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El viaje de Telémaco

Educación

Competence Day

Competence Day

Ayer fue un día dedicado a la formación basada en competencias. 

 

Por la mañana tuvimos la ocasión de asistir a la sesión de formación impartida por Johanne Goudreau, Vicedecana del Programa de Formación Continua de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Montreal. En las dos partes de su sesión, se presentó el programa de formación por competencias que llevan en su facultad desde hace ya unos 8 años, centrándose en dos cuestiones claves: (1) la evaluación de las competencias a partir del desarrollo y seguimiento de indicadores, (2) la creación y mantenimiento del programa gracias al liderazgo activo de un equipo de profesores que realmente creían en sus ventajas y fueron compartiendo su entusiasmo con el resto de los profesores.

Por la tarde seguimos trabajando competencias, pero esta vez mediante la tercera sesión del curso de Desarrollo de Competencias Cognitivas impartido por Tim Ingarfield. 

Desde luego dos maneras muy diferentes pero complementarias de tratar un mismo tema. 

Por la mañana se trató el tema desde un punto de vista organizacional, institucional, centrándose en instrumentos específicos y en cuestiones relativas a la estructura de los estudios e incluso de la roles de los profesores (con los roles de profesor, tutores y alumnos, con el ratio de 36 alumnos por tutor, supervisados por un profesor). 

Por la tarde profundizamos en una perspectiva mucho más subjetiva de ir construyendo un concepto de competencia a partir de la exploración (y organización) de la propia experiencia de los alumnos como docentes y aprendices (del curso). Ayer justamente se explicitó mucho la necesidad de generar información diferencial por medio de crear situaciones concretas que permitieran comparaciones sistemáticas y progresivas. 

La verdad es que fue un día de lo más completo. Difícil resumir aquí tantas ideas. Pero al menos me parece apropiado rescatar algunas de ellas y empezaré por el final. 

- Tim planteaba como se suele sobreestimar el impacto de actuaciones puntuales (de formación, de reuniones, etc...) complementado con la general subestimación del conjunto de actuaciones que se pueden concatenar a lo largo del tiempo. Me pareció bastante interesante esta idea. En ese sentido, estos dos cursos del programa de formación, los entiendo como parte de un proyecto de formación mucho más amplio, iniciado hace ya un par de años y que espero que siga desarrollándose en el tiempo. 

 

- Hablando sobre la evaluación de las competencias, me interesó mucho cómo Johanne explicitó que siempre que evaluamos (una competencia u otra cosa), no accedemos directamente al objeto evaluado, más bien tenemos siempre que inferir nuestra evaluación a partir de una serie de indicadores. Dicho proceso inferencial presupone siempre una interpretación, y como tal subjetiva. Que se explicitara que todo proceso de evaluación implica una interpretación subjetiva me gustó mucho, porque generalmente los profesores suelen temer ser subjetivos, al confundir la subjetividad con la arbitrariedad. Johanne añadió la idea de que la interpretación subjetiva tendría que ser también rigurosa y transparente. De ahí que compartir desde el principio los indicadores que se usan para llevar a cabo las evaluaciones, me parece no sólo un acierto, sino que una decisión ética. 

- Me llamó la atención que empleara cuatro niveles de competencia, desde el no suficiente, al suficiente, satisfactorio y muy satisfactorio. Las evaluaciones, en este sentido eran ante todo cualitativas. No se convertían en calificaciones numéricas hasta el final, primándose ante todo su potencial formativo (de cara al alumno). Esos cuatro niveles o grandes distinciones de niveles competenciales, me parece que es lo que la mayoría de los profesores suele realmente utilizar (más o menos explícitamente). 

- Esto es algo que exploramos sobre todo en el Master de Docencia Universitaria, cuando estuvimos en Sigüenza, concretamente el jueves por la tarde. Pero si lo pensamos e integramos la perspectiva de Tim con la de Johanne, no es difícil apreciar que cualquier profesor desarrollará un baremo que aplicará a la hora de evaluar a sus alumnos (lo desarrollará si confía en su conocimiento subjetivo del desempeño de sus alumnos y del suyo propio, claro). Es más fácil usar dicho baremo (lo que distingue cada nivel de competencia es información diferencial, no digital) que explicitarlo, pero es necesario hacer las dos cosas, para incrementar nuestro rigor y transparencia. 

- Por último me gustó en ambos casos que se recurra siempre a evaluar experiencias complejas, auténticas (en la medida de lo posible) desde un punto de vista integrador. Es decir, que en cada ocasión de evaluación se pueda tener en cuenta todas las competencias importantes en un programa educativo. Esto sólo es posible desde esa concepción denominada como "Segunda Generación de Competencias". Esto supone identificar números manejables de competencias (en el programa de enfermería de Montreal no había más de 8 competencias), dejando atrás los listados interminables y poco manejables de competencias a los que los libros blancos (y muchas guías docentes) nos estaban (mal) acostumbrando. 

 

Hay muchos más temas, pero al menos quería rescatar estos. 

 

Un saludo

 

Alejandro

Desde el Sahara

Desde el Sahara

Hola a todos

 

Llevo demasiado tiempo sin escribir. Y han pasado demasiadas cosas desde el último post. No sólo terminó el primer cuatrimestre, con sus clases, las lecturas de los blogs, las lecturas de las autoevaluaciones, las calificaciones, los correos… Además, en estas tres últimas semanas he tenido tiempo de visitar dos países diferentes y tener dos experiencias de formación francamente interesantes. Ahora, de hecho, aún me encuentro en uno de esos países. Escribo esto, esta mañana soleada de viernes, desde un aula del Campamento Saharaoui 9 de Junio, en los territorios libres de la República Sarahoui. Un desértico enclave entre Argelia y Marruecos. Una zona austera, dura pero muy hermosa y única a su manera.

 

Llegué aquí con un compañero de la facultad, Jose Juan, para trabajar con futuros profesores de secundaria. Son profesores de primaria que pronto empezarán a dar clases de secundaria. Llevamos una semana trabajando cuestiones relativas a la Psicología de la Educación, la Psicología del Desarrollo y la Psicología Social. Escribiré más en breve sobre algunas cuestiones que hemos trabajado.  

 

Esta experiencia está resultando muy interesante para mí. Pero es que hace tres semanas, viajé a Guinea Ecuatorial, a la ciudad de Malabo, para dar otro curso, esta vez a profesores de Universidad. En ese caso, me centré más en cómo dar formación basada en competencias, adaptados a estudiantes de universidad. Convivir con los guineanos, explorar las calles de Malabo, sorprenderme ante la belleza de sus bosques tropicales, probar frutos que no había probado nunca. Fue una experiencia muy interesante.

 

Ahora no sólo dispongo de mi experiencia en Guinea, sobre la que también quiero escribir un post, y de la experiencia en el Sahara. También dispongo, y es algo igualmente valioso si no más, del contraste entre ambas experiencias. Qué diferente una cultura de la otra. Es curioso porque en ambas nos podemos expresar en castellano, pero las cosmovisiones, el clima, las relaciones sociales, la situación política y económica, no pueden ser más diferentes.

 

Escribiré más sobre esto con más perspectiva.

 

Estos viajes explican mi retraso a la hora de corregir las autoevaluaciones y sobre todo mi retraso en no contestar y comentar con más detalle muchas de esas autoevaluaciones, que francamente me han encantado. Estoy muy satisfecho con el trabajo de este cuatrimestre, aunque para eso ya escribiré mi autoevaluación, que me lleva rondando ya varias semanas. El curso de primero de Educación Primaria y la asignatura de Psicología del Desarrollo, y el curso del Master de Profesorado de Secundaria y su asignatura de Aprendizaje y Desarrollo de la Personalidad, han sido de lo más sugerentes y estimulantes este curso. Poder además, tener la experiencia de trabajar temas similares en dos contextos tan diferentes como Malabo y el campamento saharaoui 9 de Octubre, a unos kilómetros de Rabuni (y a 3 kilómetros del lugar donde secuestraron a varios cooperantes internacionales hace unos meses), es la mejor manera de finalizar un cuatrimestre tan intenso como éste. Además hubo otras asignaturas en el Master de Docencia Universitaria, sobre las que quiero escribir.

 

Pero esto será a partir del próximo sábado, cuando regrese. Hasta entonces aún me queda bastante por hacer aquí, algo que desde luego quiero aprovechar. 

Sobre los blogs

Sobre los blogs

Llevo como una hora poniéndome al día con los nuevos blogs, y quería compartir que estoy impresionado (llevo un rato dándole vueltas sobre qué adjetivo usar aquí, y me quedo corto con esto de impresionado). 

Hace un mes estaba con el dilema de si proponer esto de los blogs o no. Quiero decir, el dilema de proponer que los alumnos de mis dos asignaturas principales de este cuatrimestre, Psicología del Desarrollo (en Educación Primaria) y Aprendizaje y Desarrollo de la Personalidad (en Educación Secundaria), tuvieran o no un blog a la hora de poder expresarse, relacionarse, elaborar lo que vamos haciendo, reflexionar, etc... etc...

Al final resolví el dilema apostando por los blogs, como siempre entendiéndolo como una opción personal libre. Y estoy ahora mismo impresionado. Utilizo Google Reader (una de las aplicaciones de Google) para gestionar su seguimiento, y llevo una hora actualizándolo. 39 blogs en Aprendizaje y Desarrollo, 19 blogs en Psicología del Desarrollo. 

Lo que más me impresiona no es la cantidad (que desde luego me llama la atención), sino la calidad de lo que estoy leyendo. Y desde luego, también, constatar cómo poco a poco todos vamos escribiendo, comentándonos, relacionándonos por aquí. 

En todo este tiempo que no había escrito, no lo había hecho, simplemente porque estaba ocupado escribiendo en otros blogs. 

Como escribimos Carmenchu y yo hace un par de años en nuestra comunicación "Blog para unos, blogs para todos", cada uno tiene su espacio personal, pero todos compartimos nuestro blog y el de los demás. Bueno, o lo iremos viendo. Poco a poco... esto no acaba más que empezar. 

 

Un saludo

 

Alejandro

Ángel Llorca y una Educación Posible

Ángel Llorca y una Educación Posible

El pasado viernes 4 de Noviembre fui por la tarde al Círculo de Bellas Artes, para asistir al estreno del documental: "Ángel Llorca: el último ensayo". Varios motivos me impulsaron a ello. Primero y principal, una de las personas que presentaba el documental era una compañera de mi departamento, la profesora María del Mar del Pozo, Catedrática de Teoría e Historia de la Educación. Como me gusta organizar eventos, sé cómo se agradece tener entre el público personas conocidas, interesadas por este tipo de actos académicos, más allá de los espacios y tiempos habituales. 

El segundo motivo, consistía en mi curiosidad por conocer algo de esta persona tan importante en la historia de la educación en España, del que poco o nada sabía. En mi formación como psicólogo, no estudié, al contrario que los pedagogos, estudiantes de Magisterio o incluso los psicopedagogos, nada relativo a la historia de la educación, menos aún en España. Así que tenía la ocasión de aprender un poco sobre la Educación previa a la II República, y sobre todo previa a la Guerra Civil y al período que le siguió. 

El tercer motivo, no menos importante, nacía también de una curiosidad. Esta vez centrado en las ganas por ver la parte del documental que se había rodado en mi facultad (la facultad de Documentación), en el aula 4. Tengo muchos recuerdos asociados a dicha aula, situada en el primer piso. Es el aula donde me estrené como profesor en esta Universidad, en la que he impartido muchas clases, sobre todo en 5º de Psicopedagogía. Y en una de las escenas, me gustó mucho encontrarme con caras conocidas tales como a Esther, Paloma, Adelina, Borja, Gloria, David, Patricia, que actuaban como alumnos  en una supuesta clase de Marimar. Salían más alumnos, pero estos son los que recuerdo ahora. 

¿Y qué decir sobre este documental tan recomendable? Lo primero es que uno sale tocado tras verlo. Sorprende lo innovador que resultaba la manera de entender la Educación de Ángel Llorca y su equipo (siempre hay equipos de personas detrás de una personalidad singular, destacando a Justa Freire). Dicha visión innovadora de la educación, desarrollada en los años 20 y 30, consistía sobre todo en entender la educación de una manera muy integradora, vinculando las clases con los entornos naturales de los alumnos siempre que era posible (una manera de llevar a cabo concepciones actuales tales como el aprendizaje situado), atender más al proceso de aprendizaje (que resultara relevante, interesante) que a los productos de dicho aprendizaje, fomentar la creatividad y la autonomía, enfatizar una educación en valores por medio del fomento de la convivencia entre los alumnos, atendiendo especialmente a la responsabilidad y al cuidado de los materiales con los que se trabajaba. Apostar como una educación  inclusiva, que desde luego no concebía la separación entre alumnos y alumnas. Desarrollar una educación dialogada, en cierta manera muy similar a las discusiones socráticas, en los que un concepto se va desarrollando poco a poco, gracias a la conversación grupal sobre el mismo. La introducción de las nuevas tecnologías (del momento), sobre todo el cine y la grabación de vídeos centrados en las excursiones que se realizaban (que después servían también para enseñar), etc.. etc...

Todo esto fue interrumpido drásticamente por la guerra, (aunque siguiera momentáneamente en las colonias escolares, donde se daba cobijo y educaba a huérfanos de la guerra, en un clima de convivencia). 

El final del documental es duro, al exponer las represalias del bando vencedor, con la imposición de una ideología y la exclusión (incluso física mediante los fusilamientos) de muchos profesores que nunca más pudieron volver a ejercer su vocación. Resulta tremendamente bochornoso escuchar los informes de los tribunales que se crearon entonces para evaluar la idoneidad de muchos profesores.

Como decía, salí tocado de la exhibición. No sólo por recordar un final tan abrupto y violento como ése. También por pensar en la ocasión perdida para nuestro sistema educativo, que perdió unos cuantos años para volver otra vez a coger aire, en un proceso que no cesa, claro. Como decía la organizadora del evento, ni siquiera en la actualidad, se llevan a cabo proyectos tan avanzados como el mostrado en el documental. Y es cierto.

Ójala algún día logremos deslindar las ideologías de algo tan complejo y trascendente como es el proceso de educar. Sobre todo ahora que conocemos tanto, con base científicamente demostrable, acerca de qué funciona y qué no. Bueno, puede que sea un pensamiento un poco ingenuo.

Estaría bien que se proyectara en la facultad, habrá que animar a Marimar.

Un saludo

 

Alejandro