba que la respuesta no es consciente, que no responde a una respuesta deliberada de entrada, muchas veces porque no hay tiempo. Ahí es donde la mente inconsciente participa, gracias a que se ha estado practicado conscientemente mucho antes. 

Muchos programas de habilidades sociales, muchas metodologías de enseñanza de artes marciales, se basan en la repetición y automatización de protocolos (bien secuencias de técnicas, secuencias de preguntas y respuestas, secuencias de conductas según qué respuesta, etc...). Una limitación de esto es que no se practica el interpretar una situación abierta y probar diferentes respuestas e ir adaptándose a lo que viene. Técnicamente tiene que ver con calibrar, con obtener información  que confirmará lo que pensamos que pasaba (feeback positivo) o lo contradice (feedback negativo). El resultado podría ser recibir un golpe en el mentón, quedarte en blanco, decir algo inapropiado. Y ante todo esto, ¿cómo corregir y realizar otro movimiento? ¿se podía anticipar de alguna manera? ¿qué señales se pueden tener en cuenta? ¿cómo priorizar?

Son algunas preguntas con las que continuaremos, imagino. 

A nivel personal me quedé con ganas de salir a mostrar algún ejercicio, sobre todo porque Paco no me sacó en ningún momento. Yo me preguntaba, ¿pero por qué no me saca? Ja... me di cuenta que tenía ganas de demostrar, de exhibir lo que sabía. Y no se trataba de eso. Así que me conformé con quedarme observando como participante activo, abierto a lo que sucediera. Qué tentación para el formador, el narcisismo de la exhibición. Y qué difícil alejarse de ello. Para eso es importante contextualizar y conectar con la dirección en la que vamos, con cuáles son nuestros propósitos. Si estamos centrados en nosotros (y nuestras necesidades) o en las necesidades de los otros. Fue un buen ejemplo para mi, al menos. 

 

Bueno, imagino que estaría bien hacer más cosas como ésta. De nuevo gracias a todos por acudir y hacerlo posible, por darle sentido con vuestra presencia activa. 

 

Hay muchos más temas, pero los podemos ir construyendo entre todos. 

 

Y como decimos en Karate en señal de reconocimiento, humildad y respeto: ¡ Ous ! 

 

 

Escena que siempre me ha sobrecogido

No sé por qué me vino a la memoria esta escena

Dejà vu

Dejà vu

"Déjà vu (/deʒa vy/, en francés ‘ya visto’) o paramnesia es la experiencia de sentir que se ha sido testigo o se ha experimentado previamente una situación nueva. Este término fue acuñado por el investigador psíquico francés Émile Boirac (1851-1917) en su libro L'Avenir des sciences psychiques (‘El futuro de las ciencias psíquicas’). 


La experiencia del déjà vu suele ir acompañada por una convincente sensación de familiaridad y también por una sensación de «sobrecogimiento», «extrañeza» o «rareza». La experiencia «previa» es con frecuencia atribuida a un sueño, aunque en algunos casos se da una firme sensación de que la experiencia «ocurrió auténticamente» en el pasado.

La experiencia de déjà vu parece ser muy común. En estudios formales, el 60% o más de la población afirma haberla experimentado al menos una vez.1 También se encuentran referencias a la experiencia de déjà vu en literatura del pasado, lo que indica que no es un fenómeno nuevo. Ha sido extremadamente difícil invocar la experiencia del déjà vu en el laboratorio, por lo que se han realizado pocos estudios empíricos (fuente: la wikipedia)

 

Siempre que llegamos a esta fase de la asignatura, en el que el grupo toma la iniciativa para desarrollar el programa, siento un gran interés, mucha curiosidad, entusiasmo. 

Tras escuchar la primera parte con detenimiento, desde mi lugar separado e integrado, no puedo evitar cierta sensación de "dejà vu" : ) 

Ya he escuchado estos argumentos, ya me suenan estos comentarios y vacilaciones, e incluso ciertos requerimientos para que participe, para que influya directamente.

Lo que me llama más la atención es una pregunta que me resuena, ¿qué priorizan? ¿a qué están atendiendo?

Recuerdo el  libro de "Dar clase con la boca cerrada·".

De momento me muerdo la lengua, me muerdo con mi dejá vu, eso sí, con interés renovado.