Reflexiones y conexiones tras la clase del Viernes 11
La anterior clase del 11 de abril fue bastante interesante, bueno, al menos para mi. Salieron varios temas dignos de desarrollarse más pero me quería centrar en un par de ellos, principalmente porque no hubo tiempo de hacerlo en clase, y puedo aprovechar por aquí.
Uno de ellos es el tema de la “utilidad” del modelo de exploración que estuvimos empleando en clase. La pregunta era de lo más pertinente y fue al menos expresada por dos personas (imagino que otras se lo estarían planteando también). ¿Es útil este modelo de exploración a la hora de resolver un conflicto real mantenido con alguien? ¿tiene sentido explorar un conflicto X de manera individual? ¿no sería mejor hacerlo directamente con la persona con quien tenemos el conflicto o desarrollar habilidades concretas de gestión de conflicto como por ejemplo comunicación asertiva, etc… etc…?
Si recordáis planteé que la pregunta era muy pertinente e interesante, sobre todo si teníamos en cuenta que implicaba un propósito de logro y una perspectiva realista de la visión de un conflicto. Es decir, por un lado lo que hacemos tiene que servir para algo, si exploro un conflicto se supone que tiene que servir para algo, tiene que tener un efecto en el mundo, alguna utilidad, si no para qué hacerlo, para qué dedicar una clase para eso. Desde ahí muchos, coherentemente manteníais que veíais más útil la técnica del metaespejo como procedimiento a utilizar durante un conflicto, aunque se planteara el tema de cómo adaptarla a cada situación concreta planteada. En parte por eso conté la anécdota del curso que di en el programa de garantía social, en parte era una descripción de usar la técnica del metaespejo, sobre todo enfatizando el tema de las perspectivas desde las que atender a algo.
Este aspecto de logro enfatizado (y su utilidad) se complementa con una visión realista del conflicto. Es decir (y por supuesto es así, a qué negarlo) que el conflicto es real, existe ahí fuera, en el mundo, existe con alguien y obviamente hay que hacer algo al respecto, o no (lo que no deja de tener efecto en el mundo).
No discuto la existencia “real” de la situación conflictiva (con la que todos trabajaríais), pero lo que tampoco se puede dejar a un lado es el hecho de que dicha realidad se está construyendo, se está interpretando, se le está dando algún sentido determinado. Y eso es más difícil de hacer. Resulta más sencillo trabajar con el conflicto como algo externo a nosotros (al fin y al cabo es fácil de objetivar, observar, atender, etc…) pero menos fácil considerar cómo interpreto, construyo, me relaciono con ese conflicto (el conflicto como algo interno). Cómo ese conflicto es parte de mi, como yo soy ese conflicto, no es algo separado de mi. Entre otras cosas yo soy parte del conflicto porque le doy valor, si ocurre es porque afecta de alguna manera a algo importante para mi. De manera que al menos así es una manera en la que yo estoy incluido.
Si percibimos el conflicto no como algo real que solucionar, afrontar, rodear, evitar, etc… sino como una oportunidad de solucionarme a mí, la cosa cambia (lo que no deja de ser un buen ejemplo de reencuadre). Uno de los autores que en mi opinión mejor ha expresado esto es Robert Kegan, y por eso os dejé su texto. No se trata tanto de solucionar conflictos como de que el conflicto (o los problemas o desafíos de la vida) nos solucionen (de alguna manera) a nosotros. Eso implica aceptar nuestro papel activo a la hora de dar sentido al conflicto, incluso a la hora de formarlo. Por eso se planteó en clase que también muchas veces el conflicto se disuelve, se evapora, se transforma durante el proceso de exploración del mismo.
Explorar es un propósito diferente al de solucionar (aunque lo pueda incluir). Podemos explorar para tener una mayor comprensión de una situación y así estar en mejor disposición para solucionarlo. Igualmente podemos explorar para comprender mejor no sólo la situación problemática, sino lo que dicha situación me plantea sobre mí mismo. En ese momento es más fácil entrar en la mayor complejidad de la situación que me incluye a mi, mi manera de darle sentido (desde mis limitaciones de dar sentido que tenga) y las maneras de darle sentido de todas las otras personas implicadas. Y de la posibilidad de empezar a coordinar todas estas maneras de dar sentido.
El trabajo de Kenneth Gergen resulta muy ilustrativo de todo esto, al igual que de otros representantes del Construccionismo Social, tales como Harlene Anderson. Igualmente el trabajo de John Mcwhirter resulta muy ilustrativo de cómo tratar estos asuntos respetando su complejidad y tratando de gestionarla de un modo holístico.
Hace cierto tiempo trabajé con una pareja que tenía problemas a la hora de relacionarse, hasta el punto de que se estaban planteando la posibilidad de dejar la relación (especialmente ella, sobre todo cuando percibía que nada iba a cambiar y todo seguiría igual o a peor). Lo interesante tras observarles en acción, no cuando hablaban de su relación sino cuando se relacionaban directamente, es que respondían a un interesante patrón (nada original, por otra parte). Ella lo juzgaba a él con alguna etiqueta (“es que eres un pasivo”) y él respondía con otra etiqueta (“eres una criticona y una quejica”). Había más adjetivos pero más o menos relacionados con estos. Dado que es lo que estaban haciendo, les pedí que escribieran al menos tres adjetivos referidos a su pareja (a quien tenían enfrente). Una vez escritos les pedí que se los leyeran a la otra persona. La tarea de la otra persona consistía ahora en escribir QUÉ SENTÍAN al escuchar dicho adjetivo. Una vez los dos hicieron esta aparentemente sencilla actividad, pasaron a expresar al otro lo que habían sentido al escuchar el juicio del adjetivo. Esto no fue en absoluto fácil. Primero porque de manera natural volvían a centrarse EN EL OTRO, en lo que hacía mal, en vez de EN SÍ MISMOS. Cuando lograban centrarse en sí mismos, solían aparecer justificaciones, racionalizaciones del siguiente tipo:
Ella: -“Es que esto no va a cambiar nunca”
Yo: -“¿Y qué sientes cuando piensas o te das cuenta que nada va a cambiar?”
Ella: -“Es que siempre va a ser así, es un pasivo”
Yo: -“Y cuando notas que es un pasivo y que siempre lo va a ser, ¿qué sientes?”
Ella: -“Harta, estoy harta, agotada”
Yo: -“¿Y qué sientes estando harta?”
Ella: -“No me siento reconocida como mujer”
(lo mismo se repitió con él).
Una vez conseguí que se centraran EN SÍ MISMOS y lograran expresar una emoción significativa, de nuevo les pedí que expresaran qué sentían al escuchar a sus parejas expresar “(ella) no me siento reconocida como mujer” o “(él) no me siento valorado”.
El proceso siguió… el tema interesante para mí es que estaban empezando a ser conscientes de cómo se enganchaban, sobre todo porque nunca hablaban de lo que realmente les afectaba, les molestaba, de sus necesidades. Sólo hablaban de sus reacciones ante los juicios o percepciones de ataque del otro, con lo que sólo encadenaban una típica escaladas simétrica en la que nadie cedía, o de hacerlo era para desarrollar sentimientos depresivos o generar una distancia de seguridad, que se volvía una pseudosolución más problemática.
Otro tema interesante fue empezar a modificar su manera de interactuar, centrándose en lo que sentían, pensaban y empezar a gestionar cómo expresarlo, cómo pedirlo y por supuesto cómo estar también al tanto del otro desde el otro, atender y tener en cuenta lo que quería, sus gustos, sus necesidades y entonces empezar a tener en cuenta cómo coordinar todo eso con los gustos, necesidades, preferencias y momentos personales.
La exploración a partir de la utilización de lo que ya estaban haciendo sirvió para seguir adelante, no tanto para solucionar o remediar el problema, sino para ir más allá de manera que fueran más conscientes de sí mismos, como parte de la situación. Para desarrollar más recursos que utilizar en diferentes situaciones o contextos.
Usando algunas de las distinciones que hemos estado manejando últimamente pude comprender mejor lo que estaba pasando y tratar de modificarlo, ampliarlo, complementarlo, etc.. etc… Incluso fui más consciente de mis propias lagunas al respecto en los conflictos en los que participo y que igualmente construyo.
En todo caso en este contexto del blog, es un ejemplo de emplear algunas distinciones para hacer un uso más completo de la experiencia.
Este modelo de DESDE dónde atiendo, A qué atiendo y EN qué contexto atiendo creo que es particularmente útil en el campo de las habilidades sociales. Igualmente el modelo relacionado de atender a UNO MISMO, al OTRO, o al CONTEXTO. Es útil para explorar este tipo de situaciones y tener en cuenta su complejidad.
Dejaré unas transparencias sobre asertividad, para que comparéis un enfoque más técnico (propio de una metodología cognitivo-conductual) con éste que acabo de describir, más centrado en el proceso de modelado, o en el proceso de comprender cómo damos sentido a algo, cómo construimos una comprensión de un fenómeno dado.
Igualmente añadiré un artículo de John McWhirter para los que queráis profundizar un poco más.
Un saludo
Alejandro
5 comentarios
MARIA MARTINEZ -
El ejemplo de la pareja queda muy claro. Pero si la sesión, como en las prácticas que hemos tenido en clase, sólo tienes a uno de los integrantes del conflicto, la técnica o modelo que uses, más que de resolución de conflictos,... tendrá que ver con el autoconocimiento,... como dices de reecuadre, pues el hecho de conocer por qué he actuado así, me servirá en un futuro, a resolver, si lo he acomodado a mis estrategias personales ¿no?
Un saludo.
(siento escribir ahora, pero el tiempo es dinero y no todos tenemos...).
Alejandro -
Gracias por el comentario. Ja... recuerdo también con una sonrisa los conflictos del año pasado. El año que en un curso de HHSS no haya un conflicto no sabré qué hacer ;-)
La pareja quería resolver su conflicto, pero también querían expresarse como dices, plasmar su experiencia y su conocimiento de la situación, incluso imponerla. Muchos problemas vienen cuando más que expresar queremos imponer una determinada visión de algo. En su caso imponían por la necesidad de sentirse reconocidos. El problema es que no veían la situación en su totalidad y cómo estaban creando un problema, al evitar dicho reconocimiento, y empezar a construir a partir de ahí.
Buena conexión con lo de los mapas internos. Por eso conviene también mirar el mapa, o incluir el mapa, y eso cuesta.
Gracias
Alejandro
Alejandro -
Dudo que sea imposible (incluso indeseable en cierta manera) eso de no tener conflictos.
El tema para mi no es si los tenemos o no, el tema para mi es cómo aprovecharlos, cómo gestionarlos, y obviamente a nosotros con ellos.
El tema es atender, entender e incluir la complejidad de lo que es un conflicto.
Las posibilidades son infinitas. Podría tener un conflicto con alguien y darme igual, o no saberlo (por mi parte), o darle distinta importancia (a la dada por el otro), todo esto tiene que ver en qué momento se produce el conflicto, con qué razones y propósitos se relaciona, cómo lo valoro, qué puedo hacer con él o conmigo, qué quiero hacer, qué me gusta hacer, qué pasa si hago o no hago, y cómo lo hago, o por qué lo hago...
Ja.. mucho que explorar, sobre todo hablando en abstracto.
Cojamos el ejemplo que tuvimos tú y yo con mi mensaje de "y quién dice que...". Yo no sabía que había un posible conflicto ahí debido a la ambigüedad y agresividad de mi mensaje, no lo hubiera sabido de no ser porque me escribiste. Ante lo que me escribiste reaccioné teniendo en cuenta sobre todo un propósito de comprender qué había ocurrido, aprender de ello, cuidar nuestra relación, etc... Todo eso depende claro está de cómo interpreto tu mensaje, y dependiendo de cómo lo interpreto reaccionaré.
Hay más cosas, si soy una persona que disfruto discutiendo (que no es el caso) aprovecharía tu mensaje como una oportunidad de discutir.
Si soy una persona que me gusta quedar por encima de los demás (que tampoco es el caso) aprovecharía para dejar claro quien sabe, quién decide, a lo que tú responderías claro, aceptando esa reformulación de la relación.
Si soy una persona que quiere que todo el mundo se lleve bien conmigo (que tampoco es el caso) tu mensaje implicaría una amenaza con mi propósito y entonces actuaría enseguida para evitarlo.
Si mi propósito fuera generar conflictos para observar cómo responde la gente diferentemente, pues sonreiría ante tan bello ejemplar de respuesta... etc.. et...
Como ves siempre hay un espacio de comunicación (bueno, no siempre, puede haberlo) y de aclarar estos asuntos. Y si no te quedas pillado en ninguno de los supuestos, pues más opciones tienes probablemente.
Desde luego ahora sé qué reacción puedo generar (al menos contigo y seguro que con mucha más gente) con una estructura del tipo "y quién dice que una persona no pueda evitar tener conflictos con cualquier persona en el contexto que sea", sabiéndolo pues dependiendo de mi propósito lo usaré o no. Es diferente usarlo en este contexto que en el inicial (cuando ni siquiera lo sabía).
Así podríamos estar sin parar... ja...
Gracias por participar
Alejandro
Asun -
me ha gustado mucho tu artículo.
Me recuerda, ahora muy relajada , las clases de HHSS; además me gusta pensar sobre los conflictos y sobre a qué se atiende en cada momento y desde dónde se atiende.
En este caso que planteas: ¿esta pareja no está actuando más desde su propio conocimiento y construcción subjetivos y le interesa más plasmar eso, que intentar una resolución de su conflicto?
Me refiero obviamente a antes de tu intervención con ellos.
¿No podríamos relacionar esto con lo que has expuesto en otra ocasión sobre que las personas actuamos más desde nuestros mapas mentales que desde nuestra percepción ?
No sé, creo que en los conflictos todos vamos un poco por ahí, por eso quizás sea bastante difícil cambiar la relación con el conflicto.
Lo siento si me he liado un poco.
Asun
Laura -
Entonces, ¿sería posible que una persona llegara a no tener nunca ningún tipo de conflicto con nadie y en ningún contexto?
Como se suele decir, dos no discuten si uno no quiere, pero esto no implica que aunque una de las personas no le de sentido al conflicto como tal, no haya surgido un conflicto por parte de la otra persona, ¿no?
¿Cómo gestionar entonces que aunque uno no vea que haya un conflicto, el otro si lo haya formado? ¿Basta con atender el conflicto desde la perspectiva del otro?
Si se atendiera a la perspectiva del otro desde un primer momento , el conflicto no hubiera surgido, ¿no?
Pues nada , que es leerte y empiezo a reflexionar , no puede ser jeje ;-)
Saludos