Limitados por nuestros propios muros
No quería que pasase esta semana sin que escribiera algunas líneas sobre la sesión del martes pasado, a partir de la película "La clase" o "Entre les murs".
Sobre todo me alegro de que ya haya gente que por fin se ha animado a escribir para seguir reflexionando sobre este tema. Yo me quedé con ganas de más. Como dice Leonor en su blog, cuando ya estábamos calentando la discusión grupal, tuvimos que concluir. Una pena.
Yo quiero aportar algunas ideas que me rondaban, mientras veía la película, mientra preparaba junto a Cecilia la sesión, mientras observaba la discusión en pequeño y gran grupo... Que conste que me posiciono como profesor y también como psicólogo evolutivo, ambas etiquetas describen gran parte (que no toda) de mi identidad profesional.
Hay un frase de un filósofo inglés, Richard Rorty que siempre me ha gustado. Viene a decir algo así como que "un hecho es una métáfora muerta". Traigo esto a colación porque la película que vimos (y nos impactó a algunos) no plantea una sucesión de hechos, sino al contrario, como dice David en su blog, nos traslada como espectadores privilegiados a contemplar un fenómeno en toda su complejidad, un fenómeno del que también formarmos parte, somos observadores pero también sujetos, en cuanto que compartimos y vivimos ese tipo de situaciones educativas.
Hay un libro que me impactó hace unos años, se llama "El enfoque narrativo en la experiencia de los terapeutas", de un terapeuta familiar australiano llamado Michael White. En él trata de devolver ilusión a terapeutas desmoronados, agotados, desmoralizados, trata de reincorporarlos a la profesión de la que forman parte, y de la que se habían ido desgajando. Para ello les implica en contar historias "densas" siguiendo las distinciones usadas por el antropólogo Clifford Geertz, entre descripciones magras y descripciones densas. Una descripción magra de las acciones de una persona "son las descripciones que excluyen las interpretaciones de quienes están participando en esas acciones" (White, 2002, p.32). Una descripción densa está formada por las "interpretaciones de aquellos que están participando en esas acciones y que ponen de relieve los sistemas de intepretación y prácticas de negociación que posibilitan que las comunidades de personas alcancen significados compartidos referidos a estas acciones". (White, 2002, p. 32-33). Las descripciones magras son descripciones objetivas y objetivadoras, frías, muertas, plagada de hechos. Las descripciones densas son descripciones llenas de vida, de contradicciones, de múltiples sentidos y significados. Esta película es para mi un ejemplo de descripción densa de un momento en la vida de un profesor, llena de contradicciones, tensiones y dilemas, que despiertan la implicación, la participación activa de ese espectador.
Un mecanismo para "densificar" la narración es mediante el uso de metáforas, como la del muro. Fue un hallazgo. Como ya dice Leonor en su blog, la metáfora del muro nos ayudó a tejer un recurso que podía vertebrar los tres ejes interpretativos que habíamos propuesto. Muros que interfieren en la comunicación, muros interiores, muros generacionales, muros que protegen, muros que separan, muros que limitan al fin y al cabo, que marcan límites definidos, muros que nos conectan con otros escenarios, como los centros penitenciarios, los conventos, los cuarteles. ¿La educación como penitencia? Recuerdo los muros de mi colegio, siempre bromeábamos sobre eso, muros grises, con verjas en los extremos, muros que desde luego no estimulaban demasiado nuestra imaginación.
Dice otro autor que me gusta mucho, Julian Jaynes (1976) "comprender una cosa implica obtener una metáfora para esa cosa, sustituyéndola por algo que nos resulte más familiar. El sentido de familiaridad es un sentido de comprensión"(p.52). La metáfora del muro parece que nos permite comprender parte de la complejidad expresada en la película. Entendemos parte de la complejidad del mundo educativo, por medio de una imagen más familiar un muro. Algo que limita dos espacios, que separa, que interrumpe un proceso, que aisla, que evita entrar y salir. Un concepto al que asociamos de manera natural más connotaciones negativas que positivas. Afortunadamente Estefanía nos recordó que también protege, y tenía razón.
Tal vez por eso creamos límites, porque nos sentimos protegidos. Todo queda más claro si hay límites. Puede que hasta los conceptos típicos en una descripción magra gusten tanto a la ciencia positivista porque ponen orden al caos, limitan nuestra comprensión del mundo.
La metáfora ilumina aspectos pero esconde otros. Da un sentido de comprensión, pero sin terminar de comprender el fenómeno en sí. La metáfora también tiene sus propias limitaciones. La clase es como un espacio limitado entre cuatro paredes o cuatro muros. Sí, pero es mucho más que eso. Y eso lo refleja la película también. Vayamos más allá de la metáfora del muro, rompamos sus límites, exploremos más sentidos de lo que ocurre dentro y fuera de esos muros. Vayamos más allá o al menos intentémoslo.
Desde la Psicología del Desarrollo me llaman la atención muchas cosas de la película, pero sólo quiero destacar algunas.
Me encanta cómo se retrata a los adolescentes, tan implicados sin saberlo en el afrontamiento de varias tareas evolutivas.
Una la construcción de una identidad. Muchos de ellos son lo que les gusta o no les gusta. Son colecciones de gustos, de apetencias a las que reaccionan. Son impulsivos, buenos ejemplos del estadio imperial tan bien descrito por Kegan. Responden a las recompensas sociales y a los castigos. Más allá de eso, reaccionan al sentido de pertenencia o no pertenencia a los grupos sociales (raciales) a los que pertenecen. Están formando un sentido de subjetividad, y el profesor les invita a ello. Por medio de la lectura del diario de Ana Frank, por ejemplo, trata de conectarles con sus vivencias personales, que tan poco valoran. Qué bien se refleja esos momentos de fragilidad a la hora de expresarnos a los demás. A mi me impactan esos primeros planos en los que nos cuentan quiénes son. Son identidades en proceso de formación, aún no del todo definidas, plagadas de identificaciones previas, aún no del todo revisadas.
Me resulta familiar también ver cómo siguen muy ligados a la información concreta, cómo les cuesta abstraer más allá de las situaciones concretas del aula. No sólo aprenden vocabulario o nuevas palabras, están luchando por desarrollar el pensamiento abstracto que se esconde bajo un concepto. La dificultad de dar una definición, más allá de dar sólo ejemplos de esa definición. Incluso al profesor le cuesta eso, en su intento de facilitarles implicarse en un proceso progresivo de pensar de manera abstracta.
Muy conectado con un tema del que ya hemos hablado en DA, todos están afrontando aún una tarea evolutiva fundamental: la construcción de un sentido de competencia, propio de la tercera crisis de Erikson, el conflicto entre la "laboriosidad" y la "inferioridad". La virtud que emerge es el sentido de competencia, de orgullo por saber hacer, por dominar los instrumentos básicos necesarios de una sociedad determinada. Muchos de los adolescentes retratados no están sabiendo resolver esta tarea, y tampoco la institución les está ayudando a ello. No se trata sólo de que aprendan a leer o escribir, que pasen curso. Se trata de demostrar un sentido personal de "competencia", de "dominio". Para mi la escena más relacionada con esto es fruto de la creatividad del profesor protagonista, que posibilita un nuevo medio de expresión del díscolo Suleiman, por medio de las imágenes contenidas en sus fotografías. Es un breve logro, demostración y reconocimiento de competencia personal.
Y centrémonos ahora en la figura del profesor. Teresa en su blog se pregunta, como su grupo se preguntó, ¿por qué se le va de las manos? Interesante pregunta. Diferente a ¿cómo se le fue de la manos?
Yo veo al profesor y pienso en algunos ejemplos tan claramente presentados en el libro "Desbordados" de Kegan. Creo que fue Cecilia quien dijo durante el debate final, "el profesor está desbordado". Es lo mismo que Teresa plantea en su blog.
¿Pero desbordado de qué y por qué?
Para mi es un problema a la hora de coordinar diferentes contextos relacionales simultáneamente. Es decir, el profesor tiene que coordinar su relación de adulto con sus alumnos y su relación de adulto con los otros adultos (profesores, padres). Tiene que coordinar las reglas que emergen en su relación con sus alumnos (en los que progresivamente va construyendo una relación de confianza y respeto mutuos, recíprocos) con la relación de respeto y confianza con sus compañeros e incluso con la institución a la que pertenece, de la que es parte, el colegio, el liceo, la institución educativa. El problema es hasta qué punto se separa de sus colegas, de la institución y sus normas (sobre todo las relacionadas con regular cómo hacerse respetar y lo que eso signifique, la autoridad, etc...) e incluso se separa de la relación con sus alumnos, para construir un punto de referencia propio, personal, desde el cual decidir qué hacer, cómo actuar. Es aquí donde se desborda, donde su identidad como profesor de la institución se mezcla con el profesor en la clase. Dos contextos diferentes que se repelen, que se agreden incluso, si no hay un punto de referencia más complejo que ellos dos, diferentes a ellos dos, desde los cuales actuar.
Esto es lo mismo que decir técnicamente que el profesor se encuentra en una típica crisis de cuarto a quinto orden de conciencia. Una crisis que implica cuestionar no sólo la institución a la que uno pertenece y separarse de ella para construir un sentido de sí mismo, una identidad propia. Sino incluso, implica cuestionar esa propia identidad que tanto ha costado construir, a la luz de las paradojas y contradicciones del sistema educativo y social.
Por eso, para mi se desborda. Por eso REACCIONA, no sólo durante la discusión con los profesores acerca de las notas de sus alumnos, atendiendo al comportamiento inadecuado en ese contexto de las dos delegadas, también reacciona durante la clase, sin comprender la conducta de sus alumnos, normal desde su momento evolutivo. Ahí sus dos contextos profesionales, el de la clase y el de la institución colisionan, porque él no puede coordinarlos, diferenciarlos, priorizarlos. En otras palabras, hacerlos objeto, diferenciarse de ellos. En ese momento él está "sujeto" a dichos contextos, y por eso, para mí, reacciona. Y luego la maquinaria institucional se pone en marcha, y por eso él luego trata de oponerse, pero ya es tarde.
Por eso para mi es tan imporante esa habilidad que hemos trabajado en HHSS de identificar contextos, y sus significados asociados. Gestionar contextos, incluyendo la posibilidad de separarte de dicho contexto, que al fin y al cabo estás construyendo, es una habilidad compleja. Exige, usando la terminología de Kegan (que tampoco es necesaria) un orden de conciencia institucional o ideológico, de sistemas complejos. El problema es que la institución tampoco favorece la revisión y/o reflexión de todos estos temas, generando sus víctimas, sus bajas colaterales. Todos en la película son víctimas de ese sistema, en cierta manera.
Volviendo a nuestro debate, en nuestro contexto institucional, regreso a reflexiones más cercanas. Me llamó la atención cuando al referirnos a si había muros aquí en Psicopedagogía, hubo una respuesta de risas confirmatorias. Por supuesto que sí. Es ahí probablemente donde me siento más cercano con el personaje del profesor y con sus dilemas, que muchas veces también son los míos y de tantos otros. Como profesor me pregunto, ¿por qué les cuesta a mis alumnos realizar conexiones entre la película y lo que leen, y lo que aprenden? ¿Acaso sólo les damos material magro en vez de material denso? ¿Acaso les damos sólo hechos que perecen tras finalizar el período de exámenes? ¿Acaso sólo es necesario más práctica para expresar ideas, más tiempo para conectar, más oportunidades de implicarse en experiencias complejas? ¿Acaso vivimos en una institución que tampoco favorece todo esto?
Al menos cada vez que leo una reflexión como las que he ido aludiendo, me alegro y veo que sí, que hay gente conectando, pensando, tratando de traspasar muros visibles e invisibles. Y puede que con eso ya sea suficiente todo esto.
Un saludo
Alejandro
6 comentarios
Carmenchu -
Hola Alejandro:
Gracias a esta película, creo entender que como adultos que somos, al igual que los adolescentes, son jovenes,.Ellos sienten como una necesidad intrínseca, consciente e inconsciente, de " matarnos ", es decir puro " conflicto generacional"..
Como docentes, psicopeDAGOGOS, debemos estar preparados a pasar este duelo, desde una visión de expecrtadores, y no de actores..
¿ Qué te sugiere ?..
Es una hipóteis, hay más ..YA VOY APRENDIENDO..
Alejandro -
http://marjopsicopedagogia.blogspot.com/2009/05/pelicula-la-clase-entre-les-murs-por.html
http://vanesaperez.blogia.com/2009/051701-la-clase-entre-les-murs-.php
Alejandro -
http://rosamartin.blogia.com/2009/052001-la-clase.php
http://jaionereta.blogia.com/2009/052001-la-clase.php
Alejandro -
Gracias por la visita, sobre todo por los ánimos desde tu perspectiva de ya licenciada.
La imagen del artículo anterior sí tiene que ver también con otro tipo de muro, ja.. lo tengo que desarrollar más. Está mucho más centrado con la propia dinámica de la asignatura de HHSS.
Por cierto, voy a poner algunos vínculos, por si resulta más sencillo visitar otros blogs en los que también se ha escrito sobre este tema.
http://mary-poy.blogspot.com/2009/05/en-blanco.html
http://dhpsi.blogspot.com/2009/05/sobre-la-pelicula-la-clase.html
http://teresarojo.blogia.com/2009/051301-entre-los-muros.php
http://leonormargalef.blogia.com/2009/051401-mas-alla-de-los-muros.php
Cristina -
También la foto que pusiste en el anterior post me recordó a esta pelicula y me preguntaba si ese "personajillo" que está delante del "muro" (la mano enorme)eres tu como profesor, son los alumnos, es la situación que estais viviendo... no sé.
ánimo, que ya queda poco curso y luego hay cosas que se echan de menos.
Alejandro -