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Sobre el curso de verano "El Desarrollo Trascendente"

Sobre el curso de verano "El Desarrollo Trascendente"

Bueno, me parece que nunca había dejado que pasara tanto tiempo sin escribir. No quiere decir que haya estado desde Marzo sin hacer nada, más bien todo lo contrario, he estado tan ocupado que no he encontrado el momento (y el espacio mental, imagino) para ponerme a escribir. 

Hasta ahora. 

Quería aprovechar este comienzo de semana para escribir. Tengo varios temas acumulados, pero me voy a centrar ahora en hablar sobre el curso de verano que estoy preparando del 2 al 6 de Julio. 

En este link podéis encontrar el programa. El título la verdad es que se las trae:

"El Desarrollo Trascendente: una exploración de la dimensión espiritual del desarrollo humano". 

 

Lo que quería ahora era explicar un poco acerca de la historia de este curso, sus posibles razones y propósitos, así como compartir algunas de las dinámicas de su preparación. 

Los cursos de verano constituyen para mi una oportunidad excelente para finalizar el curso, dedicándome unos cinco días para explorar y profundizar algunos temas a los que no puedo prestar atención durante los meses anteriores. Los temas elegidos generalmente tienen que ver con la Psicología del Desarrollo, como la intervención en transiciones del desarrollo, la exploración de cambios en la identidad. La mayoría de los cursos que he hecho hasta ahora, estaban relacionados con estas dos temáticas. Generalmente aprovecho para preparar los cursos con gente que considero muy interesante, con el propósito de que mis alumnos puedan conocer a profesionales a los que admiro y de los que he aprendido mucho. Por ejemplo los últimos años he trabajado con John McWhirter (2008, 2011), Mª Carmen Abengózar (2008) con Víctor Pérez (2004), con Carme Sala (2009). 

Este año sigo en esta línea de traer a gente que considero que va aportar algo muy relevante al curso. No obstante, el tema de este año probablemente esté más relacionado con el curso del 2010, sobre Enseñanza Transformacional, que con cualquier otro. Ese curso estuvimos explorando procesos y actitudes ante la enseñanza a partir de cinco profesiones míticas: el profesor como artesano, como comerciante, como guerrero, como sacerdote y como maestro. Fue un curso intenso que disfruté mucho. Una de las cosas que me llamó la atención fue la mayor dificultad experimentada por la mayoría de los asistentes en profundizar en las dos últimas actitudes, la del sacerdote y el maestro. El curso estaba diseñado principalmente para sensibilizarse ante las diferencias de cada una de ellas, y sobre todo, reconocer cuáles priorizábamos y por qué, así como ser capaz de elegir cuál resultaría más conveniente según la situación educativa en la que nos encontráramos (situación que nosotros creamos y no sólo a la que reaccionamos, claro). Igualmente, durante el curso del 2009, sobre Identidad y Emociones, pudimos explorar una metodología de trabajo muy vivencial, a la hora de diferenciar emociones y trabajar con ellas, en contextos educativos principalmente (aunque también terapéuticos). Pudimos analizar algunos modelos de exploración y cambio emocional (propios de la Terapia Guestáltica, como el ciclo de satisfacción de necesidades, y algunos trabajos más recientes como el de Leslie Greenberg), centrándonos en la experiencia presente, evitando una digitalización o intelectualización excesiva de los mismos. Además este curso de este año 2012, se vincula con estos dos que acabo de mencionar, añadiendo también lo que aprendimos en el curso del 2008 y el 2011 con John McWhirter, sobre aprendizaje experiencial y transiciones. 

En gran parte, el curso de este año se vincula con los que acabo de mencionar, bien por la metodología  que seguiremos de carácter experiencial (con base en DBM), pero sobre todo porque vamos a tratar de profundizar en la pregunta que realmente subyace al curso: ¿qué relación tiene la experiencia "espiritual" con lo que conocemos como "información diferencial"?

Para explicar esta pregunta tengo que aportar un poco más de información. Lo primero tiene que ver con ese término un tanto incómodo (al menos en un contexto académico, universitario), espiritualidad. Cuando a finales de los 90 empecé a leer la obra de Gregory Bateson (Pasos hacia una Ecología de la Mente, Mente y Naturaleza), me vi atrapado por su noción de diferencia y pauta. Sobre todo esta frase de que la información es la diferencia que hace una diferencia (que notamos muchas veces mediante procesos de comparación, mediante los cuales construimos pautas o patrones complejos). Lo que hacía Bateson, entre muchas otras cosas, era explorar qué era esto que denominamos mente (traducido como espíritu) e incluso cómo surge la mente a partir de la materia. Más allá de los problemas con la traducción de "mind" (que por cierto ya fueron muy bien tratados por Tim Ingarfield en este post del 4 de mayo del 2011), muy conscientemente utilicé "espiritual" en vez de "mental" en el título, porque me interesaba entrar también en lo que connota espiritual para mí frente mental, al menos en castellano. Desde luego no es entrar en analizar concepciones dualistas inventadas (como entiendo que es lo que se conoce por alma o espíritu), sino explorar cómo el desarrollo va generando estructuras cualitativas cada vez más complejas, en su proceso de transformación sucesivo, que en este sentido emergen de la estructura anterior, pero la trascienden. En este sentido la mente trasciende la materia, ser conscientes de nosotros mismos (y crear una estructura que llamamos identidad) trasciende el meramente ser conscientes del mundo que nos rodea (reaccionando al mismo), lo que sería la diferencia en inglés entre conscioussness y awareness. Ser consciente de uno mismo y los demás trasciende el ser consciente únicamente de uno mismo, etc... etc... 

En definitiva, el término espiritual lo conecto con la vivencia inefable (difícil o imposible de expresar con palabras) que mueve a muchas personas a explorar qué es esto de vivir en un planeta y un universo como el que vivimos, durante un tiempo más o menos limitado, compartiendo dicha vida con otras personas y otros seres, con los que nos relacionamos y estamos intríncamente relacionados. Ser conscientes de esta relación y de nosotros mismos gracias a esta relación, e incluso de cómo nos transformamos gracias a estas relaciones, es algo que subyace mi idea de espiritual. En sí nada nuevo y que desde luego ha sido explorado por todas las grandes tradiciones espirituales desde aproximadamente el siglo VI antes de Cristo, hasta la actualidad. La obra de autores como Julian Jaynes y su libro "El origen de la conciencia en la ruptura de la mente bicameral", donde analiza la aparición de la conciencia y su evolución, analizando restos arqueológicos de civilizaciones antiguas, así como la evolución de ciertas grandes obras tales como el Antiguo Testamento o la Odisea (véase alguna otra reseña), o la obra de Karen Armstrong, especialmente "La gran Transformación" en su análisis del período denominado por ella como axial (momento en el que surgieron las grandes religiones: hinduismo, budismo, taoismo, judaismo, el pensamiento griego, etc...), pueden resultar muy útiles para contextualizar el proceso de construcción de un sentido de espiritualidad en el ser humano, en los últimos tres mil años. 

El tema es muy complejo, mucho. Una manera de operativizarlo, de poderlo trabajar sin perdernos en intelectualizaciones interesantes pero poco útiles para el día a día de cada uno, será concretando la relación estrecha que existe entre lo que denominamos conciencia y nuestro desarrollo mental y espiritual, sobre todo a partir de prácticas milenarias y muy actuales como es la meditación. Desde el trabajo de Francisco Varela "The Embodied Mind", empezó a estudiarse lo que se ha venido conociendo como "mindfulness o atención plena", entre otras cosas a partir del estudio de diferentes prácticas meditativas. Otros autores en esta línea son por ejemplo Susan Blackmore (y su libro del 2011 "El Zen y el arte de la conciencia"). Desde luego este tema, sumado al estudio de la conciencia está siendo ampliamente tratado desde una perspectiva psicológica y neurofisiológica (ver también por ejemplo Gazzaniga (2011) y su obra, Who’s in charge, Damasio (2010) y su obra Self to mind). 

Durante cinco días exploraremos ante todo cómo cada uno se relaciona y construye en potencia (o de manera más o menos inmanente) una idea de espiritualidad. Trataremos de concretar el espacio que dicho contexto de espiritualidad tiene en la vida cotidiana de cada uno, y sus posibles efectos o consecuencias. Ligaremos esto con las conclusiones de las últimas investigaciones sobre estos temas, aplicándolo al contexto de la educación y el cambio. Y desde luego trataremos de generar algunas distinciones que puedan resultar útiles a la hora incluir de manera más consciente esta dimensión a nuestras vidas. 

Para ello contaremos con la presencia de Xavier Iniesta y Eduardo de Grazia.

Xavier Iniesta es Consultor Sistémico y Master en Intervención con Developmental Behavioural Modelling (D.B.M). Profesor de yoga, meditación y mindfulness (atención plena). Ante todo ha sido un compañero en la formación con DBM en los últimos 12 años, con mucho que aportar en este campo del modelado del mindfulness. 

Eduardo de Grazia, es Licenciado en Psicología y Psicoanálisis. Miembro titular de la A.E.T.G (Asociación Española de Terapia Gestalt). Psicoterapeuta de la F. E. A. P. (Federación Española de Asociaciones de Psicoterapeutas). Para mi fue primero un formador en el Master de Terapia Gestalt Integrativa en el que participé desde octubre de 1998 a Junio de 2001, y posteriormente un terapeuta con quien explorar asuntos que requirieran un tiempo y espacio sosegados. 

Todos aquellos a los que les apetezca participar en el curso, nos vemos el lunes de 2 de Julio en la Facultad de Documentación.