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El viaje de Telémaco

Galimatías

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Hola a todos

Hoy es una de esas tardes raras. Me acerqué a la facultad a cuidar un examen, al que no se ha presentado al final nadie. Y entonces, me he preguntado, joder... ¿qué hago yo aquí?

Pues nada, para aprovechar me he puesto a revisar material del curso de verano que comienzo el lunes. Es gracioso, porque llevo meses preparándolo, dándole vueltas, pensando acerca de qué hacer. Y el momento se acerca, ya está ahí y me siento como un poco paralizado. Y tiene gracia porque se trata de un curso de emociones e identidad. Seremos unos 10, y eso implica que va a ser un curso intenso, vivencialmente intenso, algo que le va muy bien al contenido que trataremos. Y ahí estoy yo paralizado. También estoy tranquilo con la parálisis, aunque suene paradójico, porque sé lo que tengo que hacer, dejarme llevar.

Además, aparte de preparar y pensar sobre el curso, llevo ya unos días corrigiendo exámenes, ya dedicaré un escrito sobre eso. Me pongo a revisar y comentar exámenes para descansar de la preparación del curso, lo que también tiene su gracia. La verdad es que de momento me lo estoy pasando bien. Me gusta extender los límites de mis cursos. Las clases terminaron hace ya tiempo, pero el curso continúa aún. ¿Y dónde termina la evaluación? ¿dónde termina el aprendizaje? Generalmente estamos acostumbrados a pensar que al finalizar una tarea final, o un examen, ahí acabó todo. Qué lástima de pensamiento. Cuanta amnesia debe producir ese tipo de hábito mental que tantas veces hemos vivido, o eso creo yo. Es una disposición a cerrar, a que ya está todo hecho y dicho. ¿Y es así?

Pienso esto por varias cosas. Es curioso cómo a lo largo de este curso, algunos participantes del curso de verano del año pasado aún de vez en cuando iban haciendo conexiones o reflexiones. A veces porque yo les preguntaba, a veces espontáneamente. Ni que decir tiene que son las que más me interesan.

El viernes pasado estuve en Sigüenza, participando con Leonor, Lola y Benja en el seminario final del Master de Docencia. Me lo pasé muy bien, y tras escuchar las aportaciones de todos los profesores aplicando propuestas de innovación, pudimos reflexionar acerca de qué hacer a continuación. Una tarea de nuevo de reconocer límites y extenderlos o no. Innovar tiene mucho que ver con eso, algo que, cómo no, aprendí de John.

Y aquí estoy yo como un "outsider", coqueteando con los límites, consciente de los riesgos que implica. Por cierto, este lunes leí un par de artículos interesantes sobre educación en el especial de El País. En uno de ellos, un sugerente artículo con un título aún más sugerente: "La Universidad en tiempos del Nombre de la Rosa", se citaba la siguiente frase:

"Si quieres cambiar un cementerio, no puedes esperar gran ayuda de los que están dentro".

Me parece muy buena, sobre todo cuando el cementerio al que se refiere es la Universidad. Me parece que profundizar en el tema de la innovación, ser conscientes de nuestros límites al respecto y empezar a traspasarlos, es la única manera de cambiar en el cementerio en el que a veces nos encontramos.

Desde luego, la clase vacía en la que estaba hace una hora, es lo más parecido a un cementerio que he visto desde hace tiempo. Imagino que aún nos queda mucho por cambiar. Creo que la experiencia en Sigüenza la semana pasada fue un ejemplo de tratar de salir de ahí, pidiendo ayuda a algunos de los que están dentro, a los que felicito por su creatividad.

Un saludo

 

Alejandro

 

 

4 comentarios

Aure -

Hablando de Okupas....¡Hola¡
A veces, en momentos como el de ahora me asomo a "voyverquéveo" por tu blog y siempre aprendo algo, gracias por ello.
Te gusta lo que haces y lo trasmites contagiándonos a tod@s, que lástima no poder hacer tu curso. Ánimo y besitos para estos días.

Benja -

Hola:

Tengo que reconocer que cuando he visto mi nombre me ha sobresaltado el estómago pensando que habría hecho para merecer aparecer aquí y la verdad es que es por algo que a mí me encantó presenciar y que espero que se repita más veces.

Ese contexto de innovación, de la presentación de las tríadas de los profes se puede extrapolar a lo del cementerio, porque la innovación (tengo que decir que me acabo de quedar en blanco porque un gato ha intentado colarse en la sala donde estoy ecribiendo esto), iba por... ah sí la innovación es un proceso que a veces es tan lento que como diría mi padre "lo he visto más rápidos en el cementerio", y es algo tan lento en muchas ocasiones que parece que no se hace nada o se tiene esa sensación o la incertidumbre y las dudas que genera. (creo que debo escribir un blog sobre estas reflexiones)

Cada dñía estoy más seguro que me hubiera encantado tu curso, del cual estoy recibiendo buenas críticas de algunos okupas.

Un abrazo.

Benja

Laura -

Hola Alejandro
Qué pena que me voy a perder tu curso.
Creo que la frase que has puesto en rojo, que me parece muy buena también, podría aplicarla a una amistad que no va bien..., bueno, que gracias de nuevo por todo.

Alejandro -

Hola de nuevo

Se me olvidó mencionar el cierre presencial de HHSS, el pasado lunes. Fueron dos horas que se me pasaron volando. Gracias de nuevo a todos los que asististeis. Hablando de exámenes, fue todo un hito, aprovechar el hueco de un examen para comentar un programa de HHSS. Creo que dio bastante de sí, al menos para mí, y ya ve que también para muchos otros.

Me lo pasé muy bien.

Un saludo

Alejandro